Blog | Crónicas y perfiles

Celestino López de Castro, una vida dedicada a la salud

Este artículo es un pequeño homenaje a todos los médicos y personal sanitario de Pontevedra que lo están dando todo en el área sanitaria Pontevedra y O Salnés.
Celestino López de Castro, 1934. PINTOS (VIDA GALLEGA)
photo_camera Celestino López de Castro, 1934. PINTOS (VIDA GALLEGA)

Un prestigioso médico que dedicó su vida a los más desfavorecidos y recibió el reconocimiento de la ciudad por su lucha contra la gripe española y otras epidemias que causaron muchas muertes. Conocido como el médico de los pobres, luchó hasta la extenuación contra la gripe española de 1918, contra la viruela y todo tipo de epidemias en Pontevedra: "En el recuerdo de todos está la actividad incansable que desplegó en época de la gripe que segaba las vidas humanas por centenares...", y proseguía El País, "Cincuenta años de luchas contra el dolor, venciéndolo muchas veces y consolando siempre al enfermo, con cariño paternal, aliviando y mitigando las necesidades de los menesterosos...".

Celestino López de Castro, nació en Pontevedra en 1860. Hijo de José López y de Teresa Castro López. Como su hermano Sebastián, estudió medicina en la Universidad de Santiago de Compostela, donde se licenció en 1886 y terminó el doctorado en 1898. Su madre falleció el 9 de marzo de 1898 y su padre el 29 de abril de 1915.

López de Castro colaboró con rotativos en diferentes campañas para concienciar sobre las enfermedades infecciosas y los beneficios de vacunarse

Celestino pasaba consulta los lunes, jueves y días de feria en horario de tres a ocho de la tarde (1897), en la Botica Madrileña del farmacéutico Pedró Catalá y Lartundo, ubicada en la travesía de la Reina María Cristina de Marín; ese mismo año le asignaron el puesto municipal de médico forense suplente. Fue director del Hospital Provincial, aunque mantuvo ciertas discrepancias con el Ayuntamiento de Pontevedra y participó en la iniciativa de construir el primer Sanatorio Médico Quirúrgico de Galicia en 1908, según El País de la época. Viajó a Bruselas por motivos profesionales y a su vuelta lo recibieron en Pontevedra con una serenata, fuegos artificiales y su calle iluminada por potentes focos; toda una fiesta. En 1899 encargó 12 tubos de suero Yersin al Instituto Pasteur en su lucha contra la peste.

Puso en marcha varios negocios, en uno de ellos el Ayuntamiento de Marín demarcó un terreno a petición suya, en el lugar de Souto , para la explotación de una mina de aguas minero medicinales.

En 1901 publicitaba su Instituto Antirrábico ubicado en el nº7 de la calle Michelena, en las mismas fechas que Cobián Areal el suyo. Su actividad fue incesante y fundó la Casa de Socorro de Pontevedra que abrió sus puertas al público el 1 de julio de 1904 en el nº6 de la misma calle. Fundó también el Sanatorio Santa Teresa de Campolongo, propiedad de los Padres Jesuitas de Pontevedra. En 1906, solicitó al Ministerio de la Gobernación licencia para tender una línea teléfono entre su casa y el sanatorio y ofreció veinte camas para acoger a los heridos de la guerra de Melilla. El solar se puso a la venta en 1915 y el sanatorio se trasladó a un edificio nº8 de la calle Michelena de Celestino, lo que le permitía realizar operaciones de todo tipo. Ese mismo año, López de Castro ofrecía gratis a todos los pobres de la provincia la vacuna antirrábica, motivo por el cual la Comisión provincial le dio las gracias.

Comitiva fúnebre en la Plaza de la Peregrina en 1934. VIDA GALLEGA
Comitiva fúnebre en la Plaza de la Peregrina en 1934. VIDA GALLEGA
 

Preocupaba la salud pública debido al aumento de enfermedades entre los más pequeños, las enfermedades más comunes eran las fiebres eruptivas (sarampión, varicela o la escarlatina), bronquitis infecciosas, difteria y coqueluche (tosferina) en zonas costeras como Marín, Estribela, Cantoarena y en todo el margen costero; se relacionaban con a la falta de higiene urbana por la acumulación de basura en las calles.

López de Castro colaboró con rotativos en diferentes campañas para concienciar sobre las enfermedades infecciosas y los beneficios de vacunarse. Por ejemplo en el Progreso (1908) escribió sobre la forma de vida para prevenir contagios, animaba a vivir en casas preferiblemente con habitaciones individuales: "Esta debe ser de capacidad suficiente y cubicada á las necesidades de aire que cada persona necesita por 24 horas, rodeada de árboles y vegetación propios á la vida animal atendiendo á las prescripciones de la higiene más sabia y previsora" (El Progreso). Se preocupó de informar sobre la temida viruela, vírica y muy contagiosa, que había causado más víctimas que la peste hasta esa fecha, y cuya vía de transmisión se producía a través del aire y de los objetos. Aunque en la actualidad existe constancia de la aparición de la viruela en humanos en torno al año 10000 a. C., Celestino explicaba en los medios que hubo epidemias en Francia en el año 580, Inglaterra en 1241, Finlandia en 1493, Alemania en 1500, en América en 1527, Suecia 1578 o Groenlandia en 1733. Fundó en 1911 el periódico El Faro de Pontevedra que se mantuvo en la calle hasta 1914.

También fue un prolífico conferenciante con temas como El organismo humano y su funcionamiento o La tuberculosis, su tratamiento y modos de evitarla. En sus esfuerzos para transmitir a la ciudadanía normas de educación pública en salud, escribió Peste bubónica. Influencia social y lucha por combatirla (1915), y participó en coloquios en Radio Pontevedra en sus inicios, cuando todavía era EAJ40. Por todas estas campañas, y sobre todo en su lucha contra la gripe española, se le concedió a petición popular la Gran Cruz de la Beneficencia.

Falleció de manera repentina el 30 de noviembre de 1934 por complicaciones a causa de un resfriado y está enterrado en el cementerio de San Mauro de Pontevedra. Se abrió una suscripción para hacerle un homenaje y otra de la Sociedad Recreo de Artesanos para colocar una lápida en su tumba del escultor José María Acuña.

Celestino López de Castro fue un hombre bueno, trabajador y de exquisita educación "que dedicó su vida entera a combatir el dolor y a practicar el bien, dejando tras de él el recuerdo de afecto y simpatía permanentes", reseñaba El País en su necrológica, "al lado de los desvalidos realizó una obra colosal", y "resumía y compendiaba todas las cualidades del hombre, del ciudadano, del médico, del benefactor".

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