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El despegue de los drones

PRÁCTICAMENTE APLICABLE a cualquier orden de la vida, quien aborda un proyecto puede equivocarse. Pero, desde luego, quien nada aborda está equivocado desde el minuto uno. Por eso, en estos tiempos de zozobra y crisis, cobra especial relevancia abrir espacios, como en el fútbol, e intentarlo una y cien veces para no tener que estar analizando y lamentando siempre las causas de la desindustrialización de Galicia. Si todo ello se cruza en un debate como es el de otro modelo productivo para salir de la crisis y su imperiosa necesidad de diversificación, toda apuesta que vaya más allá del textil, la automoción, el lácteo y la construcción naval puede llegar a cobrar especial relevancia para una economía como la gallega. Hablamos de futuro. De Rozas, las instalaciones aéreas de Castro de Rei. Y de drones.

Es el fuste de los grupos empresariales, de primer orden, que han pasado esta semana por las instalaciones lucenses del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) lo que da relieve a la iniciativa impulsada por la Consellería de Economía. Pero, desde luego, su interés responde a una expectativa cierta y fundamentada. Y que descansa sobre tres patas.

De un lado, la decidida apuesta de la Xunta por el proyecto, con 45 millones de euros sobre la mesa, con unos 10 millones ya invertidos entre Ministerio de Defensa y Administración gallega para modernizar las instalaciones, y otros presupuestados. De otro, un negocio, el de los aviones no tripulados, que ha generados grandes expectativas, como en su día las tabletas en el mundo de los ordenadores, y una carrera un tanto alocada que, vaga como es la legislación al respecto en Europa, ha obligado al Ministerio de Fomento a poner orden con un decreto provisional de regulación sobre uso, capacidades, acreditaciones y homologaciones para el empleo civil de drones. Y, por último, movilizados los recursos, ha tocado mover ficha ahora al propio Ministerio de Defensa, en este caso a través del INTA, que no es nada fácil.

Airbus, Boeing, Indra y Everis dan lustre al proyecto impulsado por la Xunta para Rozas

Especial celo centralizador ha tenido históricamente el instituto. Si en 2011, el Gobierno de Rodríguez Zapatero sentó las bases del cambio, anunciando la puesta en marcha en Rozas de un centro de experimentación e investigación aeronáutica, ahora el proyecto toma forma con nombres y apellidos. De sobra es conocido el especial empeño del titular de Economía, Francico Conde, durante estos meses. El centro de Lugo será, junto con la base de Hermosilla, en Huelva, la única instalación del INTA habilitada para este tipo de proyectos.

¿Y qué se le ha perdido en Lugo a gigantes paneuropeos como Airbus, multinacionales como Boeing y grupos sólidos como Indra o Everis, habituales contratistas del ministerio que dirige Pedro Morenés? Pues un proyecto que no pinta nada mal, más allá del dinero público en juego. Porque el de los drones es un mercado que nació anteayer, como quien dice, pero que abre de par en par una puerta al futuro en los cambios de hábitos de los ciudadanos. Sobre todo si hablamos de usos civiles, como los desarrollos que se plantean para Rozas. Y lo más destacable para el caso que nos ocupa, de tecnología todavía en fase embrionaria, hasta ahora con todo tipo de aventuras de singladura incierta.

Boeing, Airbus e Indra, por citar tres ejemplos, no son nuevos en esto. El gigante de Seattle, durante años el mayor fabricante de aviones comerciales del mundo, ya ha patentado drones incluso que se pueden recargar en el aire, a estaciones de energía, lo que les confiere autonomía ilimitada. Airbus, el consorcio europeo impulsado por Reino Unido, Alemania y Francia y en el que también participa España, lleva años pidiendo una legislación comunitaria sobre aviones no tripulados acorde con las demandas del mercado. Ambas compañías, la norteamericana y la europea, han centrado hasta ahora sus proyectos en este campo en dispositivos para actividades militares.

Nada que ver con lo que se baraja ahora para Rozas, a decir por el proyecto de la Xunta. De ahí que se abra otra expectativa más para las empresas. Y si algo destaca del proceso de concurrencia impulsado por Conde es el nada disimulado intento de que, al final, no sea solo una empresa la que lidere el futuro polo industrial y tecnológico, sino será una alianza de varias compañías, especializadas en sus ámbitos, las que piloten el proyecto. Economía también abre un proceso de mejora continua en el concurso, lo que denomina diálogo competitivo,para dar forma a la iniciativa. Una estrategia de adjudicación, en síntesis, que es innovadora en sí misma. Ahora solo queda por cerrar el círculo de los drones. En seis meses.


ANTÓN COSTAS. Un fichaje de peso para el equipo de gurús de Feijóo


VARIOS son los nombres que sobresalen en el sanedrín que acaba de crear la Consellería de Facenda, cuya misión es la de impulsar el debate e intercambio de ideas para dar forma al nuevo plan estratéxico de Galicia. Entre ellos brilla un catedrático, Antón Costas Comesaña, afincado en Barcelona y presidente del influyente Círculo de Economía, en el que tomó el relevo de Josep Piqué. Vigués en ejercicio, Costas se implica al fin en proyectos relacionados con su tierra, después de muchos años enrolado en otros proyectos y en otras latitudes. Junto a él estarán clásicos de la gran empresa (Roberto Tojeiro y Manuel Gómez-Franqueira), ejecutivos cercanos a Amancio Ortega (Antonio Abril y José Luis Vázquez Mariño) y savia nueva pero con trayectoria como Rosa García (Alcoa) o Santiago Lago (Foro Económico de Galicia). En total, doce gurús de los que se espera mucho. Sobre todo, ideas claras y verdades como templos.



RUBÉN BARTOLOMÉ. Una nueva etapa en Alcoa tras un año algo más que movido


SI algo tiene el nombramiento del nuevo presidente de Alcoa España es la gran ventaja de que conoce a la perfección el pulmón industrial del grupo, San Cibrao. Y eso es importante para Galicia. Por algo llevaba dos años de director general de la planta de la costa mariñana, tras haber pasado por Avilés. Rubén Bartolomé tendrá bajo su batuta las plantas de productos primarios (San Cibrao, A Coruña y Avilés) del grupo, tras un año en el que las subastas de los contratos de interrumpibilidad se convirtieron en un auténtico quebradero de cabeza para empresa y Gobierno. Bartolomé sustituye en la presidencia a Rosa García, gallega de A Mariña, que apenas ha estado unos quince meses en el cargo. Rosa García asume un puesto de nueva creación, en un momento de gran preocupación en el grupo por la entrada de aluminio de China en Europa. Todo son retos.



R está ahora mucho más lejos de Galicia


MANTENIMIENTO de la marca, de la estructura de gestión, de los equipos... ¿A qué nos suena? Un detalle se ha escapado esta vez. La sede social de R, tras su integración en Euskaltel, una adquisición pura y dura, desaparece y todo dependerá de Bilbao, donde tiene su base la operadora vasca. Plaza conocida. Allí también está el domicilio social de Itínere, la propietaria de la gestora de la Autopista del Atlántico, a su vez controlada por un fondo de inversión, Citi. Estamos en un mercado global y hace falta músculo para competir, dirán algunos. Cierto, pero no lo es menos que el goteo de fugas de centros de decisión se cobra esta vez, con la operadora gallega, una pieza importante. Mejor dicho, clave.

La venta de R, por mucha marca y mucho equipo de gestión que se mantengan, nos traslada a un tiempo nada lejano, unos cuantos años, en los que hemos visto cómo Unión Fenosa pasaba a manos catalanas, también el Banco Gallego, por ejemplo, y el Pastor se diluía en el Popular. Todos mantienen la marca, en una estrategia mucho más comercial que otra cosa.

Es cierto también que hace tiempo que el capital de R dejó de ser gallego, y ahora es otro fondo de inversión, CVC, quien toma las decisiones. De Londres a Bilbao, podría ser el resumen del viaje. Y aquí también sobresale de nuevo, pero por ausencia, el papel de las cajas. Fue Caixanova, con un grupo de empresarios y Unión Fenosa, la que levantó la operadora gallega. Ahora, Abanca, como heredera de la caja (todavía controla un 30% de R), pasará a ser accionista de la nueva Euskaltel, pero de forma minoritaria, testimonial. Fin del capítulo.

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