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Disolverse sin incidentes

A cada oportunidad, los ciudadanos demuestran que están por encima de sus representantes
Pedro Sánchez, durante el debate. EFE.
photo_camera Pedro Sánchez, durante el debate. EFE.

COMO YA SABRÁN, este sábado se consumó una de las mayores felonías que se han visto en este país en años: la Guardia Civil desalojó una fiesta rave que llevaba celebrándose en una fábrica abandonada en Castellón desde Nochevieja. Cuatro días después, aún quedaban dentro más de 400 personas, bailando, bebiendo, queriéndose, consumiendo drogas y divirtiéndose sanamente.

Eran jóvenes que no se habían metido con nadie ni habían causado un problema. Simplemente, habían salido a tomar algo en Nochevieja y se les hizo tarde, a quién no le ha pasado. Estaban en un pabellón abandonado de purines, propiedad de la Diputación, y dio el aviso un vecino que pasó por allí a recoger aceitunas. Ya me contarán en qué les molestaban a él para coger aceitunas, salvo que llevaran todos cuatro días tomando vermús y le hubieran arrasado el olivar para condimentar las bebidas, que lo dudo.

El caso es que los desalojaron el sábado por la mañana, ni acabar la noche del sábado les dejaron, una vez que ya habían llegado hasta allí. Se fueron "progresivamente y sin incidentes", según explicó la Guardia Civil, demostrando una vez más que los ciudadanos en este país están muy por encima de sus instituciones.

Seguro que hasta a los guardias civiles les dolió hacerlo, porque los guardias civiles también son personas. Como los que salieron en Lugo en Nochevieja a las siete de la mañana a hacer el macrocontrol ese enorme con la Policía Local, el más grande que se vio nunca por aquí: muchas de las multas que pusieron fueron a padres que habían salido a recoger a sus hijos e hijas que volvían de los cotillones, para que no regresaran conduciendo bebidos a casa. Seguro que a los guardias les dolieron las multas más que a ellos. Bueno, más no, pero un poquito sí que lo lamentarían.

Pues anda que no hay cosas que disolver en este país antes que la fiesta de Castellón. La Junta Electoral Central, por ejemplo, que al parecer llevaba atrincherada en un despacho desde hace meses sin que ninguno nos acordáramos de ella, en la rave más larga que se recuerda desde que Chimo Bayo cerró la ruta del bacalao 

Reconozco que hasta hace nada yo pensaba que las juntas electorales servían para poco más que para ordenar a Ildefonso Saavedra que retirara algún cartel del FLI colocado a destiempo. Pero ha sido darles unos meses de rave y se han puesto a destituir presidentes de parlamentos y a revocar decisiones de tribunales europeos. Si entran a disolverlas los de Tráfico con los aparatos esos de medir el exceso de ideología consumida, les revientan los maquinillos, tienen que inmovilizar hasta los bolígrafos de firmar resoluciones.

Puestos a disolver reuniones molestas e insanas, este mismo sábado vimos algunos comportamientos en la sesión de investidura en el Parlamento que seguro que no se hubieran permitido ni en la fiesta en la fábrica de purines de Castellón. Lo peor es que parecía que algunos de los que estaban allí estaban deseando que de verdad entrara la Guardia Civil, como la última vez que pasó y estuvo a punto de disolverse el Parlamento, la democracia y hasta la propia Guardia Civil.

Ya que lo de la investidura tenemos que hacerlo, porque hay un montón de gente esperando en el olivar, ¿no será mejor "progresivamente y sin incidentes"? A ver si por esta vez nuestros representantes en las instituciones consiguen estar siquiera a la altura de cuatrocientos jóvenes drogados y encerrados durante cuatro días en una nave de purines abandonada, divirtiéndose y queriéndose sin molestar.

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