Quién iba a pensar que Pontevedra iba a estrechar lazos con Polonia. Pues para eso también ha servido la devolución de los famosos cuadros espoliados y la visita de los representantes del Museo y la Deputación al país centroeuropeo. Cinco periodistas locales acompañaron al vicepresidente provincial, César Mosquera; al director del Museo de Pontevedra y a los diputados María Ortega y Carlos Font. El viaje, me cuentan mis compañeros, tuvo de todo: una huelga de controladores aéreos obligó a desviar el vuelo para evitar sobrevolar suelo francés y un periodista que pensaron que habían dejado en tierra en varias ocasiones.
Por cierto, que para la ceremonia de restitución de las tablas me han dicho que hubo varias televisiones y radios nacionales polacas, que se retransmitió en todo el país, aunque los medios escritos nacionales no estaban invitados al castillo de Goluchow.
A pesar de todo, y de la reprimenda que se llevó algún compañero por coger comida reservada para el ministro polaco, la delegación pontevedresa no se quedó sin probar los típicos pirogis, ni la famosa sopa polaca o el vodka de cereza. El idioma ya es otra historia. Parece ser que el Polsky no acabó de cuajar en la expedición a pesar de los esfuerzos de la guía, Kateryna. De todas formas no sé sorprendan si oyen al vicepresidente o a alguno de sus diputados decir algo como ‘Dzień dobry’ (pronunciado ‘gin dobre’)... No es que esté pidiendo un copazo, está dando los buenos días en polaco.
Y aunque a quienes no tenemos ni idea de medicina, el siguiente título también nos suene a polaco, ayer se celebró en Pontevedra una jornada de ‘Ecocardiografía transtorácica práctica en críticos’, en la que participaron profesionales de varias comunidades autónomas.
Y no me puedo despedir hoy sin felicitar a todos los padres y a todos los Josés, Josefas, Pepes, Pepas, María Josés y demás. Pepa Pardo es un ejemplo, pero podría poner miles y miles.
