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Cuando Drake arrasó Pontevedra

LAS COSTAS gallegas, con puertos comerciales muy boyantes, sufrieron una desprotección defensiva durante décadas de los ataques de los normandos, vikingos, turco-berberiscos, moriscos, ingleses, franceses, piratas y corsarios. Durante el SXVI, y debido a la pujanza de los puertos comerciales, en concreto por la pesca y el comercio de vino, «la costa gallega se convierte en objeto de corso y de guerra».

A partir de 1520 se toma en serio la protección de la costa ante los invasores marítimos, propiciada por Fernando de Andrade conde de Villalba, para lo que se crea un cuadro de mandos y espacios de protección militar. Aún así, los pescadores gallegos, todavía indefensos, proponen faenar juntos y armados.

Uno de los azotes de nuestros barcos, tanto civiles como militares, fue el corsario inglés Francis Drake que fue explorador, comerciante de esclavos, político y vicealmirante de la Marina Real Británica, hijo de Edmund Drake un granjero y predicador protestante. 

Martín de Bertendona, marino y Almirante bilbaíno que defendió la costa gallega con los cañones que quedaban de su navío La Ragazzona, estaba especialmente obsesionado con el pirata: «hasta que yo vea a Drac (en España se le llamaba Draque o Drac) abordado con mi nave, no quiero reposo ninguno»

Ante un ataque inminente del inglés en esas fechas en Galicia «se prevén unas retaguardias y reservas ubicadas en Betanzos, Santiago, Pontevedra y Tui y sus tierras, desde las cuales llegarían refuerzos de emergencia». La villa marítima mejor fortificada del momento era Baiona, obra de Gómez Pérez das Mariñas en 1584 bajo el diseño del ingeniero militar Jorge Fratín, y fue la única población que atrevió a desafiar a Francis Drake en 1585. En concreto el 7 de octubre el corsario desembarca en la playa de Santa Marta para la toma de la ciudad. Entre tanto el Conde de Gondomar y Diego Sarmiento de Acuña logran reunir 5.000 hombres armados y 200 caballos en la fortaleza de Monterreal. El inglés desiste de la toma de Baiona y se convierte en el primero y uno de sus más sonados fracasos. 

La flota de Drake, vuelve a Galicia cinco años más tarde con Antonio «El Bastardo», que intenta arrebatar la corona de Portugal a Felipe II, y en busca de un objetivo más vulnerable cae sobre A Coruña en mayo de 1589, «destruyendo su pescadería, la parte más activa de la ciudad, y golpeando durísimamente el sólido castillo que forma su isla urbana, a la vez que saqueando y quemando sus entornos», aunque el ataque no se puede decir que fuera un éxito porque abrieron una brecha en la muralla pero no consiguieron tomar la ciudad. María Pita mató al alférez inglés que portaba la bandera al grito de «Quen teña honra, que me siga», lo que desmoralizó a los invasores que se batieron en retirada.

Como Baiona estaba fortificada Drake fija como su siguiente objetivo la ciudad de Vigo. Y así, apenas un mes después del asalto de A Coruña «el 29 de junio de 1589, jueves apenas amanecido, entre las nueve y diez de la mañana, se divisa en las islas Cíes la armada de Drake; unas treinta naves que parecen moverse hacia Vigo». Se cuentan más de 140 naves a la altura de Cíes cuando muchos vigueses estaban en la costa de Portugal en la pesca del congrio. Las tropas del pirata entran en Vigo el día de San Pedro sin encontrar apenas resistencia. Se intentan reclutar a los vecinos y muchos vigueses se refugian en el Castro y desde A Gandariña logran matar a unos trescientos invasores en una guerra de guerrillas, Luis Sarmiento ahorca allí mismo a un grupo de ingleses. 

Fray Juan de Asunción, franciscano de Santa Marta (conocido como San Francisco en el Berbés), «disfrazado, recorre a escondidas las cercanías de Vigo, perdido entre los viñedos» mientras se oyen los gritos y escaramuzas por toda la ciudad. El arzobispo de Santiago, más pendiente de su plaza, no acude a la defensa de Vigo. Tampoco lo hacen «los capitanes Antonio de Puebla, capitán de Baiona, y Diego Sarmiento». En la ciudad murieron más de 500 personas y 570 casas fueron arrasadas. 

Pedro Sarmiento de Gamboa, navegante de A Moureira, no se llegó a ver las caras con el corsario inglés, pero en 1578 «las autoridades coloniales peruanas le encomiendan la misión de proteger las posesiones españolas del Pacífico, ya que habían llegado noticias de que Francis Drake había zarpado desde Plymouth con malas intenciones». El corsario y sus tropas también destruyen también el monasterio de San Miguel en la isla de Tambo. Sir Francis Drake fue para los ingleses un héroe y para los gallegos un pirata. 

Fuentes: Gestos y testimonios ante la invasión de Francis Drake de José García Oro y María José Portela Silva, Fortificación y ciudad en los reinos de Felipe II de Alicia Cámara Muñoz, baiona.org, Historia de Vigo y su comarca de José de Santiago y Gómez y Guía de Galicia: Geografía de Ramón Otero Pedrayo.

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