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La lógica del aluminio

El jefe de Alcoa traza un prometedor escenario para el sector en plena venta de San Cibrao
La factoría de Alcoa. JM ALVEZ
photo_camera La factoría de Alcoa. JM ALVEZ

ESTAMOS ante un mercado más fuerte, que evoluciona para reflejar los problemas clave que enfrenta nuestro planeta. Tenemos la suerte de que el aluminio es una solución sostenible para ayudar a resolver muchos desafíos debido a sus cualidades inherentes. Es ligero, resistente, duradero e infinitamente reciclable. También estamos muy bien posicionados para satisfacer las demandas de nuestros clientes de productos generados de manera sostenible”. No son las palabras de un comercial que llama a la puerta. Es la intervención de Roy Harvey, CEO de Alcoa, durante la presentación de resultados de esta semana, que reflejan una sólida vuelta a los beneficios para la multinacional norteamericana. Hay más.

Harvey también tuvo tiempo para aludir a la evolución de los precios, radicalmente distinta hasta hace nada. Y a sus causantes. China en el horizonte. «Durante estos últimos meses», explicó el jefe mundial de Alcoa, «es obvio que el país con la mayor capacidad de producción de aluminio del mundo está trabajando para reducir su huella de carbono con impactos cada vez mayores en sus operaciones», reduciendo la sobreoferta que venía generando, lo que indudablemente redunda en unos precios más altos.

Alcoa, en síntesis, espera un 2021 «sólido» basado en la recuperación económica y una mayor demanda de aluminio en todos los mercados finales. En concreto, en el segmento de aluminio prevé un crecimiento de dos dígitos en las ventas de sus productos de La lógica del aluminio mayor valor añadido. Roy Harvey traza un prometedor futuro para Alcoa y para el propio negocio del aluminio. Y si todo esto es así para la compañía norteamericana, ¿por qué no para el futuro de San Cibrao?

Resulta evidente que quien se haga cargo finalmente de la planta de aluminio de Cervo se encontrará con un panorama radicalmente distinto al de hace algunos años. Siendo un sector cíclico, un dato lo dice todo: en julio de 2019, cuando se selló el traspaso de las plantas de Alcoa de A Coruña y Avilés a Parter (un año después procedería a su reventa), la tonelada de aluminio tenía un precio de 1.781 dólares, según The London Metal Exchange. Esta semana se situaba en los 2.328 dólares la tonelada en el mercado de futuros londinense.

Todo este es el sustrato sobre el que descansa el futuro de la planta de aluminio que Alcoa quiere traspasar a la Sepi. No es un oscuro futuro a corto plazo, precisamente. Y eso que los beneficios trimestrales presentados esta semana por la multinacional, que son consolidados, por desgracia también son perfectamente compatibles con los números rojos de San Cibrao. Sin la planta de Cervo, Alcoa ganaría todavía más.

La multinacional se encuentra relativamente cómoda en estos momentos en el proceso de negociaciones que mantiene con la Sepi. Porque es a Madrid a quien le toca mover ficha. Meridianamente claro está para todas las partes. Y el silencio invita de nuevo al vértigo si atendemos al calendario. Si, además, vemos a la ministra de Industria involucrada en la campaña madrileña, nominada ya a ser vicepresidenta económica si gobierna Gabilondo, pues todo se embarulla un poco más. ¿En qué tendrá la cabeza en estos momentos Reyes Maroto?

Para despejar la ecuación de la venta de la planta de aluminio a la Sepi no tenemos que ir muy lejos. Otra vez a Asturias, por ejemplo. Esta semana se ha vuelto a pedir la intervención temporal de A Coruña y Avilés por parte de la Sepi, que a su vez debería buscar un inversor solvente y a largo plazo, según lo que plantea el consejero de Industria asturiano. ¿A qué suena? La convergencia con la operación de San Cibrao parece evidente. Otra cosa es que las intenciones acaben en hechos.

Sin duda, ese escenario, el de salvar tres plantas en una a través de la reversión a Alcoa de A Coruña y Avilés, altera los tiempos y trastoca equilibrios hasta el punto de hacer peligrar la venta de San Cibrao. La Xunta lo tiene claro y ha pedido que se desliguen ambas maniobras. El proceso penal en la Audiencia Nacional lo enreda todo un poco más, y ha descolocado a la Sepi hasta el desconcierto. Alcoa, imputada como está, puede acabar respondiendo ante un tribunal por una venta de hace un par de años que está a las puertas de la reversión y que a buen seguro, de llevarse a cabo, también acabará en los juzgados. Un lío.

Y, sin embargo, como dice Roy Harvey, el aluminio tiene un luminoso futuro.

PABLO ISLA

Toque de atención sobre los fondos de reconstrucción

CUANDO presentaba sus primeros resultados como consejero delegado de Inditex, hace unos quince años, Pablo Isla no podía ocultar los sudores. La timidez le podía. Ahora, consolidado en la presidencia, sabe que es una referencia en el mundo empresarial dentro del panorama nacional. Y condición obliga. Es por ello que deberían ser bien atendidas sus prédicas cuando realiza llamamientos como el de esta semana, al pedir que se logre el mayor consenso posible en la ejecución de los fondos de reconstrucción europeos. «Va a ser importantísimo qué uso les demos a esos fondos y cómo se acompañan de las reformas que necesita la economía española para mejor su competitividad». Si lo dice Isla.

IÑIGO URKULLU

La opa sobre Euskaltel y lo indefendible

CUANDO un fondo de inversión superó la participación de Kutxabank en el capital de Euskaltel se estaba anticipando un futuro que ahora se consuma. Con la opa de MasMóvil, el arraigo al País Vasco de la operadora dueña de R solo se le supondrá a partir de ahora. Es lo que intenta Iñigo Urkullu, que se agarra a lo que sea para defender las bondades de la operación y lo positiva que resulta para Euskadi. A Urkullu le sucede ahora lo que en su día a Núñez Feijóo con la venta de R a otro fondo, CVC, recién llegado a San Caetano. En esa ocasión, la permanencia del equipo directivo supuso ciertas garantías de galleguidad, que se desdibujaron cuando llegó Euskaltel y se hizo con el control de R. La vida.