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Lo que tiembla ahí afuera

Fotograma de 'The Accident'. CHANNEL 4
photo_camera Fotograma de 'The Accident'. CHANNEL 4

ES UNA serie de televisión. Pero voy a empezar con poesía. Alejandra Pizarnik fue una poeta argentina que se suicidó en 1972. Adscrita a la tradición de los poetas malditos, llevó una vida ciertamente trágica, se saltó cuantas normas sociales le fue posible saltar, en una búsqueda como contrarreloj de su propio ser, de su propio sentido. Ganó el tiempo. Siempre gana el tiempo. Viene al caso aquí porque la historia de ‘The Accident’ se puede ver como una tragedia que embiste a un pueblo y las consecuencias de la misma y se puede ver como eso y algo más, algo que se desliza por terrenos resbaladizos y que invita a comprender cosas que se sitúan en otros espacios nuestros.

"Como una niña de tiza rosada en un muro muy viejo súbitamente / borrada por la lluvia", escribió Pizarnik, en su libro "Caminos del espejo". ¿No les parece que dice mundos en dos versos? Esa niña del muro me recordó a dos protagonistas de la serie, una adolescente y una adulta, que podrían ser la misma. Hija y madre unidas por un drama que sobrepasa lo comprensible. Hija díscola, se rebela de la manera en que se rebela alguien de dieciséis años, haciendo todo lo que supuestamente está prohibido hacer y que puede causar mayor impacto en los padres. Hasta que estalla el drama y todo lo que la unía a su realidad desaparece. Hasta que empieza a llover y esa silueta va desapareciendo del viejo muro. De la reinvención de personas distintas, trata esta serie. De ese giro, de esa transformación.

La madre es Sarah Lancashire, actriz espléndida, que sabe reconocer las heridas, los vacíos, las contradicciones en todos los personajes que interpreta. Esa sabiduría dota a sus protagonistas de una verdad profunda extremadamente difícil de lograr. Aquí es una mujer maltratada. Y tan solo le hace falta una escena para ejemplificar el horror. También ella fue, en algún momento ya perdido, una niña de tiza rosada en un muro muy viejo súbitamente borrada por la lluvia.

Hay otro poema, de un solo verso, de Alejandra Pizarnik, que dice: "Como cuando se abre una flor y revela el corazón que no tiene". Otra imagen que impacta, otra fuerza apabullante en trece palabras. También hay personajes en esta serie a los que se le puede atribuir el verso. Y no es lo mismo decir eso, así, que decir algo como "es un ser malvado". Lo que tiene la poesía es que pisa un terreno nuevo, que inaugura un paisaje. A veces, las imágenes o las escenas, en este caso, evocan también tierra desconocida y dejan alguna huella que indica un camino a seguir.

Es una miniserie de cuatro capítulos en los que se abren líneas narrativas que bien podrían tener su continuidad en series diferentes. En conjunto, la historia cobra potencia gracias a las interpretaciones —no podía dejar de ocurrir esto, siendo como es, una serie británica, especialista absoluta en dramas corales—.

Como novedad, tenemos al personaje antagonista protagonizado por la actriz Sidse Babett Knudsen, inolvidable en ‘Borgen’, la serie danesa que rompió muchos moldes allá por el 2010 (y que si todavía no han visto, es un momento muy propicio para ello). Sin embargo, creo que el guión tenía que haberse parado un poco más en esta niña de tiza, súbitamente borrada del viejo muro, no por la lluvia, sino por un verdadero temporal.

El creador es Jack Thorne, alguien que sabe lo que hace y que tiene casi más premios a sus espaldas que años. Hay, definitivamente, algo que palpita en ‘The Accident’ y que tiene que ver con la transmisión de emoción, sin caer en el sentimentalismo, ni en el romanticismo, ni en la sensiblería. Es más impresionante lo que sugiere que lo que muestra. Ese pulso que no necesariamente escuchamos, pero que existe; eso que late y tiene vida y, en determinadas circunstancias, es capaz de convertirse en una monstruosidad o en su contrario.

Alejandra Pizarnik escribió: "Pero el silencio es cierto. Por eso escribo. Estoy sola y escribo. No, no/ estoy sola. Hay alguien aquí que tiembla". Pues eso mismo. Hay alguien ahí que tiembla, como muchas veces temblamos todos.

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