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Fe de erratas en Ifema

HACE UNOS DÍAS falleció en Madrid ‘el madrileño’. Normal que muera en Madrid un madrileño. Pero Adrián no era ‘un’ sino ‘el’. Y no lo digo yo, supongo que fue él quien lo pidió para su esquela de ABC: Excmo Sr. Don Adrián Piera Jiménez. MADRILEÑO. Así, mayúscula y negrita. Y no ha sido una chulería sino una constatación que sabemos y aceptamos. Este gran hombre, este gran amigo, fue muy importante para su pueblo, vivió para Madrid. Lo fue casi todo y no fue alcalde porque no quiso. A finales de los 70, cuando empecé a tratarlo, era presidente de la Cámara de Comercio e Industria de Madrid.

Yo había firmado con Juan de Arespacochaga, a la sazón alcalde, como delegado de Relaciones Sociales del Ayuntamiento de la capital. Cuando llegó José Luis Álvarez, de UCD, notario de Madrid y regidor hasta unos meses antes de las elecciones municipales de abril de 1979, me pidió que me hiciera cargo de la antigua Feria del Campo, cuyos pabellones estaban entonces medio abandonados, ocupados por algunos concesionarios anteriores o por espontáneos y desconocidos, y okupados (con K) por gentes sin techo, algunos hippies, y también refugio de negocios sin licencia ni alquiler. Unas semanas después organizamos el rescate de aquellos terrenos y edificios de gran valor, patrimonio municipal. Con fecha treinta de marzo de 1979, el secretario general del Ayuntamiento da cuenta de una decisión de la Comisión Municipal de Gobierno por la que se le reconocen al delegado atribuciones «en orden a la preparación de un Plan General de utilización del antiguo recinto de la Feria del Campo y a la creación de la Institución Ferial Madrileña, y elaboración de los Estatutos por los que ésta haya de regirse». Me tocó. No podía hacerlo solo.

Así que acudí a tres empresarios vinculados a la capital: Felipe Ruiz de Velasco, presidente de Caja Madrid; Enrique Castellanos, presidente de la Diputación y Adrián Piera, presidente de la Cámara de Comercio. El 6 de febrero de 1979, siendo alcalde interino Luis Huete, se reunieron en el ayuntamiento los presidentes y se firmó el acuerdo de creación de Ifema. Puesto en marcha el ingenio, aún con okupas en algún edificio, trasladé mi despacho de la plaza de la Villa al pabellón de gobierno de la Feria. Ruiz de Velasco y Enrique Castellanos se portaron y aportaron; pero el que se volcó de verdad fue Adrián Piera, auténtico impulsor —no creador— de Ifema. Estaba en buenas manos. Así que, con borrador de estatutos y con proyectos en marcha ilusionada, días antes de las elecciones, pedí la baja como delegado, tras rechazar mi nombramiento como director de la Institución Ferial, noticia que dio el alcalde Huete en el acto solemne de constitución de Ifema, celebrado en el castillo de Miraflores de la Sierra una fresca mañana de abril, creo recordar. Yo quería volver al periódico. Hoy Ifema es importante. Gracias, sobre todo, a Adrián ‘el madrileño’. 

Cuento esta vieja historia por varias razones. Primera por buscar pretexto para recordar al ‘madrile- ño’, mi querido Adrián Piera. Por aclarar la historia real de Ifema: el proyecto, la puesta en marcha, los estatutos y la primera sede fue cosa nuestra, del delegado de Instituciones Feriales y de los alcaldes Arespacochaga, Álvarez y Huete. Y estoy de acuerdo con los ‘necrólogos’ de Adrián. Lo estoy con Darío Valcárcel, cuando escribe que ‘uno de sus aciertos fue el despegue de Ifema’, pero no puedo estarlo cuando le atribuye su creación con la ayuda de… Queda dicho. No coincido con Pedro Blasco que asegura que Tierno Galván y Juan Barranco, «le ofrecieron crear Ifema». Imposible: Tierno (no) gana —pero el PC se la da— la alcaldía hasta abril de 1979, Ifema estaba ya funcionando y, por lo que se refiere a Barranco, no será alcalde hasta 1986. Unas erratas… feas. No importa: Adrián Piera se las merece.

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