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La Inclusa de Pontevedra (I)

En Pontevedra, como en otras ciudades, existió una Inclusa que acogió a muchos niños y niñas que de otra forma terminarían su vida a muy corta edad y a los que se les dejaba en un torno para mantener el anonimato 
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photo_camera Actos de fin de curso en el Hogar ProvinciaL. SERVIZO DE PDB DEPO

Las Inclusas según la RAE son, "establecimientos benéficos en los que se recoge, cría y educa niños abandonados, huérfanos o con padres incapacitados". El Primer Concilio de Orleans, celebrado en 511 por Clodoveo I y al que asistieron 32 obispos, concluyó en uno de sus treinta y un decretos que debía destinarse a hospitales y lugares de acogida una cuarta parte de los ingresos de la Iglesia. Otros decretos de este Concilio estaban dedicados a la condena del arrianismo, temas de propiedad, crímenes, relación con las mujeres, fiestas o ayunos.

El primer hospicio del que se tiene noticia en España, auspiciado precisamente por la Iglesia católica, lo fundó el obispo cristiano Mosova en el año 589 como "Hospital del Santo Espíritu de Roma"; un lugar en el que se acogía a pobres y a enfermos.

Tomó impulso en el s. XVIII y surgieron de manera civil las Sociedades Económicas, con ciertos reglamentos de gestión; por ejemplo, los hombres separados de las mujeres adultas o los niños de las niñas, para evitar la promiscuidad.

Carlos III en 1763 había expresado su deseo de crear una Lotería Real, que quedó plasmada con un Real Decreto de 30 de septiembre, y que las ganancias fueran destinadas a beneficencia y así reponer lo que salía de arcas del Estado para esta causa. La idea fue desarrollada por el famoso marqués de Esquilache. Pero no fue hasta el reinado de Carlos IV en 1811 cuando se implantó y el 4 de marzo de 1811 se celebró el primer sorteo de la Lotería Nacional, como tal, en España.

Años después, en 1849, se publicó la Ley de Beneficencia que regulaba estas necesidades sociales. En ella se describía en su artículo 3º, "son establecimientos provinciales de beneficencia todos aquellos que tienen por objeto el alivio de la humanidad doliente en enfermedades comunes", en el 5º contemplaba a los dementes, ciegos, sordo-mudos, decrépitos, imposibilitados ó impedidos, en el 6º la dotación provincial: "En cada capital de provincia se procurará que haya por lo menos un hospital de enfermos, una casa de misericordia, otra de huérfanos y desamparados, y otra de maternidad y expósitos".

Con el paso de los años, la atención hospitalaria se especializó y se separó de la atención de menores y mayores en desamparo. Bajo el nombre de Casa de Misericordia, Casa-Cuna, Inclusa, Hospicio, o Centro de Menores a lo largo del tiempo se fueron diferenciando como las funciones de los Asilos de los Desamparados o Asilo de Ancianos y centros psiquiátricos, para las enfermedades mentales; todos ellos se consideraban personas desamparadas.

La diferencia entre Inclusa y Hospicio, es que en la Inclusa ingresaban bebés y niños hasta los seis años, y en el Hospicio ingresaban niños y niñas a partir de los siete años. La Inclusa de Pontevedra se inauguró el 1 de julio de 1872. Dependía económicamente de la Diputación y en ella se acogían niños desamparados por abandono temporal o definitivo, con o sin familia, pero la mayoría de ellos eran de padres desconocidos.

Fueron las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl las encargadas de gestionar el establecimiento que primero estuvo ubicado en el convento de Santa Clara, después en San Francisco y finalmente en los jesuitas de San Bartolomé (Hogar Provincial). En la Inclusa de Pontevedra los pequeños se entregaban normalmente a través de un torno y se garantizaba el anonimato, pero muchos eran abandonados en iglesias, plazas, casas o caminos.

Con la aparición de las Inclusas aumentó la demanda de nodrizas para amamantar a los pequeños y descendió el número de bebés fallecidos por abandono total. En enero de 1898 se indicaba en La Correspondencia Gallega bajo el título A Las Nodrizas que, "El Habilitado de la Inclusa provincial, ruega a los Sres. Párrocos en donde haya nodrizas con expósitos de la inclusa de Pontevedra", a hacer los pagos en la Misa Mayor correspondientes al mes trabajado, previa presentación por parte de las trabajadoras de la documentación pertinente.

Los ingresos de niños en el establecimiento se anotaban en un libro de registro donde se describía con todo detalle la ropa y si había nota manuscrita o no. Las causas de abandono podían ser enfermedad mental de los progenitores, pobreza extrema, ser madre soltera; hay que tener en cuenta que en Pontevedra existía un número muy elevado de familias pobres que no se podían hacer cargo de los hijos.

En abril de 1898 se consignaban en la Diputación de Pontevedra 14.000 pesetas para "los acogidos que ingresaran en el Hospicio procedentes de la Inclusa". Por poner un ejemplo, un año más tarde, ese mismo rotativo anunciaba: "La Comisión provincial acordó el ingreso en la Inclusa de dos niños gemelos", hijos de un hombre de Vilagarcía recién enviudado con nueve hijos pequeños. Ese mismo año también aceptaron el ingreso en la inclusa a un niño y una niña de dos años de Pontevedra al ser su madre «soltera, vecina de esta capital, enferma y pobre, imposibilitada para el trabajo».

La primera Gota de Leche se fundó en España en Barcelona en 1902 y llegó a Pontevedra en 1916. Era una institución destinada a combatir la desnutrición de los más pequeños, causa importante de enfermedades y mortalidad infantil. La Inclusa de Pontevedra cerró sus puertas definitivamente en el año 1925.

En la actualidad la Deputación de Pontevedra se sigue preocupando por estos niños y en las instalaciones del complejo Príncipe Felipe acoge un Centro Maternoinfantil, con niños que van de 0 a 8 años que pueden o permanecer durante el día o en régimen de acogimiento residencial.

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