Blog | Crónicas y perfiles

La monja-fraile de Santa Clara

EN EL camino de Santiago resuenan los ecos de la historia de un joven que hacía llamarse Juanico, que fue fraile y después monja en el convento de Santa Clara de Pontevedra.

La historia empieza con María de Galbes que nace en Toledo en 1572 en una familia acomodada de labradores. Era una niña que se pasaba horas pensando y mirando la iglesia de su ciudad ignorando la riqueza y comodidades que le rodeaban. Antes de empezar la catequesis ya sabía "leer latín y romance, escribir, cantar con voz angelical y tañer vihuela y la guitarra". Llamaba la atención también porque tenía "gracias físicas y aire aniñado".

Como la monja de Cuntis su infancia fue muy desgraciada porque sus hermanos la maltrataban por no vestir "al uso" de la época y su padre la quería casar a la fuerza. Cuando no podía más María amenazaba con hacerse monja a lo que su padre contestaba: "¿Qué cosa es monja, rapaza necia, tonta y de poco saber? Andad mucho, noramala: regid vuestra casa y hacienda, pues es vuestra, y sino echadla por ese río abajo". Y la amenazaba de muerte de esta guisa cuando ella hablaba de ingresar en un convento: "Yo os juro a Dios que si más me lo decís, que os tengo que ahorcar de un ramo de árbol".

Su madre muere cuando tiene diecisiete años. Al verse sola y asediada por pretendientes interesados en "su belleza y fortuna" y por un padre autoritario, se fuga de la casa paterna por "una puerta excusada" y para ello "córtase el cabello, viste de gregüescos, el sayo de un mozo de labranza y un burdo capote". Así se va por esos caminos de dios bajo el nombre de "Juanico" para ser eremita o para que los infieles acabaran con su vida, descalza y sobreviviendo a base de frutos silvestres. Al pasar por Ávila unos jóvenes ante la sospecha de que fuera una mujer la persiguen hasta que se refugia en un hostal de mendigos. Allí oye hablar del Camino de Santiago y decide seguir esa ruta. En Iria Flavia, un hombre rico la acoge y le aconseja ingresar en el convento de franciscanos descalzos de de San Antonio da Pobra do Deán "que tenían fama de santos y discretos".

Y dicho y hecho, ingresó en el convento como pinche y recadero, nunca sospecharon que era una mujer porque hacía de todo bien y "ayudaba a misa, trabajaba en el huerto y en la cocina", iba a Asturias o Benavente sin protestar y lo hacía "a pie, mal calzada y mal vestida, y si un hombre de treinta años había de tardar dos meses, tardaba ella uno, y siempre iba y venía con alegría y compostura". Tal era su eficacia, que pasados cinco años, el provincial del convento lo propone como "donado" del convento que conllevaba el uso de hábito. Los donados/as eran sirvientes de confianza que vestían el hábito de los monjes y tenían a su cargo los esclavos y sirvientes. Presionada por el ascenso relata al abad en confesión cuál era su verdadera identidad y abandona el convento con prisa y en secreto.

Tenía solo 22 años cuando llega al convento de Santa Clara en el año 1592. Las crónicas relatan que fray Esteban de Guadramiro se lo comunica a la madre abadesa, y que ella estaba "espantada y fuera de sí" cuando este "descabalgó ante esta puerta y entró jadeante en el locutorio a decir que Juanico, el donado de su convento, quería ser monja". La entrada al convento de una mujer vestida de labrador con ropas ceñidas causó gran revuelo entre las monjas. Juanico toma los hábitos como sor María de San Antonio el 12 de agosto de 1594 sin castigo alguno por su osadía. La reacción en Pontevedra no se hizo esperar y "los caballeros jugaron cañas en la plaza... y fueron, de dos en dos para Santa Clara... y con sus caballos, y libreas muy puestos hicieron muy gran rato fiestas a las muy religiosas y devotas monjas".

Quiso vivir hasta su muerte como una mendiga dentro del convento y siguió trabajando a destajo para la comunidad, de hecho participó en la construcción del muro actual que rodea el convento que es de unos 6 metros de alto.

Sor María de San Antonio fallece en 1616 en Pontevedra y está enterrada en el mismo convento, como así lo atestiguan unos documentos descubiertos en una tumba: "Cuando fue abierta se encontraron allí unas cajas conteniendo, una de ellas, unos documentos que dejaban constancia de que, entre los restos aquí existentes, se encontraban los de la Venerable Madre".

En la actualidad viven tres monjas en el convento, que se puede visitar todos los días de 10:00 a 21:00 todo el año. Animo a quien quiera contribuir, de cualquier manera, a hacerlo.

Fuentes: Hemeroteca de Faro de Vigo y El Correo Gallego; y Sor María de San Antonio, la monja-fraile, de José Filgueira Valverde.

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