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Zara es nombre de mujer

El papel emergente de Marta Ortega y los nuevos fichajes auguran otro tiempo en Inditex

EL TRABAJADOR tipo en Inditex es una mujer que no llega a la treintena. El 77% de su plantilla está formada por mujeres, con una media de edad de 28 años. Partiendo de esta premisa, se podría concluir de inmediato que el universo Zara se conjuga en femenino. Sin embargo, hay otros elementos que refuerzan ese papel, el de las mujeres, y que sientan en gran medida las bases del futuro de la multinacional gallega. Uno de ellos, sin duda, es la inminente incorporación a su consejo de administración de la baronesa Denise Kingsmill, una coleccionista de cargos en grandes empresas, miembro de la Cámara de los Lores por el Partido Laborista y una defensora a ultranza de la igualdad de género, algo que no puede pasar despercibido.

La nueva consejera ocupará el sillón, paradójicamente, en un órgano con abrumadora mayoría masculina. Flora Pérez Marcote, esposa de Amancio Ortega, es la otra mujer en un consejo integrado por ocho hombres. En la comisión ejecutiva del grupo, de otros siete miembros, no hay presencia de féminas. La composición de la cúpula de Inditex podría llevar a engaño, ya que un peldaño más abajo, en la primera línea ejecutiva, sobresalen mujeres, aunque lejos de la paridad. Inditex cuenta con directoras de cadenas como Oysho o Zara Home, así como en las áreas de logística y recursos humanos.

¿Será determinante en el futuro del gigante textil la incorporación de una baronesa defensora de los derechos de la mujer, que al fin y al cabo sustituye a otra consejera, Irene Miller? No lo parece. Sí lo será, en cambio, la irrupción de otras mujeres. Una de ellas, desde el pasado mes de marzo, parece eclipsar a cualquier otra. Se trata de Marta Ortega, la benjamina del fundador de Inditex. Mucho más allá del protagonismo que asumió en la celebración de los ochenta años de su padre, el papel de Marta comienza a ser objeto de especial seguimiento dentro y fuera del grupo. Comenzó con su incorporación como vocal al patronato de la Fundación Amancio Ortega, el pasado mes de octubre.

En un tránsito cromático de cara a la opinión pública, Marta comienza a saltar del rosa del cuore al salmón de las páginas de la prensa económica, en la medida en que asume más protagonismo dentro del grupo. Lo hace aceptando un complicado rol, el de heredera de la segunda fortuna del mundo, aunque lejos todavía del papel de sucesora. Propiedad y gestión, en este caso, corren casi en parelelo, con Pablo Isla afianzado en la presidencia ejecutiva. Porque Inditex no deja de ser una gigantesca empresa familiar con más de 150.000 empleados de noventa nacionalidades diferentes.

La presencia de la mujer de Ortega en el consejo de administración, en representación de las sociedades patrimoniales del fundador de Inditex, sin duda facilita las cosas a Marta. Y todo parece indicar que el siguiente paso, a medio plazo, será la incorporación de la benjamina a ese mismo órgano. Mujeres ha tenido y tiene Inditex. Entre ellas, otro nombre que está llamado a escribir parte de ese futuro: Sandra Ortega Mera, hija del primer matrimonio del fundador y titular, tras el fallecimiento de Rosalía Mera, de algo más del 5% del capital de la multinacional. La búsqueda del equilibrio en la propiedad sin duda será determinante, y de ello se encarga, según diversas fuentes, el propio Amancio Ortega desde 2013, cuando falleció su primera mujer. La hija de Ortega y Mera, una perfecta desconocida para la opinión pública, se mantuvo en el total anonimato hasta el entierro de su madre, cuando trascendió su primera imagen pública.

Sandra y Marta tienen en común poco más que el apellido paterno y un porvenir ligado a Inditex. Junto a Marcos, hermano de la primera, con una discapacidad, son las herederas de Amancio Ortega, que controla algo más de un 59% de la primera multinacional textil española. Hasta aquí lo que les une, porque sus trayectorias vitales marcan caminos opuestos. Presente y futuro de Inditex se escriben, pues, en femenino. Otro ejemplo, lejos de los nombres propios. Ocho de cada diez euros que ingresa el grupo los aporta Zara, frente a las otras siete cadenas. La marca franquicia, que dio origen al grupo, tiene a su vez en líneas como Woman, Basic o Trafaluc sus grandes bazas comerciales. Todo parece premeditadamente dirigido hacia el público femenino, tradicional consumidor de moda. Así creció el grupo. El recurso fácil dice que en Arteixo no suelen dar puntada sin hilo. Y la presencia de las mujeres es y será determinante en este nuevo tiempo que parece prepararse en la multinacional gallega.

Portugal y sus oportunidades perdidas

SIEMPRE tan cerca pero a la vez tan lejos, poca atención suscitan los problemas de Portugal a este lado del Miño. A pesar de lo determinante que resulta para Galicia todo lo suceda en el país vecino. Es por ello son de agradecer vivos análisis como el firmado por el profesor Francisco Carballo-Cruz, de la Universidade do Minho, que acompaña el último informe de coyuntura del Foro Económico de Galicia, un laboratorio de ideas que comienza a mostrar cierta sensibilidad hacia la economía lusa. Un primer acercamiento al análisis de Carballo-Cruz indica que el programa de asistencia económica a Portugal (2011-2014) permitió mejorar su situación presupuestaria (generación de excedentes primarios) y sus cuentas externas, alcanzando superávits, pero acabó por tener un muy escaso recorrido en cuanto a las reformas estructurales pendientes. Fue, por decirlo de algún modo, otra oportunidad perdida.

¿Y a qué riesgos se enfrenta la economía lusa en los próximos meses? El analista lo tiene claro: el desequilibrio en las finanzas públicas, las debilidades e inestabilidad del sistema bancario, las sanciones europeas por incumplimiento del déficit y la situación política doméstica conforman los ejes sobre los que incide el análisis del Foro Económico. De un lado, el profesor de la Universidade do Minho da por hecho que el gobierno se mantendrá en funciones hasta finales de 2017, muy pendiente de los partidos de izquierda que le apoyan. Y, en cuanto a la banca, supuesto objeto de deseo de grandes grupos españoles, el estudio apunta a nuevas recapitalizaciones, que condicionarán la concesión de créditos

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