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El 'Cuarto Milenio' de la historia de Pontevedra

Una serie de fenómenos sorprendían a los gallegos, aunque en Pontevedra pocos han confesado ver en su vida un OVNI, pese a que ‘habelos hainos’, y la zona sur de la provincia nos tomó la delantera sin ningún género de duda
Recreación de un OVNI en la peregrina. M. BARÁ.JPG
photo_camera Recreación de un OVNI en la peregrina. M. BARÁ.JPG

Los pontevedreses se entretuvieron años mirando al cielo con 'fenómenos' aéreos como los vuelos de Piñeiro, Garnier o el Graft Zepelling . Pero otro tipo de sucesos levantaron mayores pasiones y miedos atávicos, como los cometas, meteoritos y eclipses de todo tipo. Algo que en la actualidad sigue a la cabeza del ranking de fenómenos que atraen como un imán a propios y a extraños. La zona sur era más activa que la propia capital de provincia, tal vez por el qué dirán, cuando en la actualidad en nuestra ciudad no todo el mundo se atreve a confesar haber visto un Objeto Volador No Identificado, por las consecuencias. En los años 70 el archifamoso J. J. Benítez o Jiménez del Oso pusieron de actualidad los fenómenos extraños a nivel nacional.

El 2 octubre de 1879, menos mal que la ciencia prevalecía sobre otras consideraciones que causarían el pánico general, un bólido cruzó el cielo de Pontevedra: "Ayer entre la una y media y dos de la madrugada, hora en que el cielo se hallaba relativamente despejado, cruzó el espacio un brillante meteoro en la dirección E. a O. Era de los que se conocen con la denominación general de bólidos, y al atravesar las capas atmosféricas, dejó una estela azul luminosa en su trayecto", menos mal que sobre este hecho no se especuló sobre su naturaleza.

El 30 de agosto de 1906 se anunciaba un eclipse de sol visible desde Pontevedra. Fenómenos que nos fascinan desde tiempos remotos. En nuestra ciudad y en esta ocasión, "El día había amanecido ya medio fosco. Sin embargo, eran muchos los que ya, después del chocolate, se preocupaban en ahumar cristales. La Arrendataria de cerillas, había hecho una buena cosecha, vendiendo cajas con fototipias, que ahuman excelentemente al prójimo, y no había persona alguna, a las once de la mañana, que no tuviese en las manos uno de esos espectroscopios baratos", explicaba Ervija en El Diario de Pontevedra, aunque, como decía la mañana fue perturbada por alguna que otra nube del Sur que descargó ligeros chubascos y se abrieron los paraguas, la multitud pudo ver a ratos el eclipse de sol.

Y no es ninguna tontería porque el 21 de marzo de 1909, "Los habitantes de la villa de Sada (A Coruña), próxima a Ferrol, esperaban que el día 21 ocurriese un gran cataclismo, que acabaría con la vida de nuestro planeta", ni el Calendario Maya del Fin del Mundo, ni las profecías de Nostradamus, infundirían un miedo tan cercano.

Después del eclipse de 1912, de repercusión mundial, del que Galicia fue un observatorio privilegiado, pasamos, con los años, a avistamientos de OVNIs y otros fenómenos extraños; pero eso ya sería a partir de la década de los años cincuenta de manera generalizada en todo el mundo. Lo curioso es que no constan, por el momento, manifestaciones de avistamientos en declaraciones públicas en nuestra ciudad y sí en localidades cercanas y en otras provincias de la Comunidad.

Y para muestra un botón, la revista Sky and Telescope de Estados Unidos advertía, por ejemplo que, "En enero de 1948 un piloto creyó ver uno de estos artefactos e hizo dar un brinco de 10.000 metros a un avión para identificarlo. Tres años más tarde la revista Look publicaba la explicación debida al doctor Liddell. Se trata de globos llamados Skyhood, de 30 metros de diámetro que alcanzando altura de 30 kilómetros sobre el nivel del mar se desplazan hasta a 325 kilómetros por hora y llevan delicados instrumentos meteorológicos y de física nuclear para el estudio de la alta atmósfera".

Así en Baiona el 24 de marzo de 1950 se avistó, "sobre las cinco de la mañana, un platillo volante en forma de balón grande, que dejaba una estela rosada sobre el monte de la Carabela, dirección Sur. Dicho artefacto lo percibieron Concepción Pereira y su hija, cuando marchaban hacia el río del Burgo a esa hora, para lavar la ropa".

En Vigo en abril de ese mismo año y ante noticias de avistamientos de OVNIs en Estados Unidos concluía una crónica de El Pueblo Gallego , Aquí no somos menos, curioso fenómeno para aumentar las ventas. Según la noticia, "A la seis de la mañana, varias personas lograron ver sobre nuestra ciudad uno de esos llamados platillos volantes, que, desde hoy, según noticias que vienen ya de Norteamérica, se están creando en dicho país y son lanzados con fines científicos y guerreros".

Cuatro años más tarde, en 1954, ya desde Becerreá (Lugo) un vecino muy solvente manifestaba que, "Con ocasión de encontrarse en una finca de su propiedad se vio sorprendido por el paso de un artefacto, muy brillante, que despedía ráfagas multicolores, y que seguía la trayectoria de norte a sur, a una velocidad vertiginosa". Para no ser menos ese mismo año en Santiago de Compostela el chófer de la Jefatura General del Movimiento, Rubiños, aseguraba el haber visto elevarse en la carretera Santiago-A Coruña, sobre las once de la noche un platillo volante.

Si tenemos en cuenta que en 1947 el caso Roswell revolucionó el mundo durante décadas en el que, entre otras cosas, se decía que de uno o tres platillos volantes, de entre 20 y 30 metros de diámetro, se habían estrellado y aparecieron varios cadáveres alienígenas que fueron traslados y sus cuerpos fueron analizados por forenses, ya tenemos tema para varios milenios.

Pasada toda esta fiebre mundial de avistamientos y abducciones, poca cosa más que decir salvo el caso del vuelo comercial 118 de Air Europa en 1997 que reportó el avistamiento de un objeto enorme sobre el Atlántico, a pocos kilómetros de la costa de las Rías Baixas.

No sería de extrañar que en Pontevedra estuviéramos abducidos desde la Edad Media porque hay quien piensa que ya estamos hibridados con extraterrestres... quién sabe.

Iker, ¡te necesitamos!

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