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Cuando Alfonso XIII y Victoria Eugenia visitaron Pontevedra

Pocas veces el suelo pontevedrés fue pisado por reyes, los abuelos de Juan Carlos I, Alfonso XIII y Victoria Eugenia lo hicieron en 1927 con un recibimiento multitudinario por cariño, curiosidad y admiración
Los Reyes en Santa María, 1927. VIDA GALLEGA
photo_camera Los Reyes en Santa María, 1927. VIDA GALLEGA

Pocas veces recibimos a monarcas en la ciudad de Pontevedra y estos días que el rey emérito Juan Carlos I visita Sanxenxo, para participar en las regatas a las que asiste desde hace años, me viene a la memoria que ciertas pasiones se heredan; en este caso, el deporte náutico y los toros. Además es la segunda vez que la visita de un monarca causa tal expectación en Pontevedra.

Para eso tenemos que remontarnos a la visita real de Alfonso XIII y su consorte la escocesa Victoria Eugenia de Battenberg. Su esposa había nacido en el castillo de Balmoral, en Escocia y se casaron con cierta oposición tanto de la familia de ella como la del propio Alfonso.

La primera vez que llegó a Galicia Alfonso XIII como rey fue en 1912 en concreto a Ferrol, acompañado por la reina, para la botadura del acorazado "España". Con anterioridad, y siendo menor de edad, nos visitó en varias ocasiones acompañado por su madre, la reina regente. Pero la primera vez que visitó Pontevedra Alfonso XIII fue el martes 27 septiembre de 1927. Los reyes embarcaron a las ocho de la mañana, con un día lluvioso, en Vilagarcía en los acorazados "Jaime I", "Alfonso XIII" acompañados por los cruceros "Reina Victoria Eugenia" y "Méndez Núñez" rumbo a la base naval de Marín donde atracaron. Durante el trayecto a bordo del barco almorzaron con el alcalde de Vilagarcía Enrique Rodríguez Lafuente y el presidente del Real Club de Regatas, Wenceslao González Garra, "S. M. el Rey conversó sobre la comida sobre el deporte náutico, mostrando deseos de asistir a las regatas que se celebran mañana en esa". Los reyes desembarcaron en Marín y visitaron el Polígono de Tiro Naval.

En la ciudad de Pontevedra, una multitud de representantes de agrupaciones agrarias esperaban delante de la casa consistorial con "los rostros tostados por el sol y las manos encallecidas por la azada, contrastaban poderosamente ante las caras sonrosadas que sonreían y las testas que ceremoniosamente se doblaban". A las dos y media de la tarde llegaron a la calle de A Oliva, arteria central de la ciudad, "venían los reyes en un automóvil descubierto, vistiendo don Alfonso uniforme de Marina y doña Victoria un sencillo y elegante traje color salmón, sombrero de lo mismo con una presa y un hilo de perlas". El alcalde de la ciudad que los recibió fue Mariano Hinojal, que les dio la bienvenida "y ofreció a la soberana un hermoso ramo de rosas y jazmines entretejido de hijas frescas con un arillo de hilo de plata". La comitiva pasó bajo dos arcos con cenefa de flores de bienvenida en A Oliva hasta la Peregrina. Arcos florales también en la calle Echegaray por los registradores de la Propiedad de Pontevedra y en la avenida Montero Ríos por el Comité de Entidades.

Después, la comitiva se dirigió a la basílica de Santa María lugar en los que le rindió honores el regimiento de Murcia con música dirigida por el capitán Sandoval. En el interior de la iglesia se habían preparado dos sillones con dosel y almohadones para los monarcas. En el interior del templo cantó una antífona a cargo de la Sociedad Coral Polifónica de Pontevedra y un Te Deum por la "chola cantorum" del monasterio de Poio.

Al finalizar, se trasladaron al Ayuntamiento de Pontevedra y el rey se interesó por la salud del teniente de aviación Pazó herido en África. El pontevedrés Pepe Pazó Montes resultó herido en un accidente en el aeródromo africano de Herráiz cuando su avión, en un intento de aterrizaje con fuertes vientos, capotó y se incendió.

Desde el balcón del ayuntamiento los reyes presidieron el desfile de Infantería, Artillería y "los somatenes y exploradores de Marín, Redondela y Pontevedra". El almuerzo fue en la Diputación Provincial, con los representantes del organismo al frente con Daniel de la Sota Valdecilla y el ministro de Marina Honorio Cornejo Carbajal. Como no podía ser de otra manera de la Sota y Manuel Lesteiro Martínez, comentaron al rey la necesidad imperiosa de terminar Ferrocarril Central Gallego, cuestión a la que el rey prestó especial atención. La prensa se hacía eco del asunto del ferrocarril con el titular, "Tenemos la palabra del rey" ya que el propio monarca mencionó que "la falta de ese ferrocarril constituía una injusticia cometida con Galicia, la cual había de repararse".

Al finalizar el almuerzo, el rey inauguró el nuevo Instituto, actual IES Valle-Inclán, y Sobrino, el director, "leyó unas cuartillas dando gracias al rey por el interés que se toma por la enseñanza y por el honor que prestaba hoy a aquel centro con su presencia", y después visitó la Caja Foral de Crédito. Mientras, la reina visitó el Hospicio de la ciudad y la Escuela Normal donde las alumnas le regalaron un ramo de flores; ella declaró que se marchaba encantada con la amabilidad de las mujeres de Pontevedra. Después, el matrimonio real asistió en la Plaza de Toros, que se encontraba abarrotada de gente, a una becerrada benéfica a favor de la Cruz Roja . Al finalizar, se acercaron al Liceo Casino de Pontevedra para tomar un té, "Durante éste conversaron amablemente con algunos señores de la directiva y las damas que allí se habían congregado", hay que precisar que ese año la presidencia correspondía a Andrés Corbal Hernández (exalcalde de Pontevedra). A las siete de la tarde los reyes y su cortejo regresaron a Marín para pasar la noche en el acorazado "Jaime I". Y así como llegaron se fueron de gira por otras localidades.

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