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La misteriosa desaparición del 'Conde de Casa González' (II)

Familiares conocidos y personajes misteriosos intentaron llevarse al pequeño conde a Inglaterra en varias ocasiones sin conseguirlo en contra de la voluntad de su padre
Bertha Vyver, tía materna del pequeño conde. CCO
photo_camera Bertha Vyver, tía materna del pequeño conde. CCO

Fernán, el único hijo del I conde de Casa González (título concedido por Amadeo de Saboya y aprobado por las Cortes de Emilio Castelar), el español Juan González González Pérez Rey, y de la inglesa Pauline Bertha Laura Van der Vyver, se quedó en un breve plazo de tiempo huérfano de padres, solo en la ciudad de Vigo, al amparo del posadero Juan Correa.

La vida de su padre al lado de la I República le había obligado a un destierro forzoso en Londres. Cuando Alfonso XII permitió su vuelta a España José se casó con cuarenta años el 2 de septiembre de 1879 en Constantina (Sevilla) con Pauline, la hija de los condes Van der Vyver, de veinticinco años, pero con la oposición de su padre, el hispano-belga Alphonso Peter Francisco Adrian.

José y Pauline se instalaron en A Coruña donde tuvieron a su primer hijo Fernán el 13 de enero de 1883, pero una semana después falleció la madre del niño. Padre e hijo se trasladaron solos a Vigo y allí se bautizó al pequeño Fernán en La Colegiata como católico el 10 de septiembre de 1885, como así lo aclaraba su madrina María Polo de Bernabé. Vivieron en el Hotel Continental y posteriormente el posadero Juan Correa les alquiló la primera planta de su casa.

Correa, que tardó en querer hablar sobre el asunto, reconoció que a los cuatro meses de estar residiendo en su casa el conde le comunicó que tenía que viajar a Madrid, dejando en Vigo a su hijo y criadas a su cargo. Según Correa, a su vuelta alquiló una finca viguesa conocida como Arosa en Buena-Vista y allí vivieron padre e hijo durante un tiempo, sin especificar. Hasta que un buen día le confió otra vez a su hijo Fernán, para que se quedara en su casa, y así poder desplazarse de manera forzosa a Inglaterra; se especulaba que el motivo era porque se quedó sin recursos económicos. Correa declaró que durante ese periodo "me escribía frecuentemente el Conde de Casa González, recomendándome que cuidase á su hijo, que le atendiera bien hasta que él volviese, pues pensaba volver pronto". 

Solo en Vigo, Fernán, conocido como el condesito, llevaba una vida sencilla en la que "jugaba con los boteros y chicuelos del barrio", y de su educación en una escuela pública se ocupó el posadero de La Macheta, Juan Correa. El condesito fue creciendo como un niño rubio, fornido y vivaz, "un verdadero tipo escocés", que con el tiempo entendía el inglés por su relación con los marinos británicos que recalaban en el puerto de Vigo, que era su lengua materna, y hablaba perfectamente el español.

Entre tanto, las noticias que llegaban de Londres hablaban de rumores de una posible nueva boda de su padre con una de sus cuñadas, cosa que no ocurrió. El conde puso entonces a la venta en Londres, en julio de 1889, los cuadros valiosos cuadros de Zurbarán, Luca Giordano y Nicholas Poussine. Ese mismo año (la fecha no está clara) la abuela del niño, que tenía seis años, la condesa de Van der Vyver viajó a Vigo en busca de su nieto y se hospedó durante unos meses en la misma posada de Juan Correa con el pequeño. Periodistas que hablaron con ella la describían como una mujer de edad que conservaba parte de su belleza de juventud. Pero el padre de Fernán, que aún estaba en Londres y se había quedado ciego, le escribió una carta a Correa: "El Conde me escribió que no le entregase al niño á la señora (la abuela)", indicaciones que cumplió. La abuela intentó llevarse al nieto a Inglaterra, pero no entregó la documentación requerida para hacerlo de manera legal y regresó sola a su país pese a su insistencia.

Hacia 1893 se presentaron en Vigo dos misteriosos ingleses que decían ser tíos del condesito con la intención de que volviera a Londres con ellos, pero se fueron sin lograrlo. La abuela materna enfermó en Inglaterra, la cuido su hija Bertha van der Vyver, pero también falleció poco tiempo después.

Así fueron pasando los años y Juan Correa se encargó de la educación de Fernán: "Al niño procuré ir educándolo con el posible esmero. Lo envié en otra época al colegio de don Olegario Lueiro, luego al del sacerdote Maximino Rivas, asistió también a las escuelas públicas y ahora últimamente iba al colegio Balmes de la calle Real", explicaba Correa. Relataba un comportamiento propio de los niños: se había escapado alguna vez y tenía la rebeldía de un chico de su edad. Algunos veranos lo visitaba una mujer de Sevilla, que se hospedaba en el Balneario de Mondariz, y paseaba con Fernán por las calles: "En Sevilla hay algunas personas que parecían interesarse por él", comentaba Correa. El niño era muy guapo, se parecía mucho a su madre, que era una belleza.

En 1896 llegó la noticia de que su padre había fallecido en un hospital inglés solo y sumido en la pobreza, es entonces cuando el joven Fernán se quedó al único amparo de Correa. En diciembre de ese año apareció en Vigo un hombre que dijo ser tío de Fernán, pero tampoco presentó documentación alguna para probarlo "ni querían satisfacer lo que en justicia le correspondía" a Juan Correa. Fernán, que ya era un chico más formal, insistía en "ir á trabajar al escritorio de los señores Conde porque, cómo él decía: don Fernando conoce a los Ibarras, parientes de mi padre, y me han de hacer caso". Se refería a la familia de los conocidos armadores Ybarra, que se establecieron en Sevilla en los años 40.

La noticia saltaba en julio de 1897 cuando Fernán GVapor Clydeonzález, por derecho II conde de Casa González, desapareció sin dejar rastro a los 14 años. Lo hizo el mismo día que, según dicen, zarpó del puerto de Vigo el vapor de la Royal Mail Steam Packet Company de nombre Clyde, perteneciente a la Mala Real Inglesa de Estanislao Durán, que hacía la ruta hacia América del Sur, pasando por Inglaterra, otras fuentes apuntaban al vapor Nile de la misma compañía. Como relataba El Correo gallego, "lo cierto es que el condesito desapareció hace tres días de la casa de su encargado, y que se conocen datos bastantes para poder asegurar que embarcó en un trasatlántico que desde dicho puerto se dirigía a Inglaterra". 

Queda la historia en este punto y en el próximo capítulo, el último, más detalles inquietantes sobre la desaparición del pequeño conde.

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