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Inditex resiste y gana

El frenazo en ventas y beneficios no empaña la solidez de un gigante en constante cambio

Sede de Inditex en Arteixo. EP
photo_camera Sede de Inditex en Arteixo. EP

CUANDO una empresa es capaz de incrementar sus ventas en los últimos cinco años en un 56%, su beneficio neto más de un 45% y su dividendo hasta en un 83%, estamos ante un caso de indudable éxito. Un escenario envidiable. Al menos, si nos quedamos con esos cinco años de análisis. Cualquier ejecutivo, por mirado que sea, compraría esos registros para su cuenta de resultados. Sin embargo, si se trata de Inditex, la compañía de mayor valor en Bolsa en España, todo es exigencia. Se podría resumir así: el grupo de Amancio Ortega tiene mal acostumbrado al mercado. Porque ha sido presentar sus resultados anuales y la respuesta en el parqué no se ha hecho esperar, con acusadas caídas de inmediato, a los pocos minutos de difundir el balance y la cuenta de 2018, a las que sin embargo la compañía ha logrado dar la vuelta a final de la semana, recuperando parte de lo perdido. ¿Por qué sucede todo esto con Inditex? Esa es la gran pregunta.

Las empresas, por lo general, suelen afrontar procesos de transformación o reestructuración cuando tienen el aliento de los problemas en la nuca, cuando todo se empieza a torcer, caen las ventas o el beneficio se resiente. Sin embargo, cuando se anticipan y afrontan una transición o un cambio de modelo para adelantarse y sortear con solvencia y tranquilidad los obstáculos del camino, el premio debería ser doble. No sucede así en el caso de Inditex y eso es lo que, sin embargo, llevan haciendo en Arteixo desde 2012: una transición tranquila propiciada en gran medida por el entorno, adaptándose y adelantándose en un mercado que no solamente es competitivo por definición, sino que está mudando al dictado del comercio online. La matriz de Zara, un gigante, no solo compite frente a sus rivales tradicionales (H&M, Mango, Primark, GAP o Uniqlo). También lo hace frente a nuevos jugadores que solo se mueven en la red: Asos, Zalando, Boohoo... Eso es lo que la Bolsa no parece premiar.

Es evidente que las ventas y los beneficios de Inditex registraron un frenazo durante 2018, como también sufrió la compañía en 2013, un año especialmente complicado. Sin embargo, también entonces siguió vendiendo más y ganando más. Ahora, lejos de los crecimientos de dos dígitos de otros ejercicios, a los que el mercado parecía tan acostumbrado, Inditex aumenta sus ventas a un ritmo del 3% y sus beneficios netos al 2%. Sin ir más lejos, un año antes, en 2017, los ingresos habían avanzado un 9% y las ganancias netas un 7%. De uno a otro ejercicio, si se descuenta el efecto del tipo de cambio, por un euro fuerte, también ha habido un retroceso.

Pablo Isla, el presidente, siempre templado, tira de un dato que en Arteixo es consigna: el margen bruto sobre ventas, que crece otro año más. Es revelador, porque se trata del indicador que refleja el beneficio directo de la actividad de la compañía, para entendernos, la diferencia entre el precio de venta de un artículo sin contar con el Iva y el gasto que conlleva su producción. En Inditex ese margen logra subir otro año más y se sitúa en el 56,7% de las ventas. La política de contención de costes, que sufren en gran medida los proveedores, y en estos momentos todavía más, es sin duda el arma que permite este avance.

Isla tiene un ojo puesto en el mercado, es decir, en la Bolsa, y otro en la plantilla, en su productividad. No se puede entender de otra forma esa decisión de incrementar la parte de beneficios que dedicará a partir de ahora Inditex a repartir dividendo, con un ‘payout’ que sube del 50% al 60%. La estrategia va claramente dirigida a contentar a los accionistas, no precisamente a Amancio Ortega, el mayor beneficiario de la decisión, y aguantar cualquier embestida bursátil venidera. Del lado de los trabajadores el cambio es sustancial: Inditex liga a partir de ahora los ‘bonus’ de los empleados a las ventas de cada tienda. Los beneficios del grupo ya no serán el baremo clave para medir la retribución adicional que se lleva la plantilla. A partir de ahora, las dependientas, por ejemplo, obtendrán el incentivo en base a objetivos de ventas de cada establecimiento. Presión, no, lo siguiente.

Inditex es un equipo de Champions League. Lo saben muy bien los 5.000 trabajadores que cada mañana acuden a Arteixo. Y también lo tiene claro el mercado, esa nebulosa que se esconde tras los pesimistas análisis de los bancos de inversión de esta semana. El grupo maneja tantos argumentos para poner en valor su modelo de negocio, en plena transición hacia la comunión entre las tiendas físicas y el canal online, como incomprensión se encuentra para lograr convencer de la bondad de sus resultados. En ese dilema está.

Siempre Ence, el comodín en elecciones

UN Gobierno en funciones, el de Mariano Rajoy en enero de 2016, decidió aprobar la prórroga de la concesión de Ence en Lourizán. Y un Gobierno que está de salida, el de Pedro Sánchez, respalda bajando los brazos en la Audiencia Nacional, a mes y medio de las elecciones, que se anule la concesión al grupo pastero y da un vuelco a la postura defendida por el PP. No parece serio esto de Ence en la ría de Pontevedra.

Perenne moneda de cambio electoral, ya sean generales, autonómicas o municipales, la presencia de Ence en Placeres es un recurrente asunto que divide a la sociedad, tanto gallega como pontevedresa, y de paso sirve para definir posiciones y salir a pescar votos cada vez que hay una cita con las urnas. En Ence lo saben muy bien.

Pero en esta ocasión, algunos elementos introducen más incertidumbre que nunca al conflicto. Por un lado, el asunto no solo está judicializado, sino que es el abogado del Estado quien está marcando su posición en la Audiencia Nacional y le está diciendo a un tribunal que la decisión de la prórroga "no fue conforme a Derecho". Todo esto ya no depende de maniobras políticas.

Por otro, Ence se ha tomado muy en serio esta vez el movimiento, el allanamiento del Estado. Y, siendo una empresa cotizada, entre las de mayor capitalización, ha hecho números del coste del desmantelamiento y el impacto del cese de actividad. Porque a estas alturas, todos sabemos que el traslado es una entelequia. Una operación así conllevaría cerrar una planta y levantar otra nueva. La compañía mira por su interés. Y no es solo el de los trabajadores de Lourizán. Están los accionistas, el mercado.

Francisco González ►Triste despedida la del presidente de honor del BBVA

LA culpa es del pianista. O sea que ya saben a quien disparar. Vaya carta de despedida la de Francisco González, en la que presenta su renuncia a la presidencia de honor del BBVA. Muy interesantes algunos pasajes, como cuando advierte de la presión mediática y política a la que ha estado sometido el banco. Viene a cuento todo esto del insostenible nivel que han alcanzado las filtraciones del excomisario Villarejo, cuyos servicios el propio FG contrató en su día. Esto lo obvia en la misiva dirigida al consejo de administración del BBVA. "Hemos sufrido una larga y continua agresión mediática derivada de las investigaciones policial y judicial, sobre un caso de gran repercusión periodística", dice FG. Un clásico: la culpa es de los medios. Algo bueno ha hecho el chantadino en los más de veinte años que ha estado al frente del BBVA. Y justo es reconocérselo. Pero a la luz de esta carta, su despedida no puede ser más triste. Y forzada.

Román Rodríguez ► Todo el poder para el titular de Cultura en la SA do Xacobeo

POCO ruido pero mucha enjundia en los recientes cambios en la SA de Xestión do Xacobeo, encargada de pilotar la cita de 2021. El movimiento estaba más que cantado, si se tiene en cuenta además la tensión interna de los últimos meses. Román Rodríguez, que desde el último cambio en la Xunta asumió Cultura y Turismo, será a partir de ahora el presidente de la sociedad pública, en sustitución de Nava Castro, que hasta ahora volaba sola en dependencia directa de Presidencia, como puede ser Emigración. Pero todo se torció para Castro hace unos meses. Y eso que introdujo cambios en los segundos niveles de la SA do Xacobeo con el objetivo de retener el control. Pero esta semana Román Rodríguez ha puesto punto final a esos desencuentros y ha tomado las riendas, no solo asumiendo la presidencia, sino colocando a su gente. Larga vida al Xacobeo.

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