Blog | Marta está harta

De tiempos de crisis

Transacciones en línea

Se dice mucho eso de que en tiempos de crisis siempre se saca algo bueno, así que ahora que estamos en un momento de crisis, de la mayor crisis de nuestras vidas, intentemos buscar el lado positivo. 

Siempre que hablo con madres de adolescentes escucho las mismas quejas: "Es como si hubiera un muro entre nosotros. Cuando mi hij@ era más pequeñ@ hablábamos de todo muy abiertamente. Pero a medida que crecía fue apareciendo ese muro. ¿Por qué ya nunca habla conmigo?".

Las dificultades de comunicación con los adolescentes son uno de los temas por los que más consultas reciben los terapeutas y consejeros familiares, además del consumo de drogas, la adicción a las tecnologías, la sexualidad, la agresividad, la dificultad para ponerles límites o que puedan ponerse en peligro a sí mismos. 

Desde mi punto de vista la falta de tiempo en familia, la falta de tiempo de calidad, el no poder disfrutar de comidas y cenas tranquilas en las que hablar con nuestros hijos de una forma tranquila y conciliadora es una de las causas de los principales problemas en la comunicación con ellos. Padres que viven a tope, con un montón de trabajo y de cosas en la cabeza, e hijos que crecen casi sin convivir con sus padres. Con esta situación por delante, ¿cómo pueden los padres hablar con sus hijos cuando no tienen tiempo para estar con sus hijos?. 

Así que personalmente creo que este encierro es un buen momento para empezar a establecer o fortalecer, si ya existe, la comunicación vinculante con nuestros hij@s adolescentes. Y es que vamos a tener un precioso tiempo por delante para compartir con nuestros hijos, para escucharles y conocerles un poco más, para que nos conozcan fuera del rol de padres. 

El otro día me dijo una madre en la consulta que su hija pequeña, de no más de 5 años, le había dicho "tú no eres una mamá, eres una señora que manda” . Y es que el frenético ritmo de nuestras vidas del S.XXI a veces no nos deja distinguir hogar de trabajo. 

¿Qué es comunicación vinculante? 

Comunicación vinculante. Es la comunicación del adolescente hacia el adulto. Es esa comunicación que nos dan de repente, sin planificar, sobre temas que al adolescente le parecen importantes, pero al adulto le parecen irrelevantes. Por ejemplo, cuando nos cuentan que un amigo se ha cambiado el corte de pelo, o cuando nos cuentan el último cotilleo de Operación Triunfo, y que lo hacen seguramente en un mal momento. Esa comunicación es vital no dejarla escapar. Hay que dejar de hacer lo que estamos haciendo y escucharlos, dar importancia a lo que nos están contando a través de la escucha activa. Si dejamos escapar esa comunicación vinculante los perdemos, posiblemente no van a volver a contarnos ninguna anécdota más.

¿Qué hacer entonces durante esta 'cuarentena' para mejorar o establecer esa comunicación, para establecer esos lazos?

Pues yo os recomiendo que ya que vais a estar muchas horas juntos y encerrados intentemos no estar todo el día recordándoles sus obligaciones, estudios, responsabilidades, etc.

Vamos a intentar estar con ellos de una forma distendida, porque aunque os parezca imposible querrán y buscarán esos momentos , y ahora no tenemos excusas para no compartir tiempo de calidad con tus hijos adolescentes y no tan adolescentes. 

Insisto en que en el día a día, las prisas, las rutinas hacen que puedan sentirse solos, con la sensación de que nadie les escucha, de que nadie se interesa por ellos. Ahora es un buen momento para acompañarles, intentar pasar tiempo a su lado, sentir empatía. Ponernos en su lugar e intentar comprender sus preocupaciones desde su punto de vista. 

Así que intentemos no pasar estos días dejándolos aislados en su habitación frente a sus pantallas, hagamos planes juntos. Planteémosles sencillamente que nos gustaría pasar más tiempo con ellos ahora que podemos. A veces, con expresar nuestro deseo como tal es suficiente. No es lo mismo decir "Te pasas el día con tus amigos o con el móvil. ¿Qué pasa, que ya no quieres pasar el tiempo conmigo?" que decir "Me encantaría pasar más tiempo contigo. ¿Qué te parece si aprovechamos estos días para hacer esas cosas que tanto te gustan a ti?". Cosas como: cocinar sus platos preferidos, hacer maratones de tele (y dejarles elegir series o películas y no quejarnos ante sus elecciones), jugar a sus juegos de mesa preferidos, no a los nuestros. 

Preguntarles, escucharles, interesarse por lo que hacen, por lo que piensan, por sus opiniones. No se trata de interrogarles, sino de preguntarles más a menudo “qué tal”, ”¿cómo estás?”, “¿todo bien?”. Preguntas tan básicas como estas que, en ocasiones, no les formulamos por falta de tiempo, por la vorágine del día a día o por creer que no son importantes o que no obtendrán respuesta. Pero la clave, más allá de preguntar, consiste en escucharles con interés.

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