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El paso más serio de Alcoa

Sobran especulaciones y falta claridad en el camino de la venta que emprende la compañía

ALCOA se pone seria. Podrá jugar al despiste, que lo hace, pero parece que deja atrás aquellos faroles a los que tan abonados estaba cuando tocaba una subasta de bloques de megavatios por los servicios de interrumpibilidad, clave de su negocio debido a los costes de la energía, asunto crítico en San Cibrao, A Coruña y Avilés. De aquellos órdagos disfrazados de amenaza de deslocalización tan recurrentes en los dos últimos años hemos pasado a un nuevo escenario, inédito desde que la multinacional americana se hizo con Inespal, privatizada por el Gobierno de Aznar. Es la eventual venta de sus grandes activos en Galicia, con las plantas de Cervo como referente, que pueden seguir la senda de otras dos factorías del grupo, repartidas por Amorebieta y Alicante.

Al admitir que "se están evaluando todas las posibilidades" para "garantizar" el futuro de las plantas, Alcoa siembra otra vez incertidumbre, pero con un singular matiz: una oportuna filtración previa basta para encender las alarmas entre la plantilla, y sin más explicaciones, deja que las especulaciones ardan como una tea, un fuego difícil de controlar.

Alcoa es a la costa lucense lo que Citroën a Vigo, Inditex al "hinterland" de A Coruña o incluso Coren a Ourense y Navantia a Ferrol. Porque en San Cibrao está la joya europea del aluminio, vendida por el Estado español a Alcoa en 1998 por unos 410 millones de dolares, al cambio de época y moneda, algo más de 60.000 millones de pesetas. El cuaderno de venta de las fábricas circula entre fondos de inversión y grupos industriales internacionales desde hace meses, y a las visitas a las plantas se sumarán en breve las conocidas "due diligence" (auditorías de compra) cuando el proceso alcance su punto de madurez. Porque no se venden fábricas, sobre todo cuya viabilidad depende de los costes energéticos, y por tanto, del regulador, en cuestión de semanas.

Sin embargo, conviene establecer un matiz radical a la hora de valorar alternativas: en nada tiene que ver el papel que puede desempeñar un fondo de inversión como propietario de las fábricas de Alcoa con la estabilidad que puede ofrecer un grupo industrial si finalmente se hace con las plantas. Sobran los estudios que apuntan a que la permanencia media de los fondos de capital riesgo (el negocio del "private equity") en el accionariado de las empresas que adquieren no pasa de los cinco años. Ejemplos de sobra tenemos en Galicia, con CVC y la operadora de cable R, por citar un caso, que clavó esos cinco años (2010-2015), obtuvo mientras tanto jugosos dividendos y se decidió finalmente por generar plusvalías optando por lo que en la jerga financiera se denomina "dar el pase" a la inversión. Por tanto, frente a esta alternativa es por lo que uno de los candidatos más firmes para la compra gustas tanto entre los trabajadores y cuadro directivo. Y más si es conocido.

De Pittsburgh (Pensilvania) a Connecticut. De la sede mundial de Alcoa a la del holding Atlas, también norteamericano, que opera en España a través de Aludium y que se hizo en 2014 con las plantas de Amorebieta, Alicante y la francesa de Castelsarrasin. Es lo que tiene depender de centros de decisión que están en otras latitudes. Sin embargo, la venta de complejo de San Cibrao es caza mayor para cualquiera, en una situación muy diferente frente a las enjutas plantas de A Coruña o Avilés.

Una radiografía de urgencia. En A Mariña conviven la antigua Alúmina Española SA (participada en un 40% por el grupo Westminer Acquisition UK) con Aluminio Español SA. Esta última es el verdadero pulmón del grupo: desde 2013, la sociedad es cabecera de referencia de Alcoa para Europa y Oriente Medio en la actividad de comercialización por cuenta propia de aluminio primario procedente de diferentes unidades operativas del grupo, entre las plantas de Noruega, Islandia, Arabia Saudí y España. Aluminio Español cuenta con más de 700 trabajadores, declara un patrimonio de 329 millones, unas ventas de nada menos que 2.265 millones y un beneficio de 81,7 millones. Todo ello en 2014. Alúmina Española, por su parte, cuenta con algo menos de 500 trabajadores, unos ingresos de 380 millones y unas pérdidas en dicho año de 36 millones de euros. Vía Madrid, donde está el holding, todo el entramado societario europeo de Alcoa depende de Luxemburgo. Sea finalmente comprador o simple socio, lo cierto es que Alcoa acaba de abrir un camino que conviene transitar con serenidad y paso firme. Porque el grupo es estratégico para Galicia se mire por donde se mire. Y por las más de 1.500 familias que ahora ven su futuro con cierta zozobra. La especulación debe ser desterrada. Y ya. 

El Popular quiere ser dueño de su destino

EL Banco Popular, con el compostelano Ángel Ron al frente, ha optado por rescatarse a sí mismo. Frente a ese papel determinante que tuvo el Estado y Europa en el proceso de salvamento de la banca española durante la crisis, uno de los grupos financieros que no necesitaron ayudas públicas (PopularPastor), pero que salió tocado del envite, acude ahora al mercado para sanear su balance. Son 2.500 millones de euros los que pide a accionistas e inversores en una macroampliación de capital que se suma a El Popular quiere ser dueño de su destino la realizada, por mismo importe, hace apenas cuatro años. Del éxito de la operación depende el futuro de la entidad y su papel en una reordenación del mapa bancario que está cantada ya, y que hasta el Fondo Monetario Internacional (FMI) alienta.

Decisivos momentos los que atraviesa la banca española. Y el Popular, en especial, con una difícil digestión del ladrillo, en un momento en el que los márgenes de intermediación se esfuman y la devolución de las cláusulas suelo de las hipotecas golpea la cuenta de resultados. En el caso del Popular recorta 350 millones a sus beneficios.

Tras la venta del Pastor, la Fundación Barrié se convirtió en uno de los accionistas estables de la entidad presidida por Ron, pero ahora apenas retiene un 2,6% del capital. Todo apunta a que la institución no acudirá a la ampliación de capital proyectada, y su participación seguirá diluyéndose. La Fundación Barrié ingresa al año el doble por alquileres de las antiguas sedes emblemáticas del Pastor al Popular (unos 5,8 millones), que por los dividendos que le reporta ese 2,6%, que suman 2,8 millones. Galicia poco contará en este nuevo escenario.

ANA PASTOR, ministra de Fomento en funciones 
Un Gobierno en funciones, Reganosa y otra arbitrariedad


NO le ha quedado más remedio que dar la cara por una decisión más que controvertida que ha tomado el Consejo de Ministros, y en la que sin duda han sido claves tanto Luis de Guindos, que tras la marcha de Soria ha asumido la cartera de Industria, como Isabel García Tejerina, al frente de todo lo relacionado con Medio Ambiente. Y seguro que Ana Pastor, la ministra de Fomento, ha tenido que tragar saliva antes de hablar. Se apoya Pastor en "informes técnicos y jurídicos" para defender la decisión de un Gobierno en funciones de excluir "de manera excepcional" del trámite de evaluación de impacto ambiental al proyecto de autorización de Reganosa, tras dos recientes sentencias del Supremo. Hay quien habla ya de "auténtica golfería". Sin llegar a tanto, podríamos concluir que el imperio de la arbitrariedad se instala en un Ejecutivo que, al menos en Galicia, suma decisiones (Ence y Reganosa) más que cuestionables.

AMACIO ORTEGA, propietario de Inditex
Quince años de Inditex en Bolsa y un valor que se disparó


REPASAR ahora el folleto de Oferta Pública de Venta (OPV) de Inditex cuando comenzó a cotizar en Bolsa, allá por el 2001, supone acercarse a la realidad de una empresa completamente distinta. Quince años de vida bursátil han hecho de la compañía de Amancio Ortega el grupo de mayor capitalización. El crecimiento, con un desdoblamiento de acciones incluido, ha sido de un 700% en quince años, multiplicando casi por ocho el precio de sus acciones. La salida a Bolsa de Inditex hizo multimillonario a Ortega, a su familia y a sus directivos, pero también a unos accionistas minoritarios que creyeron en el proyecto, además de los empleaos de base. Inditex es gallega, y su propiedad también, tanto en lo que atañe a esos grandes accionistas como a los pequeños. Un recorrido bursátil que es un éxito y, por sí mismo, también resulta digno de estudio.

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