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Pensamientos horizontales

Dos llamadas y las ideas que propician para que las rumie antes de dormir
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Pongo la inicial en la casilla de búsqueda del móvil y no arreglo nada. Demasiadas emes. Escribo el nombre completo y tampoco. Nombre y profesión. No me puedo creer que conserve el número de cuatro Manolos fontaneros distintos y no tenga claro cuál es el que toca ahora. ¿Será el primero y original Manolo Fontanero? ¿O por el contrario la persona completamente distinta a la anterior que es Manolo Fontanero 1? Repaso el historial de llamadas para cerciorarme y presiono el botón de llamada de Fontanero Manolo con un suspiro. Ahí vamos.

"Claro que me acuerdo de ti", dice con una voz de estar localizándome en su memoria, de atisbarme a lo lejos, pero lejísimos; es decir, de no tener ni idea de quién soy, pero concluir que, como tiene mi número grabado, de algo me debe de conocer. Soy María Clienta. Que a ver cuándo puede venir, que ya entiende que es bastante necesario el programador de la calefacción ahora que ha llegado el frío pero que tiene muchas obras y la cosa no es tan fácil, siendo la cosa quedar. La cosa está difícil esta semana, dice, y a ver la próxima. Cae en que la próxima también va a estar complicada la cosa, pero a ver si tiene un hueco. Si no ya va a tener que ser a finales. "A finales o a principios", añade. Tardo un poco, pero acabo asumiendo que se refiere a ‘de año’, finales o principios de año.

Me voy a la cama y tengo pensamientos horizontales, que son esas maquinaciones recurrentes que me empujan al sueño, como una nana envenenada. Me duermo solo para no seguir pensándolos. Pienso en la cantidad de gestioncillas minúsculas, interacciones, paseítos y compras a las que te obliga una mudanza. Pienso en el privilegio de poder hacerlas. Pienso en esa foto de Steve Jobs jovencito en su salón vacío con la lámpara en el suelo. Pienso en mi pobre casa anterior que no tiene ahora quien le encienda la calefacción, pero sí quien le escriba, eso siempre. Pienso en que ha pasado, como mucho, una hora y ya me he olvidado de qué puñetero nombre es al que tengo que localizar a finales o a principios.

Suena el fijo, una rareza ya en todas partes salvo en una redacción. Es de noche y suena el fijo, a ver qué nos trae.

"Tengo esta queja y quiero que la pongan en el periódico. Pongan así, que esta cosa X y esta otra Y se están haciendo muy mal, pero que muy mal, fatal. A mí no me afecta mucho porque yo soy fija, pero a mis compañeras sí. Yo llamo por mis compañeras, porque la cosa X se está haciendo muy mal y les perjudica muchísimo. Esto no se puede tolerar, esto es denigrante y toda la culpa es de la persona X, pero toda, que no tiene ni idea y que es un impresentable. Quiero que salga así en el periódico, que la persona X es un verdadero impresentable", dice una mujer del tirón. Quiere leer estas declaraciones, así tal cual, en la edición de mañana. "Y bien grandes", pide.

Empiezo por la obviedad. Son las diez menos cuarto, todo el sitio está ocupado o adjudicado. Le digo que tendré que preguntar a la persona X sobre esos hechos que dice que perjudican a sus compañeras. Se indigna, cómo va a ser eso, ella quiere ver su queja bien grande sin rastro de la réplica de X. O sea, ella me avisa de una noticia y tiene que compartir espacio con "el impresentable de la persona X", dónde se ha visto. Cree que soy un poco cortita porque no veo bien claras todas las ventajas de su sistema. "Lo que tienes que hacer es poner mañana bien grande lo que te digo yo y después ya si quiere te contesta la persona X cuando lo vea y así llenas las páginas otros días", dice con voz de eureka. Suspiro.

En la cama pienso en cuánto insistió mi madre para que estudiara Derecho. Pienso en que las llamadas a la redacción son las más sorprendentes de todas, nunca sabes qué te van a traer. Pienso en cómo serían los periódicos al dictado de esas llamadas y en cómo sería llamar a alguien impresentable en un titular. Pienso en que hay que buscar un calificativo más corto, demasiados caracteres. Pienso en que, en ese caso, realmente me vendría bien haber estudiado Derecho.

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