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"Queres kiwis?"

Solo una cosa puede empeorar una inflación desbocada y una crisis energética sin precedentes: la aparición de elecciones en el horizonte
El BNG cumple 40 años con el reto de ampliar su base para alcanzar la Xunta y preocupado por el PSdG. EP
photo_camera El BNG cumple 40 años con el reto de ampliar su base para alcanzar la Xunta y preocupado por el PSdG. EP

OTOÑO CALIENTE es el término que más se escuchó estos días de septiembre para calificar el arranque del curso político. Los ánimos si que están caldeados en estos primeros compases del nuevo ciclo, que indudablemente viene marcado por las elecciones municipales y, después, las generales.

Y aunque las elecciones son la esencia de la democracia, en este caso tampoco son para aplaudir. Porque si hay algo que puede empeorar el actual escenario, con una inflación desbocada y una crisis energética sin precedentes, es ver las urnas en el horizonte. Y la culpa la tiene la tendencia de nuestros políticos a empezar a pensar más en clave electoral —quiero decir más que de costumbre— que en clave real. Y el debate de esta semana en el Senado fue un ejemplo evidente de ello.

→ El aperitivo del Senado


La sesión con Pedro Sánchez y Núñez Feijóo fue, más que ninguna otra cosa, el reflejo de dos candidatos en modo campaña, y no un cara a cara entre el presidente y el líder de la oposición de un país que afronta enormes problemas. Es la sensación que dejó en muchos ciudadanos, que apenas pudieron sacar más conclusiones que dos: se avecina una crisis para la que nadie tiene soluciones; y si se encuentran pero estas dependen de un pacto entre PSOE y PP, jamás se aplicarán.

Siendo honestos, al debate ni siquiera le quedó el consuelo de que dignificó una Cámara necesitada de ello como el Senado, porque aunque es cierto que hubo mucha expectación previa y que parecía el gran aperitivo de este curso político que arranca, todo se diluyó pronto, con la toma de posesión previa al cara a cara del popular Javier Arenas —lleva 40 años ya en política desde que estuvo en el Ayuntamiento de Sevilla— o la socialista Susana Díaz, que no hicieron más que confirmar lo que todo el mundo cree: que la Cámara alta es algo así como un cementerio de elefantes.

→ La política y la realidad


Pues así, con la tensión por las nubes y los políticos en modo electoral, afronta España un panorama económico negro. Hay que asumir, por la experiencia de otros periodos preelectorales, que nada de lo que no se consiguió hasta ahora se vaya a llevar a cabo. Y ahí entran los asuntos verdaderamente trascendentes para el país, como la reforma del sistema de financiación, el problema educativo y sanitario, la precariedad laboral, la vivienda, el uso útil de los fondos europeos, la reforma local... Llegan los tiempos de otras medidas, las electorales, esas que aunque no sirvan para mucho, al menos no molestan a nadie.

Hay que reconocer que tanto el Gobierno central como la Xunta adoptaron en los últimos tiempos, desde la crisis del covid, iniciativas de calado. El escudo social desplegado por el Ejecutivo es notable, desde los Erte al salario mínimo, las pensiones, la gratuidad del transporte, los derechos laborales... Y también Galicia se sumó con las guarderías gratis y otras ayudas a la población.

Y en medio, todo sea dicho, también colaron unos y otros alguna medida cosmética con buen márketing y pero nula repercusión e, incluso, algunas ya directamente demagógicas.

La elaboración de los presupuestos del año que viene, que empieza ahora tanto en el Estado como en Galicia, dará las primeras pistas de que 2023 es año electoral.

De todas formas, harían bien los gobernantes en recordar que España ya vivió algo como esto con Zapatero, al que sus políticas sociales pioneras y valientes no le salvaron de la quema electoral porque la crisis que sangraba los bolsillos era brutal.

Me acordaba estos días del gran Carlos Blanco y el monólogo en el que sus compatriotas de A Illa repartían con amabilidad kiwis a los visitantes. "Queres kiwis?", decían. Pues lo tendrá que cambiar, porque con el kilo a casi 7 euros en el súper esta semana no están para regalar. Eso es la realidad. La política es lo otro. Lo del Senado.

Scholz, el segundo canciller seguido que visita Galicia

El canciller alemán Olaf Scholz estará en Galicia los próximos días 5 y 6 con motivo de la cumbre hispanoalemana, que tendrá como sede la ciudad de A Coruña. Se trata del segundo líder consecutivo del país germano que visita la comunidad, después de que su predecesora Angela Merkel lo hiciese en el mes de agosto de 2014. Eso sí, falta por saber si el viaje oficial de Scholz incluirá su paso por la capital gallega, como hizo Merkel, y si se animará con un tramo del Camino de Santiago, como hizo la canciller junto a Mariano Rajoy. No parece muy probable, teniendo en cuenta lo poco amigo que parece Scholz de salirse del guion y el protocolo. Independientemente de eso, para la ciudad de A Coruña la cumbre es un reclamo importante, aunque durante la visita de Merkel en 2014, desgraciadamente, también hubo que lamentar incidentes y protestas.

Feijóo, más palos que felicitaciones por su 61 años

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, cumplió ayer 61 años, un aniversario por el que recibió numerosas felicitaciones en las redes sociales, algunas de ellas desde Galicia de quienes fueron —y todavía son— sus compañeros. Sin embargo, si se pone en una balanza, el de Os Peares se llevó ayer más palos que alabanzas, porque la campaña iniciada esta semana en el Senado por alguno de sus rivales con el objetivo de dinamitar su fama de buen gestor y de político riguroso, dialogante y moderado no descansa. Hay quien asegura que parte de su éxito electoral dependerá de la capacidad de resistencia que tenga de aquí a las elecciones con este tipo de ataques de la izquierda. De momento parece llevarlo bien y ayer, sin ir más lejos, no tuvo agenda pública en su cumpleaños. Pero está claro que la carrera a la Moncloa no ha hecho más que comenzar.

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