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El lamentable estado del 'Monumento a los Navegantes'

Obra de Amancio Landín, historiador naval de reconocimiento internacional que siempre trabajó para dar a conocer la historia de nuestros navegantes, en Galicia y el mundo

Algunos miembros de la Lámbrica en la actualidad. MILAGROS BARÁ
photo_camera Algunos miembros de la Lámbrica en la actualidad. MILAGROS BARÁ

Si "los hombres de estas rías que hallaron gloria por los caminos del mar" levantaran la cabeza se quedarían horrorizados al ver el lamentable estado en el que se encuentra el monumento que diseñó Amancio Landín Carrasco.

Rodeado de pintadas, vallas y oculto por las ramas de los árboles es una muestra clara de qué podemos esperar de la desmemoria; de los que deciden qué se hace o qué no se hace en la Villa. Una ciudad que vive de la juerga, el sarao, los turistas, los premios y poco más. El plan de ciudad es tan eficaz que han logrado borrado de la historia su pasado ligado al mar y en el presente podría ser una población del interior de Castilla porque el mar, lo que se dice el mar, sólo se ve desde lo alto de las montañas que rodean Pontevedra.

Amancio Landín, como buen historiador y conocedor de nuestra historia naval, de los sufrimientos, proezas y logros consideró, ya en los años cincuenta, la desmemoria de la ciudad y promovió la construcción del monumento que se llevó a cabo con la colaboración del constructor Pin Malvar, el aparejador Agustín Portela, el escultor José Luis Penado, el Gremio de Mareantes y la voluntad del Gobernador Civil Rafael Fernández Martínez, que le venía de perlas para celebrar el 12 de octubre de ese año.

El monumento recuerda a los marinos: Paio Gómez Charino, Almirante de Castilla que con sus naves participó en el liberación de Sevilla en 1225; Alvar Páez de Sotomayor, Alonso Jofre Tenorio, que venció a las tropas portuguesas en Lisboa en tiempos de Alfonso IV de Portugal y mantuvo a raya al invasor del norte de África; Juan da Nova, ourensano residente en Pontevedra que descubrió las islas Ascensión y Santa Elena; Pedro Sarmiento de Gamboa, participó en el descubrimiento de las islas Salomón en el Pacífico y navegó por primera vez el Estrecho de Magallanes de Oeste a Este; Bartolomé García y Gonzalo de Nodal, descubridores de un nuevo paso por el Estrecho de Magallanes más seguro, en 1619, bautizado como de San Vicente; Juan de Matos, de Almirante del Mar Océano y Gobernador de Navíos de la Escuadra de Galicia, entre sus victorias está la toma de Fuenterrabía en 1638; Enrique MacDonell de Gondé, El pontevedrés que combatió en la Batalla de Trafalgar en 1805; Juan Antonio Gago de Mendoza, corsario de Marín al servicio de la Corona española; y el laureado Casto Méndez Núñez que participó en la batalla de Callao en 1866. Los enumero porque es difícil leer los nombres cubiertos por el musgo. Si bien es cierto que hoy sabemos que esta lista se podría ampliar con algún que otro nombre como el de Pedro Cerviño, Isabel Barreto o José Quiroga y Méndez.

El monumento a los navegantes se planteó, en su momento, como "algo baratito", que siempre es muy del gusto de las instituciones de Pontevedra. Lo importante es que los proyectos de los ciudadanos de a pie resulten gratis o baratitos, que el dinero público ya nos lo gastamos en otras cosas... a saber. El monolito mide 6,50 metros de altura por 4 de ancho y está decorado con diversos elementos muy interesantes como el ancla y una cadena (hoy desaparecida) procedentes de uno de los famosos galeones hundidos en la batalla de Rande: "la flota española de la que hablamos partió de Cuba (La Habana), escoltada por barcos franceses, el 11 de junio de 1702. Transportaban plata de Perú, cacao y oro. La flota enemiga que sitiaba Cádiz, al no lograr su objetivo y regresar con las manos vacías a Inglaterra, por el camino les llegó la noticia de que la flota de las Indias estaba en Rande. Así comenzó una cruenta batalla por tierra y mar que terminó con la derrota y expolio de parte de la flota española".

El monumento se inauguró a las seis de la tarde del 12 de octubre de 1959, se hizo coincidir con la celebración del día de la Hispanidad. Está presente el gobernador civil de la provincia Rafael Fernández y como invitados a los actos de ese día, Fernando Castiella y Maíz, ministro de Asuntos Exteriores, elembajador de Estados Unidos en España John Davis Lodge, Héctor Escobar Serrano embajador de El Salvador, Octavio A. Ballarino de Panamá, José Pizarro Gavizo de Brasil, Venancio Augusto Deslandes de Portugal, Honduras, Perú y así hasta dieciocho países representados y más de veinte personalidades con cargos relevantes. Amancio Landín estaba destinado en Cartagena cuando se inauguró y no pudo asistir.

Por dar ideas podríamos hacer lo que los antiguos egipcios con Akenatón; ya hemos borrado del mapa de la ciudad el arrabal de A Moureira tal y como era, el mar, el río y si se llevan a un almacén el monumento a los navegantes nadie se va a enterar.

Amancio Landín expresó en una entrevista que no le parecería mal figurar como artífice del monumento pensando en sus hijos y nietos, a los que adoraba, junto con el nombre del escultor José Luis Penado. Un deseo que creo que es de justicia se hiciera realidad en su memoria...

Casi sesenta años más tarde la sombra del olvido ha envuelto también la figura y obra del propio Amancio, un hombre trabajador y discreto que lo hizo todo, y bien, y sólo pidió un poco de memoria histórica para nuestros hombres de mar. El pasado miércoles 19 nos juntamos en torno a una mesa en la Vicerreitoría del Campus de Pontevedra, Jorge Soto (Vicerreitor), Manuel Otero (Almirante RR), Rafel López Torre (Periodista) y la que escribe, para recordar aspectos de la obra de Amancio Landín en una sala abarrotada de gente.

Los miembros de esta mesa, la familia y el numeroso público asistente hemos querido rendir un pequeño homenaje a Amancio Landín Carrasco que fue un gran hombre, un gran profesional y es, por desgracia, un gran desconocido.

Mesa redonda sobre la figura de Amancio Landín. A. VICENTE/M.BARÁ

 

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