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Marisquiño, Netflix y bocadillos

David Regades, delegado de la Zona Franca, pudo probar las nuevas rampas de O Marisquiño. CEDIDA
photo_camera David Regades, delegado de la Zona Franca, pudo probar las nuevas rampas de O Marisquiño. CEDIDA

Y a no queda nada para las Fiestas de la Peregrina. Mi vestido está encargado y los zapatos ya empiezan a reclamarme: también tienen ganas de disfrutar de los conciertos que pronto tomarán nuestra ciudad. Sin embargo, no solo la Peregrina está cerca. O Marisquiño, el evento cultural y urbano del puerto de Vigo, calienta ya motores. Si bien Julio Verne no acertó con los coches voladores, quizás solo se confundió de vehículo: tengo ganas de ver a las BMX y los monopatines volando sobre las rampas del certamen. Monopatines, que no skates. Que yo, por lo menos hoy, soy de la generación del tebeo y no de la del cómic.

Quien ya probó las rampas, aunque no sé si con tanto acierto como lo harán los participantes de O Marisquiño en los próximos días, fue el delegado de la Zona Franca de Vigo, David Regades. A Danny León no creo que me atreviese a echarle un pique, pero quizás a Regades sí que podría ganarle. Tanto da. Soy más de que la adrelina me la den en Netflix y no de creármela yo misma.

Algo parecido, de hecho, quizás piense Rafa Domínguez. El popular, uno de los pilares del Tripadvisor pontevedrés, ha cambiado los restaurantes por la aplicación de contenidos audiovisuales: la adaptación del tebeo The Sandman -que no del cómic- realizada por Netflix le ha causado tan buena impresión que ha decidido recomendársela a todos sus seguidores en Twitter. Para comer, por lo menos, me fío bastante de su criterio. Veremos para Netflix. Si aquí también acierta, quizás hasta le pida una crítica para mi sección. Una buena, claro, que son las que me gusta pedir a mí.

Pero, chistes aparte -en realidad no es un chiste, más le vale dejarme en buen lugar-, también quería hablaros de un tema más serio. Uno que ocupa portadas y que ya conocéis, pero en el que no por eso hay que dejar de reiterar: los incendios siguen causando mella en Galicia y es doloroso ver todo el daño que están causando.

Lo que os traigo, no obstante, es la parte amable de esta desgracia: la solidaridad de la gente saliendo a flote en los momentos difíciles. Que quizás también tendría que salir en los que no lo son tanto, pero ese ya es otro tema y en nada afecta a la historia que os voy a contar. La Panadería Acuña de Ponte Caldelas también ha querido poner de su parte en esta lucha sin cuartel contra los incendios y anunció, hace unos días, que los cafés y bocadillos de aquellos que dedicaran su tiempo a extinguir las llamas corrían de su cuenta.

Un granito de arena que ayuda a construir montañas. Enhorabuena por la idea.

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