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Ligero como un mamut

Rodrigo Cota realizando ejercicio. DP
photo_camera Rodrigo Cota realizando ejercicio. DP

ADELGACÉ TRES kilos. Tres kilos y cien gramos, según Tanita, que es así como se llama la báscula inteligente de mi nutricionista, Lucía Vázquez. Ahora me siento ligero como un mamut. Mi estrategia de sembrar discordias entre el equipo no ha dado sus frutos. El fracaso ha sido absoluto. Están más unidos que nunca. De hecho han reforzado su alianza para sumar al complot a un nuevo miembro, Anxo, que es otro entrenador personal y cuya función de momento es enviarme mensajes con caras de demonios para hacerme la guerra psicológica. No sólo no me conocen. Por el contrario, me conocen perfectamente. Saben con quién se meten. 

Mi señora cree ahora que soy un orangután. Echo de menos los tiempos maravillosos en los que me trataba como a un sapo. Esta nueva etapa es humillante. A media mañana y a media tarde entra en mi despacho y me arroja un plátano. Luego se queda mirando cómo lo pelo y me lo como y al terminar se acerca y me da palmaditas en la calva mientras dice: "¿Quién se ha comido un plátano? ¿Quién? Buen chico, buen chico". El otro día la sorprendí tomando medidas en el salón y eso asusta. Sospecho que me quiere hacer una jaula. Estoy asustado. Compartí esa inquietud con mis hijos, que me dijeron que si mamá quiere hacerme una jaula lo más sensato es que me meta dentro y me comporte como un buen orangután, pues las alternativas, tal como ellos ven el asunto, son dos: que mamá me ceda al zoo de Vigo, o que me abandone en una gasolinera como hizo con su abuelo. 

Antonio Ventín, mi personal trainer, me sigue machacando. El miércoles me hizo caminar durante un cuarto de hora en la cinta a casi 3 kilómetros por hora. Eso no es normal ni es humano ni es nada. Cuanto más me ve sufrir más disfruta. Plantea mi vida en base a objetivos, como si fuera un vendedor de Vodafone. Hay ejercicios que hago tirado en el suelo: "El próximo objetivo es que te levantes sin ayuda", me dijo, como si eso fuera posible. Mientras me hace correr o andar en bici va midiendo mis calorías. El miércoles me dijo: "¿Ves? ¡Ya has eliminado una cerveza!". Así que al salir corrí al bar a reponerla. No debí hacerlo, lo sé, pero lo bien que me sentó no hay ejercicio que lo compense. De no haberlo hecho hubiera adelgazado todavía más. 

Solamente la cuarta parte del nutriplato está dedicada a los alimentos sabrosos

Rodrigo Cota en el gimnasio. DPLos plátanos saben a sugus de plátano. Yo no lo sabía. Los veía por casa y en los supermercados, pero no recuerdo haber comido un plátano hasta la semana pasada. Hay que decir que los productores de plátanos clavaron el sabor del sugus, aunque no su textura. El mundo de las frutas es muy amplio. Me lo contó la nutricionista, que me sacó una cosa que se llama nutriplato de Nestlé y es para enseñar a los niños lo que es una dieta equilibrada. Solamente la cuarta parte del nutriplato está dedicada a los alimentos sabrosos. El resto se lo llevan frutas, legumbres, hortalizas y esas porquerías.

Luego me explicó que aunque los tres kilos que he perdido representan un gran éxito, en mi caso se explican porque nunca había hecho ejercicio ni había comido según las proporciones del nutriplato de Nestlé y me dijo que soy un obeso androide. ¿A quién se le ocurrió ese término? Lo de obeso estoy dispuesto a admitirlo, pero lo de androide lo será el padre del idiota que acuñó esa expresión. 

En fin, todos los que trabajan para que adelgace se pusieron muy contentos al conocer el dictamen de la báscula Tanita y se felicitaban entre ellos y me felicitaban a mí como si en lugar de perder tres kilos hubiera parido trillizos. Todo se me llenó de mensajes de ánimo y el de la guerra psicológica me mandó muchas caritas de demonios, supongo que para que no me descuide. También me dicen que una vez que me acostumbre a una vida sana ya no seré capaz de dejarla. Dan ganas de ponerse a leer el Apocalipsis para ir acostumbrándome a un futuro en el infierno. 

Me dicen que una vez que me acostumbre a una vida sana ya no seré capaz de dejarla

Rodrigo Cota estirando. DPMi fuerza de voluntad, eso sí, es irresistible. No estoy dispuesto a convertir esto en la crónica de un fracaso. Hay apuestas. Los escritores Juan Tallón y Rafa Cabeleira se jugaron 20 euros. Tampoco es que estén dispuestos a arruinarse a mi costa, por lo que veo. Si las cantidades suben, eso sí, estoy hasta dispuesto a intervenir en el resultado, como esos de la liga francesa que detuvieron el otro día por vender partidos. 

Reconozco que me siento bien. Dice Ventín que eso es porque al hacer ejercicio mi cuerpo libera endorfinas, y que eso me hace sentir a gusto. No digo que no, pero cuando me dio el infarto me inyectaron morfina y me sentí en la gloria. Y no me costó esfuerzo alguno. 

He pensado una nueva fórmula para hundir al equipo: hacer que ellos engorden mientras me obligan a adelgazar. Esta semana que entra dedicaré todos mis esfuerzos a ello, aunque aún no he pensado en una buena estrategia. No será fácil, pero si las cosas que valen la pena fueran fáciles cualquiera las haría.

ASÍ ME SIENTO
Peso: 120 (diferencia -3)
Estados de ánimo:  Eufórico sin motivo
Forma física: Hercúlea
Expectativas: Demasiado altas
Pecado cometido: Cervezas varias

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