Blog

Angela Merkel

La atención que a esta mujer se le presta en la despedida habla de su peso en Alemania y en Europa
asdasdasd

Señor director:

Sin nombreAlemania celebra elecciones el próximo día 26. Después de 16 años en el poder Angela Dorothea Merkel se retira de la política. El adiós de la que fue calificada como la mujer más poderosa del mundo atrae, en un expresivo fenómeno, la atención dentro y fuera de su país. Con Merkel como protagonista se multiplican libros, monográficos en revistas y periódicos o programas especiales en televisión. La atención que se le presta en la despedida es un indicador del peso que ha tenido en Alemania y en Europa esta hija de un pastor protestante, doctora en química, que vivió en la Alemania del Este, la comunista, y que se incorpora a la política con 35 años.

Ana Carbajosa explica en ‘Angela Merkel. Crónica de una era’*, algo menos de trescientas páginas de amena y entretenida lectura, la trayectoria personal y política de esta mujer. Es lo más completo, documentado, entretenido e informativo, con hechos y datos contrastados en múltiples fuentes, de lo que como curioso sobre Alemania he visto, consultado o leído en las últimas semanas con el adiós de la señora Merkel. En muchas publicaciones en español que se ocupan de la poderosa política que se retira aparece la aportación de Carbajosa. Así sucede con un trabajo suyo en Política Exterior, en un número que no responde a lo que sugiere la portada cubierta con Merkel. El libro que le comento es el testimonio documentado, magníficamente estructurado, de cómo se construye un liderazgo, de cómo "una marciana", mujer, divorciada y del Este, acaba por imponerse en la CDU, la conservadora democracia cristiana alemana, dominada por hombres. Es «un retrato magnífico de una política excepcional» y un libro clave para comprender la Alemania de las últimas décadas para Javier Solana. Es un libro que sirve igualmente para comprender la Alemania que seguirá a las elecciones del próximo día 26. Está escrito en un lenguaje conciso, con numerosos testimonios personales de gente próxima en algún momento a Merkel.

Ana Carbajosa fue corresponsal del diario El País en Berlín , Bruselas e Israel. Del país hebreo escribió un didáctico y delicioso libro (‘Las tribus de Israel. La batalla interna por el Estado judio', RBA) que quizás sea una de las mejores aproximaciones que puede encontrar un lector en español para entender el laberinto político de aquel país.

Atípica

El liderazgo de Angela Merkel es ciertamente extraordinario tanto en su trayectoria, desde su incorporación tardía a la política, como por las materias y las circunstancias problemáticas en que se afirmó. Ha sido una política atípica: su imagen con el carro de la compra en el supermercado no responde a una pose fotográfica por interés de imagen, refleja su estilo de vida de estos dieciséis años en el poder, en los que siguió viviendo con su marido en el apartamento particular. Atípica igualmente en el ejercicio de la política y el poder: en el camino de éxito personal dentro de la CDU, la democracia cristiana alemana, donde era una intrusa, y en la evolución de sus posiciones. Decretó el apagón nuclear tras el accidente de Fukushima cuando había sido una defensora de las centrales nucleares como fuente de energía; abrió las fronteras de Alemania a los refugiados en un gesto humanitario y político sin precedentes, después de haber hecho llorar unos meses antes a una niña palestina que pedía quedarse en Alemania, donde estaba integrada; se mantuvo férrea en la política de austeridad en la crisis que siguió a 2008 —el austericidio— y, en un giro de 180 grados, defiende, con Macron, un histórico plan de estímulos en la UE para hacer frente al retroceso económico que trajo la pandemia; rompe las líneas de la democracia cristiana y en 2017 Alemania aprueba el matrimonio entre parejas del mismo sexo o, el pasado viernes, se declara ya abiertamente feminista. Había enviado varios mensajes en esa línea. Al inicio de su carrera política se pronunció contra las cuotas.

En la hora de los elogios no se pueden olvidar algunos otros apuntes. La gran potencia económica alemana presenta carencias en la renovación de las infraestructuras —las míticas ‘Autobahnen’ (autopistas) necesitan inversiones urgentes— o en la incorporación a la sociedad de la información para competir globalmente. Carbajosa cuenta cómo el fax y el papel siguen siendo en Alemania herramientas habituales de comunicación y de trabajo. Y la estabilidad política alemana, el gran objetivo y ejercicio desde el final de la guerra —la de las coaliciones y los consensos (La primera ‘Grosse Koalition’ es de 1966)— tiene ahora a la extrema derecha con representación parlamentaria, a una socialdemocracia (SPD) sin claro perfil definitorio o identitario, en buena medida como consecuencia de gobernar durante tres legislaturas con Merkel que le fagocitó buena parte del programa, y deja a una democracia cristiana(CDU) dividida por el pragmatismo y centrismo que practicó Angela Merkel y por la designación fallida —una votación con la extrema derecha— de Annegret Kramp-Karrenbauer al frente de la CDU. Merkel mantuvo un férreo cordón sanitario con la extrema derecha.

Confesión alemana

La presencia alemana dominaba en las aulas de los curas y jesuitas con los que viví años juveniles de estudio. Es una confesión personal que explica un añadido al interés por aquel país. Los buenos profesores habían pasado por Alemania. Recuerdo, como anécdota, al profesor Álvarez Bolado S.J., que según Eugenio Trías dejó impronta en los estudiantes españoles de filosofía, cuando nos decía en el aula, con la autoridad de un castellano viejo, "yo que he leído a Hegel en alemán…". Hay también una memoria vivida en Alemania. Medio siglo después visualizo la mañana en que bajé del tren en la estación de Stuttgart. Dos días después de haber salido de A Coruña y de haber comido en Hendaye el más sabroso croissant que recuerde. Me sentí perdido, absolutamente extraño, cuando por vez primera pisé tierra alemana. De los mensajes de la potente megafonía de la estación no entendía nada. Era un movimiento continuo de viajeros, trenes y policías uniformados de verde. Dónde y cómo tomar un billete para ir a Sindelfingen, mi destino, a quince kilómetros. No sé el tiempo que transcurrió hasta que a los tres estudiantes gallegos que viajábamos juntos una mujer española nos situó ante la taquilla que despachaba los billetes y nos condujo a la dársena de donde salía el autobús. Debía ser ya una estación intermodal. Regresé infinidad de veces a aquel país. Conocí allí a William, conté con su amistad hasta el final. Probablemente fue una de las mejores personas que encontré en toda mi vida. Alemania fue durante años el destino de las vacaciones familiares. Intenté que mis hijos aprendiesen su lengua. Creo que en coche, autocaravana, tren o autobús recorrí el país de sur a norte y de oeste a este. Siempre me he sentido acogido en la condición de Gastarbeiter (trabajador extranjero) en la barraca de una fábrica, como estudiante que hacía auto-stop o como turista que pudo ocupar habitación en el Bayerischer Hof de Múnich.

Desde cualquier paseo marítimo construido con fondos europeos, le propongo que expresemos un "Auf Wiedersehen, Frau Doktor Merkel", a la espera de respuesta a los interrogantes que se abren.

De usted, s.s.s.

*Carbajosa, Ana: ‘Angela Merkel. Crónica de una era’. Península. 2021

Comentarios