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Y de repente tú

EN EL PROCESO de deconstrucción del género que está explorando la Nueva Comedia Americana, las cómicas están llamadas a protagonizar su renovación más estimulante. Judd Apatow ejerce de cazatalentos, de ojeador de promesas, pero no sólo para sacar a las cómicas del circuito cerrado de clubes ‘stand up’ y canales de televisión por cable, sino también para situarlas en el centro de sus películas y darles una responsabilidad que no tenían. Amy Schumer, guionista y protagonista de ‘Y de repente tú’, es una Lena Dunham para un público más amplio. Ambas comparten objetivo: ejercer el contraplano de la comedia masculina hegemónica. Si Apatow fue abanderado del declive de una identidad masculina en pleno proceso de demolición, Schumer y Dunham aprovechan los boquetes abiertos por Kristen Wiig, Melissa McCarthy, Tina Fey y Sarah Silverman para construir autopistas de cuatro carriles sobre una feminidad desprejuiciada. Dunham desde el ‘indie’; Schumer desde el ‘mainstream’.

En ‘Y de repente tú’ hay una escena que explica que este relevo se va a hacer a las bravas. La pareja protagonista (Schumer y Bill Hader) pasea su amor por Nueva York mientras suena de fondo ‘Rhapsody in blue’. Los enamorados terminan sentados frente al puente de Brooklyn con el mismo encuadre que el cartel de ‘Manhattan’, pero a Amy se le oye decir: "Aquí es donde Woody Allen conoció a Soon Yi", mientras baja la cabeza a la entrepierna de él.

Schumer dispara en varias direcciones, casi todas ‘sancta sanctórum’ de la cultura pop masculina. ‘Y de repente tú’ comienza como una representación bufa de ‘50 sombras de Grey’ donde los papeles están cambiados. Ella es la que tiene interiorizada la enseñanza paterna de que ‘la monogamia es un mito’ y, por tanto, rehuye el compromiso. A Amy le encargan entrevistar un médico deportivo de éxito para una revista masculina. Las propuestas de artículos a la GQ se agolpan en la reunión comandada por una Tilda Swinton excelsa. "No soy gay, ella es aburrida", "¿Eso son tetas?", "El sexo anal, prueba y verás", e investigaciones sobre si el ajo hace que el semen sepa distinto.

Pero Apatow modula en el final ese tren sin frenos al que alude el título original, y la monogamia emerge como mito indestructible en la comedia romántica de multisala. Sobre todo si la protagonista se presenta como una mujer independiente, soltera y con un nulo espíritu maternal.

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