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Anécdotas de la Plaza de Toros

"¡Maleta! ¡Anda y que te mate un toro! ¡A la cárcel! ¡Muy bien! ¡La oreja! ¡Música!¡Músicaa!", esto se gritaba en una corrida, un mes de agosto de 1918, en una crónica firmada por Mari-Ano (no va con segundas). La tradición de los toros en Pontevedra viene de lejos, y ha quedado minuciosamente registrada en estupendo libro de Parrita.

Según Jovellanos, ya se celebraban corridas con regularidad en 1767 en Santiago, Pontevedra y Noia. Pero la fecha de la corrida más antigua en Pontevedra se remonta al 4 de mayo de 1559 con motivo del fin de la guerra entre Francia y la Monarquía Hispana, aunque hay datos, según José Manuel Pereira Fernández, de ya había corridas de toros en la Herrería anteriores a esa fecha.

La primera plaza de toros de Pontevedra la promueve, en 1892, Benito Calderón Ozores asociado con dos amigos de Córdoba, era de madera y se conocía como El Circo del Campo de San Roque. La primera corrida se celebró el 10 de agosto de ese año, siempre coincidiendo con las Fiestas de la Peregrina, y es cuando se decide construir una de piedra. El contratista Domingo Malvar ejecuta las obras de la nueva plaza, que termina a primeros de agosto de 1900, y se arrienda en subasta a Antonio Vázquez Jiménez por 6.150 pesetas. Durante muchos años la temporada empezaba con la festividad del Corpus y seguía con las fiestas de la Divina Virgen Peregrina.

En 1903, detienen a los ocho picadores de Bombita y Chicuelo por negarse a salir al ruedo por "la mala calidad del ganado", refiriéndose a los caballos, pero la gran cantidad de gente que ya estaba en la ciudad hizo que los picadores desistieran con la intervención del juzgado. En ese momento era Secretario de la Junta Directiva de la Sociedad Prudencio Landín Tobío, y los arrendamientos de la plaza se hacían por uno, dos o tres años.

En 1918 se produce un "gran escándalo" en la ciudad sobre una corrida para recaudar fondos para la Junta de Protección a la Infancia, organizada "por un grupo de señoritos bien honrados a carta cabal, algunos con título aristocrático", pues se sospechaba que distrajeron la recaudación del festejo en "juergas, champagne y otros excesos".

Otra estampa para recordar es la de Pin Malvar en 1945, que a caballo y de alguacilillo, abrió el paso a las cuadrillas y recogió la llave de los toriles. Esa misma temporada se estrenó en Pontevedra la famosa rejoneadora Conchita Cintrón, que cortó una oreja y dio la vuelta al ruedo. La peruana estaba considerada la mejor rejoneadora de la historia.

Uno de los visitantes más ilustres fue el rey Alfonso XIII, que asistió a una becerrada benéfica a favor de la Cruz Roja, en septiembre de 1927. La corrida más internacional fue la del 11 de agosto de 1957 con un cartel de lujo por la reaparición de Luis Miguel Dominguín, que toreó con Antoñete y Solanito. Colgaron el cartel el de no hay billetes y asistieron destacadas personalidades. En esa corrida a dos locutores de Radio Pontevedra se les quedó un toro colgando en la barrera, pero por suerte no les pasó nada.

Para terminar, unas cuantas curiosidades más: la del poeta Rafael Alberti que, vestido de salmón y azabache, "desfiló como subalterno en la cuadrilla de Ignacio Sánchez Mejía en la plaza de Pontevedra", la de una carta de Wenceslao Fernández Flórez al psiquiatra Vallejo Nájera en la que le preguntaba sobre "la influencia sobre el carácter de los gallegos al ser picados por las moscas de Pontevedra", la de Ramón María del Valle Inclán, amigo de Belmonte, que "sugirió que en las corridas se lidiaran gatos, que son animales de movimientos más elegantes y de pelaje más suave y distinguido", y en una cena en 1915, en el estudio del escultor Sebastián Miranda, comentó que "El torero que toreando se acerque más a la muerte, ese será el mayor artista, el que mejor interpretará la tragedia taurina, aunque el otro, el que toree con mayor facilidad, quede más veces mejor que él". Con estas pinceladas sobre la plaza de toros de Pontevedra me despido del respetable hasta septiembre que, si Dios quiere, vuelvo al ruedo.

Fuentes: Historia de la Plaza de Toros de Pontevedra 1892-1988 de Enrique Parra Ferradáns, Acción Obrera, El Áncora, Ciudad, El Pueblo Gallego, La afición Taurina en Galicia de José María S. Sanmartín, Pontevedra taurina de José María Picallo, Ramón del Valle-Inclán entre Galiza e Madrid 1912-1925 de Javier del Valle-Inclán Alsina y Del toro al infinito y La mejor Pontevedra taurina en El Correo Gallego.

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