ÉRASE UNA vez... los pantalones vaqueros pitillo, que eran mi fondo de armario, mi básico, siempre una buena opción tanto para un look de día más casual como para uno de noche más arreglado, un acierto seguro. Admito que fue difícil la transición a ellos desde los pantalones de campana, sí, aquellos que todas arrastrábamos orgullosas por las calles y que dieron paso a la tarea de comenzar a vernos con los pantalones pitillo, más bien a enfundarnos con esfuerzo en ellos. Fue duro pero lo superamos y pasamos del odio al amor incondicional. Como no podía ser de otra manera, parece que desde hace un tiempo la situación se repite... a la inversa.
Entre el resurgir del vintage con los Levis y la llegada del pantalón boyfriend en su versión más ’s, comenzamos a ver una silueta más recta, más masculina y no tan estrecha como la de los pitillo. Luego, en el año, llegaron los ‘culottes’, híbrido entre bermuda y ‘palazzo’. Para mí fue el punto de infl exión ya que, sin darme cuenta, pasé de utilizar los pitillo casi todos los días a un par de veces a la semana y, de repente, llegó la sensación de rechaza a la idea de verme con ellos: ya no eran mi acierto seguro.
Siendo realistas, los pantalones anchos son más cómodos y más ligeros
Las marcas, para desterrarlos de las listas de imprescindibles que habían copado durante tantas temporadas, comenzaron a capitanear una cruzada en su contra y apostaron por pantalones de campa na con aires ‘seventies’, sí, esos que habíamos desterrado de nuestras vidas hacía una década. Firmas como Chloé, Gucci, Fendi, AG o MIH hicieron una apuesta clara que nos dejó descolocadas.
Poco después, con la duda de si estaríamos ante una vuelta a la campana o si solo se trataba de un intento fallido en la calle costó un tiempo comenzar a verlos, llegó la bendición del ‘street style’ y los blogs de moda, y al poco vimos que el gigante Inditex también se sumaba a la causa. Llegó la confi rmación de esta prenda como imprescindible en todo buen fondo de armario que se precie. Y ahora estamos en ese momento de transición en la moda donde dos tendencias muy marcadas conviven hasta que una de ellas vence unifi cando el mercado.
¿Cuáles han sido las razones principales para enamorarnos del pantalón pitillo? Su manera de estilizarnos y el permitir sacar el máximo partido a nuestro calzado, ya que no solo combina con todas las clases sino que se puede visualizar y presumir de zapatos, botas o botines. Pero, siendo realistas, los pantalones anchos son más cómodos y más ligeros de lucir en verano, sin ir embutidas.
Los cambios siempre cuestan, pero estoy segura de que al final hasta la más reacia acabará haciendo un hueco en su armario al ‘culotte’ y al ‘cropeed flared’, así que os animo a entrar en un tienda, escoger los que más rabia os den e iros directas al probador. No hay nada que nos inspire más que un reto y que mejor que una prenda complicada en manos de las fashionistas para convertir el pantalón más complicado en objeto de deseo. Aún os lo estáis pensando.