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Aluminio y merluza

Mientras todo el mundo parece volcado en la defensa de Alcoa, el sector pesquero pelea en solitario por su supervivencia
Palangreros de superficie, amarrados en Burela. EP
photo_camera Palangreros de superficie, amarrados en Burela. EP

LA PROPUESTA de la Comisión Europea de bajar alrededor de un 20% las posibilidades de pesca de la merluza para el año que viene, entre otros recortes de cuota para diferentes especies, amenaza de forma muy especial a la comarca de A Mariña, donde los puertos de Celeiro y Burela absorberían el 70% del impacto de este tijeretazo al sector. A nivel práctico se traduciría en más de mil tripulantes afectados con una pérdida anual de casi 4.200 euros de promedio por persona: 4,2 millones de pérdida de riqueza conjunta.

Las cuentas no son mías, son de la directora xeral de Pesca, Mercedes Rodríguez Moreda, y las hizo públicas esta misma semana. Claro que no es el final del mundo, pero sí un ejemplo de lo vulnerable que resulta un sector económico concreto a una decisión que se toma a miles de kilómetros. ¿Les suena de algo? Sí, se parece mucho a Alcoa.

→ Industria VS sector primario
Me niego a hacer comparaciones entre el peso económico de Alcoa y el sector pesquero en el norte de Lugo, igual que no pongo en una balanza el sector lácteo chairego y Endesa en As Pontes, o el marisquero de la ría de Pontevedra y Ence. Pero sí me llama poderosamente la atención el desequilibrio entre la implicación de la sociedad en la defensa de la industria frente a la indiferencia con la que en ocasiones asiste al desmantelamiento del sector primario.

Cada final de año, Europa reparte las cuotas pesqueras para el siguiente ejercicio, una fecha marcada en rojo en el calendario de la Consellería do Mar. Es una amenaza recurrente para flota gallega, agravada en este 2019 por el efecto que pueda tener el triunfo electoral de Boris Johnson en un Brexit duro y sin acuerdo con la UE.

Sin embargo, la crisis que atraviesa la industria gallega lo difumina todo. Hay marchas multitudinarias y kilométricas, fotos de dirigentes de todos los colores políticos haciendo piña, concentraciones, reuniones al más alto nivel en el ministerio en busca de un estatuto electrointensivo que no llega, peregrinaciones de líderes políticos para tender una mano y, de paso, hacerse fotos. Pero nadie se pasa por el muelle de Burela o de Celeiro a preguntar.

La conselleira de Mar, Rosa Quintana, tendrá que ir sola a Bruselas porque posiblemente los alcaldes de Burela y Viveiro no acudan a arroparla, como sí hizo Valentín González con Feijóo en Madrid para salvar As Pontes. Y eso pese a que el 30% y el 15% del PIB de sus municipios, respectivamente, sale del mar. Solo en A Mariña, hai más de 1.000 empleos en las flotas y casi otros tantos en tierra vinculados al mar. Los mismos o más que Alcoa. Puede que en términos económicos no sean tan importantes, pero tampoco hay que olvidar su factor social: su impacto en la cultura, la inmigración/ demografía o el turismo.

La historia se repite en As Pontes o Ence. Cambien si quieren las merluzas por vacas o berberechos, me da igual. No se trata de no defender a la industria. Se trata, sobre todo, de no olvidarse de lo demás.

→ Un campo y mar fuertes
Desde que Colin Clark y Jean Fourastié formularon la hipótesis de los tres sectores han cambiado muchas cosas. Es cierto que las grandes potencias mundiales suelen tener un sector secundario —industria— fuerte. Y que muchos del llamado tercer mundo malviven de sus precarias economías primarias —pesca y agricultura—. Pero lo que nos está diciendo la realidad, más allá de las teorías, es que en la transición ecológica que se avecina, y que es inevitable, la industria gallega va a salir trasquilada. Ya lo estamos viendo. O peor, lo estamos sufriendo.

No será fácil para As Pontes reemplazar su central térmica, igual que para A Mariña sería muy difícil buscar otra Alcoa si, llegado el caso, algún día cerrase o menguase. Por eso conviene pensar en alternativas. Y muchas de ellas van a pasar necesariamente por el campo y el mar, que eran el sostén de esas comarcas antes de que la industria pesada se instalase en ellas. El eucalipto, la merluza, la patata, la leche, la carne... Toda esa materia prima también puede generar industria. Por eso, no estaría de más echarles una mano cuando lo necesiten, como le ocurre ahora al sector pesquero.

Porque nadie pone en duda la riqueza que nos aporta la gran industria. Pero llegado el caso, con todo lo que parece que se avecina sobre nosotros, el aluminio y el carbón no se comen. Y la merluza sí.

Luis Álvarez, un lucense muy cerca de Gonzalo Caballero en O Hórreo
La marcha de Leiceaga al Senado provocó movimientos en la bancada del PSdeG en el Parlamento, donde Luis Álvarez salió reforzado. Aunque el diputado lucense comparte tareas en la viceportavocía con la pontevedresa Patricia Vilán y la ourensana Noela Blanco, lo cierto es que la reestructuración de asientos lo llevó a él al lado de Caballero, en lugar de correr la fila en sentido natural, lo que beneficiaría a Vilán. Álvarez también asumió esta semana la primera rueda de prensa de la junta de portavoces sin Leiceaga, exdiputado con el que comparte el talante y la capacidad de diálogo, cualidades valoradas por la oposición y que también le gustan a Gonzalo Caballero.

Las luces andaluzas de Vigo y A Coruña
Un año más, y ya van unos cuantos desde que Abel Caballero entró en la espiral de locura del alumbrado navideño, el millón y medio de euros que se funden en luces para estas fiestas los dos principales ayuntamientos de Galicia, Vigo y A Coruña, se marcha rumbo a Córdoba. La empresa Iluminaciones Ximénez, con sede en Puente Genil, sigue siendo la encargada de alumbrar ambas ciudades. Mientras tanto, el resto de urbes apuestan, en un arrebato de sensatez, por empresas gallegas como Iluminaciones Santiaguesas (Padrón) o Creaciones Luminosas (Tui). No se trata aquí de abrir un debate sobre la conveniencia o no de gastar tanto dinero en este concepto, sino de que, de hacerlo, ya que son fondos públicos y por lo tanto de todos los contribuyentes, se queden en la comunidad, que es de donde salieron. Al fin y al cabo, para Iluminaciones Ximénez, que este año colocó 70 millones de luces led en Tokio, Londres, Madrid, Oslo o Chicago, la ciudad de Vigo no es más que otro albarán en la caja fuerte. 

Mugardos y la disciplina de voto
La moción de censura de Mugardos, impulsada por PPdeG y PSdeG para apartar de la alcaldía a Pilar Díaz, de EU, confirma que los partidos políticos no evolucionan. La decisión de la dirección socialista de expulsar a sus tres concejales por pactar con el PP y hacer regidor a Juan Domingo de Deus apuntala esa imagen de las cúpulas como órganos dictatoriales incapaces de respetar la autonomía local ni de entender que a nivel doméstico no sirven las recetas políticas del Estado. ¿Alguien cree que la pinza de Mugardos hará peligrar un posible pacto de la izquierda para desbancar a Feijóo si suma en 2020? Por esa regla de tres, los concejales socialistas de Mugardos le podrían reprochar a la dirección del PSdeG sus acuerdos con el PPdeG en el Parlamento, el último para designar los senadores autonómicos, por ejemplo. Los partidos, todos, tendrían que aprender a ser más flexibles con el concepto de la rotura de la disciplina de voto por el bien de la política. Hay mil formas de dar un toque de atención sin expulsar.

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