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El verdadero balance será en 800 días

A LBERTO NÚÑEZ Feijóo es un político de costumbres y en esa actitud se puede enmarcar el acto celebrado este viernes en el salón grande de San Caetano. Igual que a nivel orgánico el número dos del partido, Miguel Tellado, orienta sus esfuerzos a mantener el PPdeG 'enchufado' en este periodo de tregua sin elecciones, Feijóo tampoco quiere ningún atisbo de relajación en su Gobierno. A la familia popular le funcionó a la perfección este tipo de evento, igual que la renovación de actitudes, ideas y personas acometida tras el batacazo electoral de las municipales de mayo de 2015. Y Feijóo no es de los que cambia algo que funciona.

En realidad, el despliegue causó cierta sorpresa, ya que una convocatoria de tales dimensiones, con la plana mayor de la Xunta al completo, parecía excesiva para un simple balance de 100 días de gobierno que, por otra parte, suele ser algo más propio de la oposición, algo así como una excusa para criticar al Ejecutivo garantizándose cierto eco. Excepto para el socialista Pachi Vázquez, cuya frase de 2009 amenazando a Feijóo con no concederle "nin cen días, nin cen horas nin cen minutos" ya tiene página propia en la historia de la política autonómica. Pero anécdotas aparte, lo cierto es que una vez más fue el PP gallego quien se anticipó con su acto y le marcó la agenda del día a En Marea, PSdeG y Bloque.

En un discurso idéntico por momentos al de la última toma de posesión de sus conselleiros, Feijóo les dijo este viernes a los suyos que el gallego es un pueblo inteligente que evalúa continuamente a sus gobernantes, de ahí que les exigiese máximo compromiso, dedicación y trabajo para los 1.300 días que restan hasta el filnal de la legislatura. Aunque la realidad es que la evaluación que más preocupa ahora mismo a Feijóo y al PPdeG no es a 1.300 días vista sino a unos 800, los que separan el acto de mayo de 2019, teórica fecha de las elecciones municipales, cuyos resultados marcarán los 500 días que le queden al mandato. Los populares tienen entre ceja y ceja recuperar las ciudades y diputaciones perdidas en 2015. Lograr ese reto, todo o en parte, situaría al PPdeG en una posición idónea para las autonómicas del 2020, con toda la maquinaria institucional al servicio electoral y quien sabe si con Feijóo en los carteles.

La política de los tuits
Otra frase de este viernes de Feijóo, que tampoco es nueva, fue la referida a la política de los tuits, como crítica a las mareas. Sin embargo, pocas horas después él mismo se convertía en protagonista de uno lanzado a la red por uno de sus conselleiros, Alfonso Rueda. La cosa no pasaría de anécdota de no ser porque contenía tres elementos altamente explosivos: Rueda, Twitter y el Celta de Vigo. Y es que después del desafortunado retuit del vicepresidente tras la eliminación del Celta de la Copa, hábilmente usado como arma política por el alcalde olívico Abel Caballero —que hasta llevó el asunto al pleno—, el presidente del PP en Pontevedra está tratando de limpiar la etiqueta de anticeltista y antivigués que le colgó el regidor socialista.

En su día ya borró el polémico retuit en el que el periodista Josep Pedrerol celebraba la derrota del Celta; poco después publicaba otro calificando como "una pena" la derrota de un equipo "que lo merece todo"; y este viernes subió una foto de Feijóo con una camiseta infantil del equipo celeste —que le regalaron durante una comida para su hijo— firmada por la plantilla, con el texto: "Presidenteeee!!!. Hala @rccelta_oficial !!!".

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