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Chimeneas en el recuerdo

El futuro se tiñe de negro cuando la vía funcionarial y las oposiciones monopolizan las oportunidades para los más jóvenes

SEÑOR DIRECTOR:
No sé si en ciencias sociales o en educación para la ciudadanía, o en ambas materias, los escolares gallegos deberían conocer la figura de Antonio Raimundo Ibáñez, fundador de la primera siderurgia integral de España a finales del siglo XVIII y fundador de algo tan emblemático para Galicia como la cerámica de Sargadelos. Estoy convencido de que es bueno para la "moral de país", de los jóvenes gallegos, el éxito de Estrella Galicia entre los consumidores de España. Por esa misma razón -generar moral positiva para la marcha del país- les deberían resultar familiares y hasta modelos nombres como el de Enrique Peinador, a quien el foro empresarial que lleva su nombre lo reivindica como un "hombre de acción y galleguista", los José y Antón Fernández que pusieron en marcha mataderos, Zeltia o Pescanova, o, aparcada a un lado la política y los juicios sobre el pasado con criterios del presente, la trayectoria empresarial y de mecenazgo de Pedro Barrié.

Sugerencia

Quizás el profesor Xoán Carmona, con mayor disponibilidad de tiempo ahora como emérito en la USC, podría dirigir manuales de estudio y docencia para que las nuevas generaciones y la ciudadanía en general tengamos conocimiento de la realidad histórica de la industria y la economía del país. Quizás se los podrían proponer y encargar desde alguna institución, tan proclives casi todas a editar a cuenta de los recursos públicos obras que solo redundan en el interés del autor. Libros que luego se pudren en los almacenes.

A Antonio Raimundo Ibáñez, el marqués de Sargadelos, título nobiliario que nunca existió según dicen, lo lincharon por afrancesado los enemigos del progreso económico, del pensamiento y de la autonomía de las personas. Permítame que introduzca aquí como un paréntesis este interrogante: ¿Qué fue realmente la llamada Guerra de la Independencia? La muerte de Ibáñez más que un apunte en la biografía de un emprendedor y exitoso empresario es un hecho relevante para explicar y comprender posiciones y comportamientos dominantes de reacción frente a la modernización en el país. La vida y la obra del marqués de Sargadelos la contó Alfredo Conde en "Azul cobalto" (Edhasa).

Lois CaeiroSeñales en el camino

Hubo unos caminos abiertos que nos recuerdan las chimeneas de ladrillo que el otro día veía en el abandono: salpican el paisaje en el margen derecho de la ría de Arousa. Serían industria de la conserva e industria cerámica de ladrillos y tejas. Los jóvenes deberían saber, por ejemplo, que en la Galicia interior y presentes por todo el país hubo pequeñas industrias transformadoras de la madera o que en casi todas las comarcas existió un destacado vecino, avanzado y generalmente ilustrado en el pleno sentido de la palabra que incluya una biblioteca, que montó pequeñas centrales hidroeléctricas y llevó la electricidad a las casas y a los negocios. Habría que contarles a los escolares de mis tierras de Sobrado, si es que quedan niños por allí, que en Présaras, al pie del Tambre, había industria textil o que en Teixeiro, donde se conserva una chimenea de ladrillo que es auténtico patrimonio histórico, hubo industria química.

No se trata de añorar ni idealizar el pasado. Eso sería parálisis. El imaginario del país no puede situarse en el pasado salvo para el pensamiento mítico. Sucede así demasiadas veces aunque el freno a la industrialización y al progreso se vista con ropajes de defensa del país. Pretendo decirle únicamente, señor director, que para construir el futuro no basta con liderazgos políticos a los que se pide visión y decisión para diseñar y aprobar políticas de transformación y aprovechamiento de los recursos. Para que este país se incorpore decididamente a la estrategia "por un renacimiento industrial europeo", que planteó la Comisión, entiendo que es necesario sembrar en la sociedad civil la apuesta por la iniciativa industrial. Hay que fomentar una sociedad civil que abra y demande caminos, que cierre los oídos a la demagogia que siempre se proclama salvadora, y exija a los dirigentes políticos rendir cuentas sin discurso vacío, como el que se dio y multiplicó en el tiempo para las tierras de Ferrol con la reconversión naval.

Raimundo Ibáñez, Peinador o los Fernández deberían ser trayectorias familiares para los jóvenes

Hacen bien los sindicatos ahora cuando piden, tras Meirama y As Pontes y las sombras que amenazan a esa comarca, "una transición energética justa". Transición energética que demanda cobre, que hay en Galicia si se permite explotarlo.

No vaya a ser que los grandes ajustes, como el de la construcción naval o el de la siderúrgica, pasen siempre factura a Galicia y a la hora de un nuevo ciclo de crecimiento como el que anuncian para estos años, al menos hasta final de la legislatura, y a la hora de las alternativas, como las baterías para los coches eléctricos, la decisión política mire únicamente en otras direcciones.

Industrias, fábricas, comercio

Los jóvenes, que ven algo más que nubarrones sobre sus oportunidades laborales en el país, aspiran con lógica y derecho a un futuro digno que les permita acceder a una vivienda y crear una familia, podrían respondernos con palabras del marqués de Sargadelos: "No puede sostenerse el progresar sino por medio de las industrias, fábricas, comercio y navegación, cuyos ramos son el poderoso agente de la industria, que es la primera, la más esencial e indispensable de las artes".

Algo se debería replantear una sociedad, como sucede con esta, cuando la vía funcionarial y la oposición a la función pública domina como única opción real las oportunidades de unos jóvenes y de que sus padres las apoyen como salida y seguridad.

Estos últimos días en Ferrol o en As Pontes se demanda industria. La crisis en Ferrolterra se ha cronificado en las últimas cuatro décadas. Sobre el futuro de la planta de Alcoa en A Mariña hay base para los temores. El futuro de Ence en Galicia, más allá de la decisión de la Audiencia Nacional sobre la continuidad o no de su actual emplazamiento en Lourizán, es otra incerteza.

En este contexto, como en cualquier otro, hay que fomentar, apoyar y reclamar la industrialización, con todas las garantías y exigencias necesarias, para asentar y traer población. Se opondrán quienes vieron —y ven aunque sea con excomuniones diferentes— un peligro en el afrancesado e ilustrado Antonio Raimundo Ibáñez. Levantaba industrias siderúrgicas, cerámicas y activaba las relaciones comerciales y con ello la sociedad. Los caminos de futuro se construyen con aprovechamiento de recursos y acciones como Sargadelos, Estrella Galicia, Inditex o Coren.

De usted s.s.s.

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