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Las parejas desconcertantes

MINDHUNTER tiene una trama que no es la criminal y que es tan interesante como la criminal. Mindhunter, aunque no lo parezca mucho, también habla del amor. El amor en sus diversas manifestaciones y la dificultad de crear historias que lleguen hasta el final. O, por lo menos, que lleguen a alguna parte. Así como en la primera temporada se había desarrollado la línea amorosa de uno de los tres protagonistas (Holden) y se habían perfilado las otras dos, en esta segunda, se corrobora la situación del primero y se profundiza en las del dúo restante. De este modo, esta serie, resulta completa en su concepción porque se aborda desde varios lugares, porque ofrece varias perspectivas a las que mirar y desde las que mirar. A estas alturas de, digamos, background seriéfilo, no sorprende el planteamiento guionístico. Sin embargo, antes de los ochenta apenas existía, y su aplicación, en esa década, fue un gran impacto con visos de revolución. A partir de aquello, no hay serie que no posea dos tramas, una que entraría más en el género de acción y otra íntima, personal, emotiva. Aquella o aquel que escriba bien las dos partes y sepa intercalarlas sabiamente, dará con una serie de éxito.

No todas son así, claro, pero la mayoría, sí. Y no todas tienen la calidad de Mindhunter.

El asunto del amor está tratado en la narración de la historia como un elemento discordante, como algo que perturba las relaciones fuera de la esfera privada. Los tres personajes que trabajan juntos experimentan etapas diferentes en función del estado emocional en el que se encuentren. Eso es así, de siempre, pero no es sencillo reflejarlo de manera efectiva. Acabo de leer el último libro de Julian Barnes que, muy significativamente, se titula La única historia y que trata, precisamente, del amor. Del amor y de lo que abarca, del amor y de lo que destruye, del amor y de lo que implica, del amor y de lo que construye y transforma y define. A pesar de que no tiene nada que ver, me ha recordado a la serie, o mejor, a la trama de amor de Mindhunter, que trata de encuentros felices y desencuentros dolorosos, que toca también la búsqueda y la soledad, así como las distintas decisiones que se toman para no sufrir o para no perder. 

Lo que queda tras esas elecciones es la historia que escribe Barnes en un libro que crece y se inflama, a medida, que se avanza en la lectura. Es muy probable que a los personajes de Mindhunter les espere eso que el libro expone, lo que no significa que no sea necesario, saludable, emocionante y feliz, pasar por ello. Es por eso que la decisión de los guionistas de desarrollar la trama personal de cada uno de los personajes es acertada. Porque, pensemos. Sí no nos contaran eso, las interpretaciones tendrían agujeros negros que repercutirían en la otra trama, la de los crímenes. Una o uno, no va del mismo modo a hablar a una prisión con un asesino en serie si viene de una noche en soledad o en compañía y si siente cualquiera de las dos cosas de un modo profundo, quizá hiriente. Tanto si una cosa como la otra se siente como una grieta, la relación con los demás sufre las consecuencias. 

En otro sentido, la única historia del libro o de la serie o de la vida, habla de la evolución de cada cual como individuo, como ser humano que se forma a partir de un sentimiento global, inclusivo. Que supone una influencia plena en todas las otras tramas y subtramas que componen la existencia. Así, las cosas, cualquier cosa, estará tocada esa única historia. 

Que no quiere decir que sea mejor o peor, maravilloso o desastroso, sino, simplemente, que va a estar ahí, seas quien seas y hagas lo que hagas. A pesar de que la fascinación de Mindhunter viene por el desarrollo de la historia de los crímenes, toda ella está conectada con la otra, con la única. Ciertamente interesante. 

Así que si no vieron la primera temporada, pónganse al día rápido para abordar la segunda. Apetece que haya una tercera. En cuanto a Julian Barnes, léanlo con fascinación porque tiene muchas cosas difíciles de encontrar juntas –y más difíciles de escribir– que son: humor, algo excéntrico, algo negro, muy inglés; agitación, desolación, atracción, tristeza y una cierta seguridad de que merece la pena, aunque no se sepa con demasiada claridad qué. 

Mindhunter y La única historia. Una combinación rara, puede que un poco loca, pero puede que funcione. Prueben. De eso se trata todo ¿no?