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Poltergeist

CUANDO SE estrena el remake de un clásico incontestable como 'Poltergeist', la primera cuestión a la que se enfrenta el espectador medio es resolver una pregunta básica: ¿por qué?. Normalmente es la primera y la última, porque al no encontrar una respuesta medianamente satisfactoria, se rechaza cualquier opción más ambiciosa de resolver el enigma. Pero lo primero siempre es entender la causa de que toda esa maquinaria costosísima arranque para desempolvar un clásico al que todavía se le saca una pequeña rentabilidad con los pases residuales de televisión. La respuesta más inmediata —y que suele convencer a los directivos que dan luz verde al proyecto es la de vender viejo material con ropa nueva a las generaciones que se lo habían perdido. Las siguientes ya no se las cuento porque tienen la misma base posibilista que esta.

La versión de 'Poltergeist' de 2015 actualiza en escuetos detalles el relato que se trae entre manos. La vieja 'Poltergeist' —como casi todo el cine de Steven Spielberg, y aquí ejerció de tiránico productor— representaba el fuerte lazo de unión entre unos padres viviendo en la América feliz de los ochenta, que se intensificaba en los momentos más duros de desafección familiar. Había algo de rutina conyugal en ese escenario tan spielbergiano de urbanizaciones residenciales, pero unos espíritus que se comunicaban con la niña pequeña a través del televisor y la secuestraban utilizando uno de los armarios como puerta al Otro Lado servían para reforzar el vínculo familiar. Además, la imagen icónica de la niña a escasos metros de la televisión canalizaba el terror ochentero a esa atracción infantil frente a la pequeña pantalla, frente a la caja tonta que en aquellos años ejercía de niñera, de circo y de escuela.

El nuevo 'Poltergeist' no encuentra asideros en los miedos contemporáneos, más allá del desempleo paterno. La pantalla de plasma simula el ruido de la vieja televisión de tubo, y el drone -único elemento actualizador del relato- funciona como mero recurso instrumental para que los cazafantasmas consigan ver lo que ocurre en el Más Allá.

Mientras la personalidad de Tangina es reformulada en un médium con atracción por la fama multimedia, el terror de casa encantada —que actualizó 'Poltergeist' con tanto acierto— se reduce a una repetición de las escenas que la hicieron célebre, dando una sensación de lista de tareas que hay que cumplir. Pero la pregunta fundamental sigue sin poder responderse al final de los títulos de crédito.

Titulo: Poltergeist.
Director: Gil Kenan.
Reparto: Kennedi Clements, Sam Rockwell, Rosemarie DeWitt.
Calificación: 1 / 5

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