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El elemento neutro

El proyecto político Sumar nace con una serie de contradicciones y dudas que su impulsora, Yolanda Díaz, debe resolver cuanto antes
Yolanda Díaz en el lanzamiento de la plataforma Sumar. ZIPI ARAGON
photo_camera Yolanda Díaz en el lanzamiento de la plataforma Sumar. ZIPI ARAGON

La vicepresidenta ferrolana Yolanda Díaz lanzó finalmente su nuevo proyecto político, bautizado provisionalmente como Sumar, con el que aspira a reagrupar todo el voto que hay a la izquierda del PSOE. Es un proyecto tan ambicioso como impredecible, que nace repleto de interrogantes y con algunas contradiciones internas que la gallega tiene que resolver.

→ ¿Cuánto tiene de nuevo?


Lo más importante es saber cuánto de nuevo hay en un proyecto que, de un primer vistazo, huele a viejo. Los rostros que representan Sumar, el lenguaje y los mensajes, la organización horizontal, el protagonismo ciudadano frente a las siglas, la financiación por micromezenazgo... Todo evoca a Podemos y sus confluencias. En lugares como Galicia, que vivieron la experiencia de Age primero y En Marea después, la decepción política de ese modus operandi está demasiado fresca en la mente del votante. Recuperar la confianza perdida será un reto mayúsculo para Díaz. Por mucho que se empeñe en afirmar que "Sumar no va de partidos", no hay que olvidar que En Marea nació con la misma filosofía y que, en su primera gran asamblea tras su éxito electoral, las cúpulas de las distintas fuerzas dinamitaron el proyecto con sus exigencias de cuotas y cupos. La EU de la propia Díaz entre ellos.

→ ¿Cuánto espacio hay?


Sumar parte de la base de que a la izquierda del PSOE hay espacio electoral suficiente para hacer cosas importantes. Históricamente fue así. Hubo momentos donde fue un espacio más residual con el PC y otros donde se expandió más con IU, pero el espacio existe. Además, con Feijóo disputándole a Pedro Sánchez el centro, el PSOE tendrá que concentrar sus esfuerzos en frenar la fuga de votos a su derecha y descuidar su izquierda. Sin embargo, Díaz no puede olvidar que hay nacionalismos muy fuertes que copan ese espacio en algunas autonomías, así como nuevas fuerzas emergentes de perfil localista. Y hay que ver si los proyectos de Errejón y Podemos se integran finalmente en Sumar.

→ ¿Funciona el hiperliderazgo?


La principal contradición a la que se enfrenta Sumar es su propia esencia. Un proyecto político que pretende dar protagonismo a la ciudadanía, pero que en realidad está construido y asentado en un hiperliderazgo. Yolanda Díaz es una de las políticas mejor valoradas del país y goza de un momento de prestigio social y político que quiere aprovechar, pero no hay que olvidar que detrás no hay una estructura que la sostenga. Sí, tiene la del Partido Comunista (PC) y algo de la maltrecha marca de Podemos, pero no está asentada por todo el país. Si Díaz sufre un revés en su acción de Gobierno, se tambaleará todo Sumar. En política, cuando vienen mal dadas es fundamental contar con una estructura territorial sólida. El BNG la tenía tras Amio y Cs no. Y sobra decir dónde está cada uno.

→ ¿Acertó con los tiempos?


Desde que se anunció Sumar hasta su puesta en marcha pasaron muchos meses. El proyecto llega justito para las municipales de mayo de 2023, que en teoría serán su carta de presentación. No queda mucho para trabajar sobre el terreno y garantizar el éxito.

→ ¿Invertirá la tendencia?


Un éxito que vendrá determinado por una única cuestión: ¿podrá Sumar invertir la tendencia electoral actual? Parece imposible. La inflación es brutal y la crisis que se avecina amenaza con llevarse por delante a cualquier gobierno. A diferencia de 2015, ahora es difícil repetir la fórmula del éxito de Podemos de culparlos a todos y presentarse como savaldor, porque la propia Yolanda Díaz forma parte de ese Gobierno. Así que es improbable que salga indemne del tsunami económico que se avecina. Es lo que en matemáticas llaman el elemento neutro de la suma: sumar cero.

El espacio político que no prospera

El homenaje que la sociedad civil brindó esta semana a Pablo González Mariñas rescató el viejo debate sobre la necesidad de un nacionalismo moderado o de centro en la comunidad. Es la filosofía política que representa el político coruñés, cofundador de Coalición Galega, exconselleiro y exdiputado que acabó en el BNG pese a no sentirse plenamente cómodo ahí dentro. Desde aquella experiencia de Coalición Galega hubo varios intentos de resucitar ese espacio político nacionalista o galeguista que no cuajaron. El último con representación institucional fue Compromiso por Galicia, que agoniza sin visos de recuperación. Desde entonces, nació el Partido Galego, en diciembre de 2020, pero por ahora sin trascendencia. Parece difícil que mientras el PPdeG consiga mayorías aplastantes y porcentajes de apoyo superiores al 40% quede espacio para un proyecto político que, hoy en día, es más un anhelo que una realidad.

El PP, pendiente tan solo de Lugo

La petición casi unánime de que Manuel Cabezas sea líder y candidato del PP de Ourense, y el paso al frente de Miguel Lorenzo en A Coruña, despeja dos de las dudas que había en el PPdeG de cara a las municipales de 2023. Con ambas ciudades resueltas, y con Marta Fernández Tapias (Vigo), Borja Verea (Santiago), Rafa Domínguez (Pontevedra) y Rey Varela (Ferrol) consolidados, ya solo falta Lugo para completar el puzzle de las candidaturas urbanas de los populares. Elena Candia dijo que el nombre se desvelería pronto y cada día que pasa cobra más fuerza la teoría de que sea ella la que encabece la lista en la ciudad, lo que convertiría la disputa por la alcaldía en un duelo entre mariñanas con Lara Méndez. No obstante, en política jamás hay que dar nada por hecho. El PP lucense está convencido de que los éxitos vendrán del trabajo de campo que llevan meses realizando y no de quién salga en la foto del cartel

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