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Cornelis de Holanda, el escultor de Santa María

Un holandés que trabajó durante unos años en nuestra ciudad mientras se tallaba la impresionante fachada de la iglesia de Santa María, una de las más conocidas de la ciudad
Fachada principal de Santa María. MILAGROS BARÁ
photo_camera Fachada principal de Santa María. MILAGROS BARÁ

Las profesiones de canteiro o entallador fueron muy demandadas durante siglos, cuando se erigieron templos, monasterios, puentes, castillos y murallas a lo largo de toda Europa. En Galicia en 1635 llegaron a existir cientos de iglesias y monasterios en todo el territorio como se puede ver en el mapa Gallaecia Regnum asociado a arzobispados y obispados con edificios, molinos y puentes; un auténtico inventario en forma de mapa.

En Pontevedra, lugar en el que abundaba la piedra, el monasterio más antiguo que se conoce es el de Armenteira fundado según la tradición por el abad San Ero (D. Suero) en 1150. Una ciudad rica como la nuestra necesitó protegerse con una muralla de piedra que rodeó el casco urbano desde el s. XII hasta su derribo en el s. XIX. Sin olvidar que desde el s. XVI las grandes casas se construyeron en Pontevedra con piedra de canteiros, muchas de ellas casas-torre en pleno casco urbano desde el punto de vista defensivo. Pontevedra fue zona de canteiros, afamados fueron los de A Lama o de Santa María de Muimenta (Campo Lameiro), aunque trabajaron también en la ciudad muchos portugueses.

Para la construcción de templos necesitaban dos tipos de artesanos, los de la piedra para los exteriores y los de la madera para los retablos. Los artesanos de la madera se destacaron desde el s. XV al XVI con la llegada de extranjeros a Galicia, sobre todo flamencos y franceses. "Hasta bien avanzado el siglo XVIII, los oficios que intervenían en la ejecución de un retablo -escultores, entalladores, ensambladores, pintores, doradores- se consideraban oficios o artes mecánicas, es decir, aquellas que se realizaban con las manos".

Cornelis de Holanda, también llamado Cornielles, llegó a Galicia hacia 1521; no es fácil la datación, salvo por los trabajos documentados con los pagos por obra que se conservan. Existen otros dos Cornelis, que se cree que no eran el mismo de Pontevedra, por eso aparecen en lugares diferentes muy lejanos en fechas muy próximas, pero esto sólo lo aclararía la firma de los documentos de las obras si fuera o no coincidente.

A nuestro Cornelis se le sigue la pista en la iglesia de San Francisco de Ourense (1522) y el retablo mayor de la Catedral. En 1527 Cornelis se instaló en Santiago de Compostela en la casa de Jácome Montaos para realizar el retablo del Hospital Real y otras obras. En la Catedral de Lugo, una construcción del siglo XIV estilo gótico, recibió el encargo de crear un retablo renacentista en la capilla mayor.

En Pontevedra aparece en documentos de 1541 del notario García de Sisto, cuando quiere traer a su mujer y su casa. En nuestra ciudad se conservan tres buenos ejemplos del trabajo del holandés, uno es la fachada de la iglesia de Santa María la Mayor, motivo por el que llegó hasta aquí. Otros dos, hoy en duda su autoría, de la talla de la Virgen Blanca, destinada a una de las capillas de Santa María como patrona de los carniceros, mercaderes y escribanos, que se custodiaba en el Monasterio de Lérez (hoy en el Museo de Pontevedra), aunque investigaciones recientes atribuyen la obra de esta Virgen a Joao de Ruao. Y, por último, el grupo de Santa Ana y la Virgen del Socorro que se conservan en el Museo de Pontevedra.

Santa María fue construida por el Gremio de Mareantes en el s. XVI sobre una iglesia románica anterior de la que ya hay referencias desde el año 1169. Esta nueva iglesia, de estilo gótico, isabelino y plateresco con influencias del manuelino portugués, se realizó a partir de los planos de los arquitectos Juan de los Cuetos, en 1517, y Diego Gil, en 1519, y en la actualidad conserva algunas esculturas del templo anterior. Cornelis de Holanda y el canteiro portugués Joao Nobre (Juan Noble) realizaron el trabajo de la fachada principal, a modo de retablo, que es la obra más importante del escultor. Se termina en 1546, año en el que reciben del procurador de la obra 1.180 ducados. Dejaron una fachada principal digna de una pequeña catedral, considerada el mejor ejemplo gallego del estilo plateresco.

En la monumental fachada, a la que se accede por una gran escalinata, destaca la dormición de la Virgen y una serie de esculturas de personajes históricos, bíblicos y santos, entre los que está el famoso santo con gafas San Jerónimo, que tanta atención despierta. San Gregorio, San Ambrosio, San Agustín o los que parecen ser Carlos I, Felipe II, Cristóbal Colón o Hernán Cortes; un auténtico meme pétreo en la gran red social que representaba la Iglesia.

A partir de ese último pago documentado en ducados, Cornelis ya no aparece en ningún documento, por lo que se supone que se fue de Galicia en 1546 o 1547 y se cree que ya en 1548 estaba trabajando en Sevilla, aunque, como decía, bien pudiera no tratarse del mismo personaje. Recordar que la Basílica de Santa María fue declarada Monumento histórico-artístico (BIC, Bien de Interés Cultural) en 1931 y es una de las iglesias más bonitas de la ciudad.

Otro lugar que nos recuerda el trabajo de los canteiros es la plaza de A Pedreira, porque allí los canteros tallaban la piedra. Una plaza con mucha historia porque el muro frente al pazo de Mugartegui pertenecía a la Casa de la Misericordia, propiedad de la familia Bermúdez de Castro, y a su derecha todavía están en pie las fachadas del pazo de la histórica familia Mariño de Lobeira.

Sin olvidar las canteras de granito de Porriño que siguen en activo y la variedad Rosa es muy preciada en todo el mundo. En Pontevedra también tenemos la suerte de contar con la escuela pública de Canteiros en A Caeira (Poio), una de las pocas que existen en Europa. En sus aulas se han formado a profesionales que han trabajado en la restauración del Congreso en Estados Unidos o en Notre Dame en París.

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