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Perdiendo el norte

UNA PAREJA de voluntariosos JASP, siguiendo los cantos de sirena de un ‘Españoles por el mundo’, llega a Berlín con la idea de formar parte del selecto grupo de emigrantes altamente cualificados. Su primer contacto con la realidad es un abuelo español que marchó a Alemania en los sesenta, y les explica lo que valen allí sus títulos universitarios y su alta estima de generación mejor preparada de la historia. El veterano emigrante es José Sacristán, único actor vivo de los tres que protagonizaban ‘Vente a Alemania, Pepe’, el referente de Pedro Lazaga injustamente tratado por esa conciencia de nuevo rico que quiere olvidar su pasado humilde.

Con ‘Perdiendo el norte’ podría parecer que nada ha cambiado en cuarenta años, ni en el país -repitiendo modelos de subsistencia de antes- ni en la comedia popular. Pero el diagnóstico es mucho peor. La película de Pedro Lazaga -con el choque cultural superado de españoles de boina calada y alemanas liberadas- se reía en la cara de un régimen en plena descomposición, con un Antonio Ferrandis mofándose, entre otros golpes bajos, del número oficial de turistas difundido por el gobierno franquista: «¿A cuántos han engañado este año?».

Nacho G. Velilla pasa de puntillas por todo el desastre económico español y saca las conclusiones de un anuncio de Campofrío; aquel que defendía que estábamos en la lona pero, ¡eh!, seguimos haciendo los mejores chorizos. Los guionistas de ‘Aída’ y ‘7 vidas’ pretenden marcarse un ‘Ocho apellidos vascos’ con una comedia romántica, blanca en su variante cómica y rosa en su pétrea estructura de romance cinematográfico. Y en este proceso, la crisis, la emigración y el desempleo se interpretan como esa máxima falsa de que en chino todo significa oportunidad.

‘Perdiendo el norte’ proyecta una Europa hecha a escala del imaginario español, donde los alemanes, los turcos o los chinos no nos entienden, pero nosotros, con picaresca y desparpajo, somos capaces de traerlos a nuestro terreno.

Solo el personaje de Javier Cámara, un padre de mediana edad al que desahucian de su casa, se sale del raíl de la tranquilidad y libera una tensión que le lleva a recomendarle a su hijo un último acto de rebeldía.

Pero el discurso de Javier Cámara es más un ‘deus ex machina’, que posibilite el final romántico a la carrera, que un auténtico puñetazo en la mesa de nuestra conciencia colectiva; un riesgo demasiado atrevido para una comedia que, en el fondo, no quiere romper la magia de ‘Españoles por el mundo’.

Título: Perdiendo el norte
Director: Nacho G. Velilla
Reparto: Yon González, Julián López, Blanca Suárez.
Calificación: 1/4

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