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Jácome cambia el relato

En Ourense, donde todo es posible en política, da la sensación de que el PPdeG y los críticos de DO midieron mal la jugada
Proc/JFIF/EFE-Calidad:Excelente
photo_camera Jácome y Baltar. EP

Ourense, una vez más, remueve los cimientos de la política gallega. Porque el enredo de Gonzalo Pérez Jácome no es un simple problema de gobernabilidad de la tercera ciudad de Galicia sino que conecta directamente con la Diputación de Ourense y, por extensión, puede acabar salpicando al PPdeG a nivel autonómico, ya que cada vez que el barón ourensano José Manuel Baltar se mete en algún lío, guste o no, acaba teniendo repercusión en Santiago. Sobre todo si la polémica se prolonga en el tiempo, como parece que va a ocurrir en este caso.

→ La secuencia de los hechos

Y en esta polémica, aunque el protagonista es Jácome, resulta inevitable hablar de Baltar, porque a día de hoy hay tantos focos apuntando hacia él como hacia el propio alcalde. La ruptura del pacto del PP con Democracia Ourensana en el Concello no cogió a casi nadie por sorpresa. Hubo quien lo aventuró el mismo día que ambas formaciones sellaron el acuerdo, como si intencionadamente dejaran una casilla en blanco para ponerle la fecha al divorcio.

De arranque, se trata del enfado de un grupo de concejales de DO con su líder, Pérez Jácome, por no dar cuenta del dinero del partido. Este grupo de díscolos abandona sus responsabilidades municipales y, casi al unísono, los ediles del PP hacen lo mismo y rompen el pacto. Jácome se queda con un único afín, Armando Ojea. En política local, con dos ediles de 27 no haces nada, porque no puedes ni convocar la junta local de gobierno para tomar decisiones.

Pero entones se produjo el primer giro inesperado: uno de los díscolos de DO, Mario González, da un paso más y dimite. Su vacante la ocupará Telmo Ucha, afín al alcalde, con lo que dentro de unos días Jácome ya tendrá un equipo de tres (con él): ya podrá tomar decisiones en la alcaldía.

El PP y los díscolos de DO midieron mal. Primero, porque algunos de los ediles parecían desconocer que en caso de moción de censura los votos de los miembros del partido del alcalde no cuentan, por lo que la suma de 7 del PP, 5 cabreados de DO y 2 de Cs, que sumaría los 14 necesarios para echar a Jácome, no se puede producir.

Después, midieron mal porque es fácil acorralar a un alcalde atado de pies y manos sin junta de gobierno, pero no tanto a uno que pueda gobernar. Jácome lo hará tirando de él, sus dos concejales, su city manager Francisco Cacharro y algunos directores. La oposición tratará de tumbarle todo, pero lo cierto es que puede llegar a acuerdos puntuales con la izquierda, porque la dimisión de Mario González, otra variante que no midieron DO y PP, alteró la aritmética: 3 en el grupo de Jácome, 2 en el BNG y los 9 del PSOE suman la mayoría de 14. Si Jácome tiene cintura, puede resistir. Esa es al menos su idea. Pero en caso de caer, no lo hará con una dimisión que le regale la alcaldía al PP o a sus excompañeros, sino quizás dándosela al socialista Rodríguez Villarino. Aunque de él decía no hace mucho que un chimpancé tenía "una mirada más astuta". Pero esto es política. Y esto es Ourense.

→ Jácome VS Baltar

Toda esta historia terminaría mañana mismo si, de 27 concejales de la corporación, algunos de los 24 contrarios a Jácome se pusieran de acuerdo para echarlo y elegir a otro. Pero no lo hacen, lo que en cierto modo confirma el nivel de la actual política local. Y eso la ciudadanía lo percibe.

Igual que empieza a percibir que Jácome puede ser la víctima y Baltar es el culpable que mueve los hilos por detrás y compra concejales y alcaldes. Al menos ese es el nuevo relato que propone Jácome. Actores como Caride, Pumar y otros ediles pasan a un segundo plano. Son él y Baltar. Y si el todavía alcalde impone su relato, el lío de Ourense todavía se le puede complicar más al PPdeG.

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