Blog | Crónicas y perfiles

J. M. Andreini, un gentleman guardés en Wall Street

Un personaje inteligente y trabajador, amante de la cultura, que llegó a ser reconocido entre la élite más exclusiva de los Estados Unidos, país en el que logró hacer una gran fortuna
Retrato de Joseph por su amigo y pintor Manuel Ángel Álvarez en 1913. PÁX DA GUARDA
photo_camera Retrato de Joseph por su amigo y pintor Manuel Ángel Álvarez en 1913. PÁX DA GUARDA

Muchos pontevedreses se vieron en la necesidad o oportunidad de emigrar durante los siglos XIX y XX, y lo hicieron a América; unos al norte y otros al sur. A unos pocos les fue muy bien y otros se deslomaron y no tuvieron tanta suerte. De los que se instalaron en Estados Unidos, la semana pasada hablaba de los hermanos Juan y Manuel Martínez Bautista y hoy del guardés José Andreini. Vida Gallega destacaba que en Nueva York, "como en todo el mundo, los gallegos se distinguen por la humildad, el trabajo y la adaptación á las más complejas y difíciles ocupaciones. Y, sobre todas las cosas, destacaban por el amor á la patria chica". 

La familia de José Andreini procedía de Giglio (Toscana), era descendiente de Lorenzo Andreini, que en 1800 llegó a A Guarda y se casó con Ignacia Pérez Barros. El personRetrato_de_D._José_Manuel_Aaje del que hablamos, José Manuel Andreini Verde, nació en 1850 en A Guarda (Pontevedra). Era hijo de Balbina Verde Martínez y de José Benito Andreini García, que se casaron en 1849 en esta ciudad. José tenía tres hermanas, Oliva, Escolástica y Felicidad que ya, en esa generación, cambiaron el apellido de Andrini a Andreini.

Como muchos pontevedreses José Manuel emigró hacia 1862 a Puerto Rico. Llegó a la capital, San Juan, con una carta de recomendación, que era algo importante que hacían todos los que daban el salto del Atlántico a un país desconocido en busca de una oportunidad. José tuvo la buena suerte a trabajar para la R. Pou y Compañía (R. posiblemente de Ramón), una importante empresa radicada en la ciudad de Humacao. Pou era el apellido de una influyente familia catalana originaria de Girona establecida en la isla y dedicada al comercio. Pasado un tiempo, José fijó su objetivo en dar el salto a Estados Unidos, el país de las oportunidades, para lo que se preparó muy bien aprendiendo inglés y otras disciplinas durante esos años en la isla.

Hacia 1870 José paso a llamarse Joseph y cumplió su sueño de llegar a la ciudad de Nueva York. Uno de sus primeros trabajos fue en el Banco de Nueva York (Citibank) del magnate Moses Taylor, en su momento uno de los hombres más ricos del mundo. Andreini llamó enseguida la atención por su trabajo diligente y gran cultura. Era un hombre de porte elegante, atractivo y con don de gentes: "Se expresa con una corrección exquisita, y pese a su modestia ilimitada, deja traslucir de sus conversaciones su bagaje enorme de conocimientos, su saber profundo, su don de pensar con acierto sobre las cosas y sobre las personas", relataba Jesús Tato. En su trabajo llegó a lo más alto en la Lawrence Turnure & Co., un banco con implantación internacional.

Joseph se casó en abril de 1878 con Mary Shipman Mcharg, nacida el 14 de noviembre de 1950), hija de Rufus King McHarg y de Harriet Hunt Shipman. La familia Shipman se mudó de Connecticut a la ciudad de Pitcher, Nueva York, alrededor de 1805. El matrimonio de Josep con Mary tuvo tres hijos: Joseph Manuel, que nació el 12 de marzo de 1879 pero falleció el 12 de septiembre de 1880; Norman Giglio, que nació en 1883, y Kenneth Minius en 1888.Lawrence Turnure anuncio BO

Joseph en algún momento obtuvo la nacionalidad estadounidense, como así consta en los embarques de sus viajes. Joseph y su mujer realizaron innumerables travesías. Consta su llegada a Nueva York el 1 de agosto 1903, proviniente del puerto de Liverpool en el barco Lucania, que zarpó desde allí el 25 de julio, o en 1911 y a los sesenta años, en su viaje a la Habana. Nunca se olvido de A Guarda su ciudad natal, en la que vivía su familia como demostró en una visita en 1899 en la que regaló el reloj de la torre del Ayuntamiento, e hizo importantes donaciones a la Sociedad Pro-Monte Santa Tecla, Hospital Casa-Asilo o el Roperillo de los Pobres.

En 1902 vivía en Nueva York en la 29 de la calle West 75th, en una preciosa casa de cuatro plantas en el centro de la ciudad. Una crónica de 1914 lo mencionaba como ejemplo de un hombre de éxito: !El Sr. Andreini que habita espléndida morada y que, entre criados vestidos de frac, recibe en ella, en el momento de servirse el té, á las cuatro de la tarde!. En Vida Gallega en 1910 resaltaban: "Hoy está completamente retirado de los negocios. Su vivienda es un palacio. Y allí, en el amor de la familia y en la tranquilidad de una posición brillantísima, lograda por el propio esfuerzo, se desliza su vida en medio de los más serios trabajos de investigación científica y literaria, que hacen de su hogar un templo del Arte y la Ciencia". 

Mantuvo una gran amistad con otros pontevedreses asentados en Nueva York, como con Manuel Martínez Bautista y sobre todo con el sobrino de este, Ramiro Trapote, que también se dedicaba a los negocios bancarios con mucho éxito. En 1912 Trapote viajó A Guarda y se instaló en casa de Luis Martínez, cuñado de Joseph.

Su padre José Benito Andreini García falleció en A Guarda en marzo de 1906 y en enero de 1913, fallecía en esta misma ciudad su madre, Balbina, a los ochenta y tres años.

Joseph registró varios libros en la Librería del Congreso de Estados Unidos, que es el equivalente al Registro de Propiedad Intelectual en España como escritor y editor. Publicó libros sobre gravados (1910), sobre la cultura en Puerto Príncipe, científicos sobre insectos y moluscos, y prologó y presentó muchos otros. Su biblioteca personal era considerable y perteneció a varios clubes de bibliófilos como el Caxton Club fundado en Chicago en 1895, el Rowfant Club (Cleveland, Ohio) o el Grolier.

José María Andreini Verde falleció el 25 de junio de 1932 a los 82 años y está enterrado en el cementerio de New Haven County en Connecticut. Unos mese antes de fallecer había donado 330 libros, lujosamente encuadernados de obras clásicas españolas, a la biblioteca de la Universidad de Columbia.

Mi agradecimiento a José Antonio Urís y a Páxinas da Guarda su colaboración en este artículo.

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