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"¡La puta que os parió!"

NOLITO METIÓ un gol y enojado gritó al graderío «La puta que os parió!». Supongo que de fallarlo diría «Viva la madre que os trajo al mundo». Lo de Nolito es caso de dislexia conductual, cabrearse donde tendría que alegrarse. Como si a usted le toca un premio del bonoloto de veinte millones de euros y se cisca en la madre que parió al presidente del Organismo Nacional de Loterías, en la del que acciona el bombo y en la del niño de San Ildefonso que canta el número. El gol de Nolito fue un churro. Un rebote del portero. Nolito lleva un tiempo sin rascar bola, fallando penaltis y marcando de cagallón. La afición silbaba y Nolito se molestó. Pobriño. Por esa regla de tres, el albañil al que su jefe de obra reprocha un ladrillo descolocado debería lanzarlo de cabeza al vacío. O un becario acuchillar a Pedro por sugerirle éste cambiar un titular. Nolito tuvo suerte. A Manolete le arrojaron un perro en descomposición por una mala faena. Y por arbitraje parcial, volaron en los sesenta en Pasarón trozos del hormigón de Preferencia. O sea que de existir carta de objetos arrojadizos, mucho mejor elegir silbidos. Podemos calificar a Nolito, metafóricamente, de muerto de hambre futbolístico. Fracasado en el Barcelona , donde jugó lo mismo que los recoge pelotas, Nolito venía de otro triunfal fracaso en el Benfica, club que lo desterró a Granada. Fue el Celta -y su afición- quien lo redimió del ostracismo y le dio de comer. Hasta ahí, no era nadie. La primera temporada Nolito se obsesionó con los postes y se empeñaba en estrellar remates contra ellos. Siete disparos. Como la obligación del delantero no es zurriagarle al palo, sino meterla en la red, Nolito rayaba la mediocridad como la rayaría un médico que cura medio menisco, media vesícula o medio infarto a un enfermo, pues en ese caso concluiríamos que el cirujano es un matarife al que hay que demandar. Sin embargo, en el mundo del futbol tirar al palo, que es fallar, se engrandece en una metáfora poco sostenible del éxito y le granjea al torpón fama de crack (y en la lógica con la que venimos operando, se la granjearía igualmente al médico que opera medio menisco, sana media vesícula o medio infarto, aunque luego la espiche el paciente). Encumbrado en sus fallos, el aquí homenajeado comenzó a subirse a la parra de las exigencias económicas y le mejoraron el contrato. Nolito se convirtió en un nuevo rico, amnésico respecto de sus orígenes y se apropió de un universo inacabable como el de Balaídos, un universo que se extiende desde el Lagares hasta la Citroën. Incluso Bigotón del Bosque tocó su aldaba para hacer relleno en las segundas partes y alinearlo, en las pachangas, con los suplentes. Pero Nolito ya se sentía Messi. Y entonces «la puta que os parió». Y la gente venga a aplaudir. Aquello por lo que satanizamos a cualquiera lo disculpamos a los futbolistas. Como un síndrome de Estocolmo. A ustedes no se les ocurre, en pleno éxito profesional, celebrarlo con su empleador diciéndole, cabreados «la puta que te parió, jefe». Ni a él agradecértelo, claro, sino abofetearte con la carta de despido. David Vidal le sugirió a Mami , que era el nombre futbolístico con el que pretendía triunfar un chaval (también manda carallo, ‘Mami’), que se identificase como Quevedo. Siguió su consejo y llegó al Atlético de Madrid. A Nolito alguien tendría que explicarle que su nombre artístico no da para ser Maradona . Y que sus cualidades futbolísticas son las precisas para triunfar en el Celta. Solamente. Lo digo en el sentido onomástico, en el futbolístico y como celtista. En el Barça sería útil para tensarle la pierna acalambrada a Neymar. O para hacer rico a un proctólogo por sanarle las hemorroides (el banquillo provoca abrasión del ojete). Llamarse Nolito y querer ser Maradona es como responder al nombre de Inocencia y ansiar una plaza de funcionaria en una prisión de mujeres. O Cándido y pelear por convertirte en inspector de Hacienda. Así que como a Nolito nadie en Vigo le recuerda que es mortal, lo intento yo. Que aficionado celtista sí pero me cuido mucho de pisar terreno de forofo ‘masoca’. El respeto y tal, Nolito. No morder la mano del socio que te da de comer. O sea que lo de la puta que os parió, no sé la tuya, Nolito, que seguro que no, pero la mía y la del resto, ni de coña tampoco. Rafa, el solista de ‘La Unión , lo explicó en una letra: «Si te deja la novia, te jodes». Pues eso mismo, Nolito, si te silba la afición.Nolito es un buen futbolista. A veces mete goles. Pero los goles, Nolito, no compran respeto.

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