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"¡Llámame, Mari Puri!"

A VER. Una cosa es que yo sea crítico con “Luar” y otra que un foráneo aproveche lo inconsútil de su guión para hacer, consciente o inconscientemente, escarnio del gallego, de lo gallego o de los gallegos. Por ahí no. Repito. Una cosa es que yo denueste un programa que me parece hortera y deslavazado y otra que cuatro mamacallos del foro se crean con derecho a reírse de nosotros. Como si morar en los “madriles” atribuyese patente de corso para elegir los payasos de quienes mofarse. Ni hablar. Les cuento. Jueves pasado a media tarde. Cadena radiofónica nacional. Programa de máxima audiencia y momento de la sección cachonda, esa en la que cuatro colaboradores ingeniosos divierten a los radioyentes a costa de lo que sea. Conduzco mi automóvil. Radio encendida y va y oigo mencionar el programa “Luar”, de la TVG. Levanto la oreja. La levanto porque en la capital todavía quedan tarugos que nos ubican en el tópico endémico, el mozo de cuerda y tal. El cateto lelo. La coña es que en “Luar” -dicen- se celebra un concurso. Miss vaca. Por cada provincia se elige una y de entre ellas, la campeona autonómica. La vaca más aparente. De acuerdo. Al guionista ocurrente -o a quien consiente la comparecencia de esos semovientes en un plató- habría que darles un honoris causa a la planicie encefálica. Eso y una patada en el culo más la carta de despido. Un certamen de mis Galicia Vaca con cuatro de ellas en un plató, a riesgo de que decidan aliviar sus oquedades intestinales parece más propio de la Semana Verde de Silleda que de un programa de entretenimiento. Pero con ser esto de traca, hostias, brothers, cortaos un pelín. Porque mirad. No fue tanto la mofa expresa, que sí, ni el tono burloncillo, que por supuesto que también como lo que quedó sugerido, o séase que los gallegos somos una reata de campurrianos. Que solo a nosotros se nos ocurre vestir de Noche de Fiesta a unas vacas. Y entonces que sacan al Gayoso y éste venga a explicarse. Que la vaca había sido importantísima en la vida del gallego, que garantizaba alimento en una economía autárquica, etc. Arreglándolo. Precisemos, Gayoso. La vaca fue importante, sí, pero para el gallego, para el asturiano y para el cántabro. Incluso para el suizo. Y sin embargo -que yo sepa- no hacen comparecer a las vacas, asturiano y suizo, en el Teatro Jovellanos o en la ópera de Zurich. Personalmente, sacar una marela de su medio, a riesgo de que se mande una bosta en prime-time con el pretexto de entretener al personal se me antoja de una zafiedad impropia de una televisión, pública o privada. Ahí atrás escribí un par de artículos metaforizando Madrid. Jugaba con algún recurso estilístico realzando la vida en las pequeñas urbes frente a las grandes ciudades. Me cayeron las del pulpo. Las del pulpo porque por ahí adelante anda, sin camisa de fuerza, mucho oligofrénico incapaz de avanzar más allá de la portada de un best-seller. Adoro Madrid. Ciudad acogedora. Para mí por encima de Barcelona que, si no la adornase el mar, se quedaría en polis mediocre. Pero esto va en gustos. En síntesis. Me gusta Madrid y, lo de las vacas en la tele, de Nobel. Hasta aquí. Pero ahora viene la conclusión. Si desde el foro quieren reírse de alguien, pues que lo hagan de su madre. Con algunas cosillas suyas tienen para sujetarse los huevos de la risa. Pero no con mi gente y con mi tierra. Lo dijo nuestra toliña excelsa y soñadora, una poetisa como la que jamás parió la centralidad “madroña” desde la que algunos se dedicaron, con obstinación digna de mejor causa, a hacer mofa de lo nuestro: deixade en paz os galegos. Porque en cuestión de risa hay para todos. Vuestros náuticos ridículos cuando las holydays, por ejemplo; vuestras pamelas cursis y pretenciosas o vuestras bermudas trasnochadas; vuestra hilarante superioridad de nuevo rico veraneante o ese comer berberechos como sustitutivo de la centolla, que “qué mariscazo me tomé en Sanjenjo, Mari Pili”; o vuestra estúpida acentuación, “llamamé, Mari Puri”, que está muy bien esto de que hubieses mamado de pequeñita. O sea que vamos a llevarnos bien. Que una cosa es que yo sea crítico con un programa nuestro de gusto dudoso y otra que vosotros, haciendo mofa de él, aprovechéis para reíros de nosotros. Como el padre que riñe al niño ajeno. Para reíros tenéis como producto autóctono al difunto Jesús Gil, al Albondiguilla o a Esperanza Aguirre, que son como cinco pelis juntas de los hermanos Marx. O sea que a reírse de lo vuestro. Que lo de retirar las vacas de las candilejas, ya se lo voy diciendo yo al Gayoso.

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