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No es quién, es qué

PODEMOS Galicia está inmerso en su cuarto gran proceso de primarias para elegir secretario general, tras los de febrero de 2015, marzo de 2016 y octubre de 2018. De todos ellos, el actual es sin duda el más descafeinado, ya que hace tiempo que la formación morada arrastra los pies por el tablero político gallego en busca de un lugar que nunca encuentra y perdiendo en ese deambular capital político, afiliados, votantes e imagen.

En febrero de 2015 el naronés Breogán Riobóo se convirtió en el primer líder de la entonces emergente fuerza fundada por Pablo Iglesias. Procedente de Anova, logró 1.700 apoyos en el proceso interno y comandó el partido, aunque brevemente. En marzo de 2016 lo relevó la científica del CSIC Carmen Santos, que obtuvo 1.214 apoyos. La cosa tampoco funcionó muy bien y, en octubre de 2018, Antón ‘Tone’ Gómez Reino tomó las riendas tras imponerse a Carolina Bescansa, en unas primarias que en realidad fueron la última palada que enterró la carrera políltica de la cofundadora de Podemos.

Eran tiempos felices, en los que la formación presumía de estructura territorial, círculos y 25.000 inscritos, que aunque no eran afiliados con cuota al uso como en los partidos tradicionales, si daban cierta sensación de músculo. Pero las elecciones municipales de 2019 y las autonómicas de 2020 pusieron las cosas en su sitio. Ni había estructura, ni círculos, ni liderazgo ni inscritos. Desalojados de los principales concellos y del Parlamento de Galicia, Podemos desapareció del tablero gallego, con su líder de ‘erasmus’ en Madrid.

Y así llega el partido a estas primarias, sin apenas poder institucional ni referentes y convertido en un solar. Con sospechas de candidaturas fraudulentas antes de empezar y con un censo de unos 7.000 inscritos que algunos sospechan que está inflado hasta la saciedad, son muy pocos los que le ven algo de recorrido a la marca, que ni siquiera contará esta vez con el tirón de Beiras y de algunas mareas municipales que hace tiempo que tomaron otro camino; la mayoría el mismo: volver al BNG.

Así que el verdadero problema al que se enfrenta Podemos Galicia no es quién será su líder o candidato. Da igual que sea el oficialista y favorito Borja San Ramón; su rival de carne y hueso, el ferrolano Gonzalo Busqué; o su rival espectral, esa teórica tercera vía bautizada como Renovar Podemos de la que, hasta el momento, nadie sabe nada.

El verdadero problema de Podemos Galicia es qué quiere ser. ¿Una sucursal de Yolanda Díaz? ¿Un conglomerado multimarca con mareas de todo tipo? ¿Una coalición con Anova y Esquerda Unida al estilo En Marea? ¿Un partido residual...?

Estaría bien que estas primarias sirvieran para responder a esta cuestión. Porque aunque el rupturismo y la nueva política están en horas bajas, también lo está el PSdeG, que está dejando más espacio que nunca a su izquierda. El BNG lo sabe. Podemos Galicia parece que todavía no.

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