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La búsqueda de los otros

THE GOOD DOCTOR es una serie que habla de los límites y de las oportunidades, de los prejuicios y de la confianza en el otro. Es una serie que, aunque no vaya demasiado lejos en el planteamiento de la historia y en el abordaje de la narrativa audiovisual, consigue un efecto reflexión, un pensar en algo que trasciende el guion y la historia que se cuenta en cada capítulo.

Imagen de la serie The Good Doctor. EPEs un joven doctor con autismo que, a ojos de los demás, se califica como un tipo que hace cosas raras y al que nadie entiende. El jefe del hospital lo conoce y se dispone a ayudarlo contratándolo como cirujano. El jefe de cirugía se niega alegando peligrosidad. El caso es que su comportamiento es extraño, pero consigue salvar vidas con un certero diagnóstico casi milagroso, a los que el resto no llega. De ese modo, se irán hilvanando filias y fobias, hacia un ser complejo, encapsulado en un mundo ajeno que le impide integrarse en el grupo y que provoca un inmediato rechazo a aquellos que tienden a etiquetar a las personas.

Es pertinente traer a colación la serie The A Word, una gran producción inglesa que se atreve con el autismo desde otro punto de vista y con protagonista infantil, poniéndonos a una familia que afronta la situación de diversas maneras, en función de la personalidad de cada miembro, en función de sus anhelos, de sus propios traumas, de cada peculiar modo de ver el mundo. Los comportamientos del núcleo familiar en torno al niño autista van conformando una realidad difícil, distinta, de extremos, en muchos sentidos, capaz de atravesar barreras y capaz, al mismo tiempo, de perderse en abismos sin retorno. Esta mirada es un acercamiento sensible y eficaz. Es una serie que merece la pena.

The Good Doctor busca el efecto, no exactamente la eficacia, y la mirada única, de rasgos profundos y perfilados con ternura en The A Word, se convierte aquí en un ejercicio de guion que utiliza elementos seguros basados en fórmulas aplicadas ya infinitas veces. El chico, ciertamente es extraño, pero hemos de reconocer que es un genio y, por tanto, se va a acabar convirtiendo en el héroe del lugar. Con una útil combinación de flashbacks, se nos informa de que el personaje tuvo una infancia infeliz y traumática y todo ese poso de sufrimiento empuja al héroe a seguir avanzando hacia una perfección que, para muchos, resulta imposible.

Nos podemos quedar, pues, en un nivel superficial, pasando el rato y dejándonos llevar por el enfoque más cómico que dramático de la historia, o podemos trasladarnos a un segundo nivel, más escondido y que necesita más esfuerzo. No siempre hay que estar buscando planos distintos de significación, pero ya que se ve, se puede aprovechar para conformar más lecturas que la del simple entretenimiento. Aquí se trata de la dicotomía igual/diferente, nosotros y los otros. Se trata de esa peligrosa manía de efectos insondables que surge de una necesidad y que responde a un vacío. Esa capacitación para juzgar al diferente que le da el sentido de pertenencia. El derecho que se tiene sobre el otro solamente por no ser como el otro sino como la mayoría conocida. Ese mal, enraizado muy en el fondo de la sociedad, divide y sentencia desde una posición de poder. Sus consecuencias son temibles y absurdas y estaría muy bien que existieran series que se atrevieran a contar las historias que salen de esos pozos poco visitados.

Mientras se crean y no se crean, hemos de aplaudir intentos pequeños, como esta serie, impulsos que podrían parecer inapreciables pero que suponen algo, aunque todavía no sepamos definirlo con absoluta claridad.

De Instagram y followers
Pues resulta que hay una ‘influencer’ que se llama María Pombo que tiene más de medio millón de seguidores. Y hete aquí que se sometió a una rinoplastia y que sus followers la han estado criticando sin parar. Y ella no hace más que explicar, dale que te pego, que tenía problemas respiratorios y que la operación era necesaria. Dice que los influencers también son personas y que esas cosas que le dicen hacen daño. Pues claro, mujer, qué cosas tienes, como a todo el mundo.

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