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El 'otro' vicepresidente

A Francisco Conde cuesta mucho imaginarlo agitando el Parlamento o de mitin electoral, pero no tanto como presidente
Francisco Conde y Feijóo. AGN
photo_camera Francisco Conde y Feijóo. AGN

AUNQUE EL RELEVO "previsible" que vaticinó Alberto Núñez Feijóo en Galicia tras su marcha sigue apuntando hacia su vicepresidente primero, Alfonso Rueda, no se puede obviar que cualquiera de los 42 diputados del PPdeG con asiento en el Pazo do Hórreo tiene posibilidades legales de convertirse en presidente de la Xunta en cuanto renuncie el actual. Y aunque de puertas para afuera en el PPdeG hayan acordado aparcar el asunto sucesorio hasta después de Semana Santa, internamente es de suponer que hay movimientos. Y muchos. Esta misma semana estuvo el propio Núñez Feijóo en el cuartel general del partido en San Lázaro, algo que tampoco es tan habitual. 

Desde el principio, el grupo de 42 potenciales sucesores siempre estuvo reducido a cinco nombres: el propio Rueda, como favorito y acompañante del presidente desde 2009; el vicepresidente segundo y responsable económico, Francisco Conde; el portavoz parlamentario Pedro Puy; el secretario de la Cámara y líder provincial del PP de A Coruña, Diego Calvo; e incluso, aunque con menor contundencia, su homóloga lucense Elena Candia, la única mujer.

El partido está empeñado en cerrar un relevo rápido, discreto e indoloro. Pero los deseos no siempre se corresponden con la realidad y a día de hoy parece que en el PPdeG tienen más claro cómo quieren que sea la sucesión que quién debe ser el elegido o la elegida. Eso se produce, precisamente, porque no todos creen que la vía de Pontevedra garantice esa transición plácida. Y por eso miran hacia el otro vicepresidente.

Pros y contras de Conde


De Francisco Conde (Monforte, 1968) se empezó a hablar un poco más en todo este follón sucesorio del PPdeG cuando se dio por hecho que, a nivel orgánico, será Miguel Tellado quien asuma de forma interina la dirección del partido. Una especie de solución temporal que cumple perfectamente el objetivo de que a nadie se le atragante la marcha de Feijóo. Al fin y al cabo, ya era el ferrolano quien dirigía la sala de máquinas del PP gallego. Entonces... ¿por qué no repetir la jugada en la Xunta?

Aunque siempre se dice que Alfonso Rueda es quien ha acompañado a Feijóo desde antes de la reconquista de la Xunta en 2009, lo cierto es que Conde, en cierto modo, también estaba allí. Le unía su amistad con el presidente, pero además desde 2009 fue su asesor en materia económica. Después, en 2012, ya lo nombró conselleiro de Economía e Industria; en 2015 le dio competencias en Emprego; y en 2020 lo ascendió a vicepresidente, un gesto que ya entonces se interpretó en clave sucesoria.

La forma de entender la política y de ejercerla de Feijóo y Conde es idéntica, lo que garantizaría una continuidad absoluta de la legislatura en la Xunta. Se acaba de comprobar en el viaje oficial a Colombia. A diferencia de Rueda, que por su papel de fontanero del PPdeG desde 2006 a 2016 se ganó filias y fobias dentro del partido, Conde no tiene mochila ni enemigos. Es decir, su nombramiento no levantaría ampollas.

También juega a su favor ser un político sin territorios ni cuotas. Es de Monforte, sí, pero no es un barón lucense al uso. Y, sobre todo, le avala ser muy currante.

Pero a nadie se le escapa que el vicepresidente segundo no es político. No al menos como Rueda. Conde es asesor, técnico, un hombre de despacho al que cuesta imaginar agitando el Parlamento o de mitin en mitin por las corredoiras gallegas. Sin embargo, si alguien como Tellado se ocupa de los entresijos del PPdeG, a Conde no cuesta imaginarlo de presidente en San Caetano.Aunque tenga que citarse dos veces al mes con la oposición en el Parlamento.

El PPdeG no es partido de bicefalias


El PPdeG nunca creyó en las bicefalias. Forjó sus éxitos electorales en Galicia en grandes liderazgos, absolutos y sólidos, primero con Manuel Fraga y después con Núñez Feijóo. Ahora, como ese liderzgo no está claro, le toca construirlo. Y la duda es si lo hará desde ya, con un perfil como Rueda que vuelva a tomar las riendas del partido y asuma la presidencia de la Xunta para consolidar su figura de cara a 2024; o si opta por una transción bicéfala con Tellado en el partido y otra persona como Conde en la Xunta, ganando así tiempo para construir un nuevo liderazgo, que habría que buscarlo ya en generaciones más jóvenes.

Rueda sigue siendo el mejor colocado

Alfonso Rueda sigue siendo hoy por hoy el candidato favorito a suceder a Feijóo en la Xunta. Es casi una cuestión de justicia poética e incluso los otros barones provinciales lo verían así, lo que no significa que le brinden un apoyo gratuito. Reúne como ningún otro conselleiro altos niveles de experiencia tanto orgánica como institucional y es la figura más conocida de la Xunta tras el presidente. Pero también tiene que hacer frente al lastre de los malos resultados electorales del PP en Pontevedra, donde no gobierna ninguna ciudad ni la Diputación. Pero, sobre todo, Rueda tiene un reto mayúsculo: convencer a la gente de que él puede ser el sucesor. No es ni de lejos una tarea fácil para quien lleva más de una docena de años bajo la sombra de un hiperliderazgo como el de Alberto Núñez Feijóo. Realmente no se sabe si el Rueda que vieron los gallegos todos estos años es el verdadero o si, en el fondo, estuvo condicionado por su papel de escudero de alguien tan presidencialista como Feijóo.

¿Y un regreso a Madrid junto a Feijóo?

Francisco Conde tiene a su familia en Madrid. Dicen que, cuando Feijóo lo llamó para ser conselleiro en 2012, le dijo: "¡Paco, toca hacer la mili en Galicia!" . Sea o no cierta la afirmación, lo cierto es que el vicepresidente segundo tuvo que renunciar a mucho para iniciar su carrera política en la Xunta. Hoy está señalado por la brutal crisis industrial que sufre Galicia, pero también es de justicia reconocerle aciertos, como la apuesta decidida por sectores de futuro como el biotecnológico o el aeronáutico, en los que el de Monforte puso especial empeño. Y tiene otros proyectos entre manos que le gustaría terminar. Sin embargo, tampoco hay que descartar el escenario de que Francisco Conde acabe acompañando al presidente Feijóo en su viaje a Madrid. Al fin y al cabo, esa carrera política en Galicia siempre estuvo ligada a la de su jefe y en la capital tiene todavía al núcleo familiar. El presidente lo escucha y se fía de él, así que seguro que tampoco le disgusta seguir teniéndolo al lado. 

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