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Indigestión política

Saber quién miente y quién cuenta la verdad tiene desorientada a una vieja amiga, observadora del acontecer en España

SEÑOR DIRECTOR: "Estoy perdida" es todo lo que decía un mensaje que me envió una amiga el pasado miércoles. Con cierta preocupación le pregunté qué pasaba y dónde estaba. No le fallaba el GPS del coche o del móvil, como yo había sospechado: eran los sucesivos anuncios políticos de Murcia a Madrid y los pronósticos de que los movimientos seguían. El viernes me confesaba que su estado personal de percepción y orientación iba a peor. Le aseguro a usted que es una experimentada observadora del acontecer político en España, con especialidad en la derecha. Los anuncios de mociones de censura, adelantos electorales o la dificultad para saber quién miente y quién cuenta media verdad la tienen desorientada. Como a un servidor. Tanto como hablar de tránsfugas habría que ocuparse de los estrategas de la operación fracasada. ¿Sorpresa? Ninguna.

Hago un paréntesis. El espectáculo político de estos días muestra que es el propio ombligo lo que ocupa a los políticos, más allá de las palabras. Es irrelevante que estemos como estamos, entre la decepción y la ausencia de información veraz sobre plazos para la vacunación, tres meses después de que en Reino Unido Margaret Keenan, 90 años, fuese la primera persona a la que vacunaron contra el covid-19 el pasado 8 de diciembre. Pero vamos a repartir algo para todos. Incluyámonos. El primer aniversario de la llegada y declaración de la pandemia, que se recordó estos días, fue para muchos medios una crónica social más, cuando parecía que debería haber llegado el momento de empezar a realizar, y a exigir, balance de gestión. Cierro el paréntesis.

Los tradicionales malos olores
Vuelvo al circo político que programaron esta semana, para algunas con salto mortal sin red. Las declaraciones de Isabel Franco —otra periodista metida de hoz y coz en la política— , vicepresidenta de Murcia, descolocaron más, si cabe, a mi amiga. El martes firmó "por disciplina de partido" la moción de censura de Ciudadanos contra el presidente popular. El viernes dijo que nones: "No me han elegido para entregar Murcia a Pedro Sánchez". Esta mujer firma cheques en blanco y luego reclama en el banco.

BINGO¡Qué ocasión perdida para dar un sonoro portazo e irse a casa! Pero, claro, la vicepresidencia de una autonomía puede ser una canonjía con prebendas que no hay en la mesa de una redacción. El patio de la corrala política recuperó los malos olores tradicionales, aunque no se pueda precisar cuál es la procedencia.

Los estrategas de la alta política española —se asegura, que todo se coció en Madrid en despachos del máximo nivel— que diseñaron esta operación, con anuncio del gran terremoto en la derecha española, en realidad abrieron la puerta para que saliesen las maletas de Inés Arrimadas a la escalera. ¡Qué manera de estropear una prometedora carrera política que se le vislumbraba a esta joven hasta que transformó en derrota una sonora victoria en Cataluña! Siguió la estela de Albert Rivera. Veremos mañana si queda alguien para apagar la luz en Ciudadanos.

Faltaba el viernes una hora para que se supiese que la operación terremoto estaba desactivada cuando Alsina, con toda lógica y como periodista que vio salir corriendo a más de un gato escaldado, le preguntó a la señora Arrimadas si el voto de los suyos en Murcia para la moción de censura estaba garantizado. No contestó con firmeza que sí. Mostró incluso la debilidad de decirle al periodista si conocía otra información. Los suyos son gente de honor, como dice Francisco Igea, líder de Ciudadanos en Castilla y León y vicepresidente de la Junta. Es así hasta que se demuestre lo contrario: algunos lo mismo firman una cosa que luego votan la contraria. Tampoco es nada nuevo. Sin ir más lejos ni meternos en tamayazos, Pablo Iglesias cuando iba a enterrar la vieja política de los privilegios clamaba contra los aforamientos. Ahora no duda ante el Parlamento Europeo en dejar en ridículo la coalición gubernamental con Pedro Sánchez. Unidas Podemos apoya el mantenimiento de ese privilegio de casta para el huido Puigdemont.

Casi por unanimidad y hasta para editorializar los periódicos digitales y en papel se apoderaron de un afortunado titular: terremoto en el centroderecha. Mi personal navegador continúa dando vueltas. Arrimadas se precipita por el hueco de la escalera de la izquierda. Lo demás, de momento, es falsa alarma o, en todo caso, anticipada.

Entre los daños del seísmo, que varió de epicentro e intensidad en 48 horas, parece indiscutible el que afecta a la estructura apuntalada que quedaba de Ciudadanos, esa criatura de laboratorio —algo siempre efímero en política— para hacer frente al nacionalismo en Cataluña. Lo desmoronaron con entusiasmo sus líderes: Albert Rivera e Inés Arrimadas.

El terremoto que se anunció para la derecha fue el golpe de la maleta de Arrimadas en la puerta de Ciudadanos

Más que elecciones en Madrid
La programación de indignación de Isabel Díaz Ayuso en Madrid puede ocasionar movimientos de más alcance. Puede mover el epicentro de terremoto anunciado ¿Convocó solo elecciones o inició abiertamente el sprint para el liderazgo de la derecha española con un matrimonio de PP y Vox? Y aunque el fiasco de la moción de Murcia le dé un respiro al secretario general del PP, Teodoro García Egea, que no la olió, habrá que esperar a los resultados electorales de Madrid para saber si un triunfo de Díaz Ayuso no cierra la llave del oxígeno a Pablo Casado al frente del PP.

Sin hacer conjeturas hay datos para tomar en consideración: 1) Ayuso va en dirección contraria a la que tomó Casado en su discurso frente a la moción de Vox contra Sánchez. Si uno emprendió el camino de recuperación de la moderación y la centralidad, la otra, también periodista y experimentada gestora del Twitter del perro de Esperanza Aguirre, marca la ruta de la derecha como dirección única. La brújula la maneja —eso dicen— MAR (Miguel Ángel Rodríguez) como Iván Redondo en La Moncloa. Así es como se han transformado en estrategias y tácticas lo que eran programas e ideas. 2) Este señor, MAR, activo en los negocios, busca en lógica horizontes superiores a la presidencia autonómica para Díaz Ayuso. La Puerta del Sol es una estación para cambiar de línea. ¿Quiénes mueven ese tren que deja atrás la centralidad? Y 3) La rapidez en la convocatoria electoral en Madrid, inmediata a las noticias de Murcia, dice que la estrategia estaba planificada. Un asesor como MAR no practicaría una improvisación de tal alcance. Una tuitera de perros puede moverse por impulsos hasta en una montaña rusa.

Le confieso, y me despido, que no pude ayudarle en nada a mi amiga. Mi personal GPS se ha vuelto tonto, si es que alguna vez dejó de estarlo. En el mapa ya no aparecen ni el centro ni el discurso de la moderación y el diálogo. El buscador tampoco reconoce liderazgos, solo ofrece estrategas y tubos de ensayo de tácticas que a veces cultivan fracasos tan sonoros como el terremoto que pretendían iniciar en Murcia.

De usted, s.s.s. 

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