Opinión

Famosas y solidarias

Conchita con su chaleco. DP
photo_camera Conchita con su chaleco. DP

QUIÉN le iba a decir a Conchita que se iba a hacer tan famosa? No. No les hablo de Conchita Velasco, sino de la gallina que, con su chaleco reflectante, ha conquistado los medios de comunicación y las redes sociales. Después de que Diario de Pontevedra la lanzase al estrellato y de que una multitud de periódicos y televisiones se hiciesen eco en los días siguientes de la idea que tuvieron los responsables de Agrícola Seoane Moreira, de Ponte Caldelas, que decidieron encargar y probar en su comercio chalecos reflectantes para gallinas, la última aparición pública de Conchita ha sido en Luar, el mítico espacio de la TVG. El viernes pasado, el también mítico José Ramón Gayoso recibió en su programa al encargado del establecimiento pontecaldelano, Esteban Couso Omil, y a la famosa gallina con chaleco. En esta ocasión, Conchita compartió planos con el exjugador de baloncesto Fernando Romay y con los actores Serxio Pazos, Luis Iglesia, María Mera y Lucía Veiga, pero ni un aleteo nervioso dio el ave a pesar de estar rodeada de tantas caras conocidas. Se nota que no le imponen ni los focos ni el riguroso directo televisivo. Va a ser que tenía razón su tocaya Concha Velasco con aquello de "mamá, quiero ser artista".

Y hablando de artistas, la Xunta de Galicia ha felicitado a los equipos de las películas Ons y A illa das mentiras por los nueve y los cinco galardones recibidos, respectivamente, en la última edición de los Premios Mestre Mateo.

La conselleira de Medio Ambiente, Territorio e Vivenda, Ángeles Vázquez, se desplazó el pasado lunes a la isla de Ons junto al director y guionista del primer film, Alfonso Zarauza, y a la realizadora de A illa das mentiras, Paula Cons, para transmitirle su doble agradecimiento por contribuir a la dinamización del audiovisual gallego y por escoger el Parque Nacional das Illas Atlánticas como localización para sus historias.

Otra conselleira, en este caso la de Infraestruturas, Ethel Vázquez, estuvo ayer en Vilaboa con motivo del anuncio de la licitación de unas obras; pero no son las obras lo que quiero destacar en mi sección, sino el hecho de que Ethel venía justamente de donar sangre, algo muy necesario y que deberíamos hacer todos y todas de vez en cuando.

Hacía tanto calor, que la conselleira (todavía con la tirita en el brazo) bromeó un par de veces con que se iba a marear. Menos mal que al final mantuvo el tipo, y eso que los termómetros pasaron de los 30 grados, algo a lo que todavía no estamos muy acostumbrados en estas latitudes. No me extraña que las playas estuviesen a rebosar y que la gente tuviese que echar mano de abanicos y helados para intentar refrescarse un poco, porque ni siquiera a la sombra se estaba a gusto con estas temperaturas tan altas.

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