CADA FIN de semana que hace buen tiempo, me muero de envidia al cruzarme con todas esas personas que se nota a la legua que van a la playa mientras yo camino arrastrando mis pies hasta la oficina del Diario. Ellos van brincando felices con sus bañadores y sus chanclas, mientras yo me acerco cabizbaja a la calle Lepanto con mi libreta y mi grabadora. En fin. A estas alturas del mes de julio he llegado a la conclusión de que lo importante es pasarlo bien aunque sea trabajando. Miren a Antón Prieto, el responsable de Protocolo del Concello capitalino, que estos días está en Dinamarca (según dice por motivos laborales) pero aprovecha para disfrutar de todo lo que ofrece el país nórdico. Por lo visto, además de conocer la capital, Copenhage, y su preciosa arquitectura escandinava, Antón también ha hecho una paradita en Odense. No, Ourense no, Odense.
Seguramente a los madridistas les suena el nombre. No es para menos, teniendo en cuenta que en el año 1990 el Real Madrid le había metido una goleada al equipo de dicha ciudad en un campeonato de la Copa de Europa y, solo cuatro años más tarde, el Odense le devolvió la puñalada al conjunto blanco y no solo le ganó, sino que lo dejó fuera de la Uefa.
Bueno, que me desvío del tema. La moraleja de esta historia es que Antón Prieto está trabajando pero ello no le impide disfrutar y esa es la lección que tenemos que aprender los currantes.
Otro que tampoco está de vacaciones, al menos que yo sepa, pero aprovecha las tardes soleadas del mes de julio para ir a la playa y darse unos buenos paseos por la orilla es el portavoz municipal del Concello pontevedrés, Raimundo González. El pasado viernes por la tarde estaba en Areas (Sanxenxo) y casi hace un surco por la arena de tanto recorrer la playa de un lado para otro. Se nota que el edil está en plena forma.
