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Mofletes, de Pontevedra a Australia

▶ A las siete de la tarde del pasado sábado tres gallegos y un manchego salían del puerto de Combarro para dar la vuelta al mundo en el Mofletes, un barco de vela de 14 metros equipado con las más moderna tecnología de comunicaciones.

Hacía ya algunos siglos que no salía de un puerto de Pontevedra una expedición para dar la vuelta al mundo. Esta vez no están al servicio de la Corona española ni van a descubrir la Terra Incógnita, simplemente se plantean a viajar por todo el mundo en una travesía que durará varios meses.

Recordando a nuestros grandes navegantes dedicados a la exploración, como Pedro Sarmiento de Gamboa o los hermanos Nodales, el barco partió de la Ría de Pontevedra, desde el pantalán de Combarro, con un buen viento de norte y desplegó la vela a la altura de la isla Tambo hasta perderse en el horizonte.
Velero MofletesLos hermanos Antonio (Tucho) y Francisco (Paco) Díaz Lorente, el manchego de Socuéllamos Miguel Molina García y el vigués Xoán Campos forman el equipo inicial de la expedición, y no descartan que se vayan sumando por el camino otros pontevedresas para realizar alguna etapa. Llevan planeando este viaje desde hace un año y al que Miguel Molina se sumó sobre la marcha, cuando viajó hasta Pontevedra este verano para ver el estreno del documental La Mimitos de Manolo Yáñez y, entre copa y copa, se unió al proyecto.

Navegan en el Mofletes, un barco de velero, Centurión 47, de de 14,30 metros de eslora, 4,77 de manga, con un palo de 17 metros y, aunque el barco parte con matrícula belga, viajan con las banderas de Europa, España y Galicia.

Paco, el Piraguas de Santa Cristina de Cobres, es el cocinillas del barco y también lleva toda la logística del barco como el motor, la desalinizadora, el butano o la mecánica; Xoán, buzo y experto navegante de regatas, se encarga de las comunicaciones; Molina de la cámara; y Tucho es el capitán de la expedición. En las épocas en las que no se pueda navegar por el Pacífico Sur, por ejemplo de agosto a noviembre, Tucho volverá temporalmente a Pontevedra, mientras los demás esperan en el barco.

Por ahora la hoja de ruta les llevará, según el routing de viento, a las islas de Madeira, Canarias y a la República de Cabo Verde desde donde darán el salto a América. Xurxo, el primo de Xoán, les irá enviando cada 12 horas vía satélite (Iridium) partes de la AEMET para contrastar las condiciones de viento en cada tramo de la ruta e ir programando las etapas.

Desde la paradisíaca isla de Cabo Verde, en la que Molina comenta que "hay muy buen jamón ", darán el salto a América con los alisios; etapa que durará 20 días en solitario hasta Martinica en el mar Caribe. Los alisios son los vientos que circulan entre los trópicos y que empujaron hace siglos las expediciones a América, las autopistas del Atlántico, desde el mes de noviembre hasta febrero. Alisio proviene de alis y que se utilizó por primera vez en el s. XIII: son unos vientos "mesurados que soplan con regularidad". Tucho recuerda un viejo dicho marinero para coger los alisios en la costa de africana: "hay que ir dirección sur hasta que la mantequilla se derrita".

Y hablando de mantequilla, Paco ya tiene pensado el menú de los próximos días: pollo empanado, tortilla de patatas, costilla asada (que esperemos no sea de un miembro de la tripulación), migas de bacalao con arroz, zorza con patatas, además piensan coger nécoras con el ganapán, pescar por el camino y llevan un botelo; puestos en esa tesitura, esperemos que no vuelvan con sobrepeso.

La expedición cruzará al Pacífico por el Canal de Panamá. Otra etapa de 20 días será entre las islas Galápagos y la Isla de Pascua. Molina tiene la intención de pasar por la Isla Contadora, en donde unos asturianos tiene un hotel; isla que debe su nombre a que los piratas recalaban allí para contar las piezas del botín. El único de los tripulantes que ha cruzado con anterioridad el océano Atlántico es Tucho, aunque Molina, cámara de la serie Malespina del pontevedrés Ángel Peláez, ya hizo algunas incursiones largas por el Pacífico desde Panamá a las islas Galápagos.

Lo que más ilusión le hace a Tucho es fondear en unas islas que todavía son españolas olvidadas en el Tratado de París, firmado por el pontevedrés de adopción Eugenio Montero Ríos, al terminar la Guerra contra los Estados Unidos en 1898. Estas pequeñas islas de la Micronesia española están al norte de Guinea Nueva Papúa y son las de Güedes, Oroa y Los Pescadores. España podría reclamarlas, pero desde 1949 en que envió un comunicado al respecto a Naciones Unidas no ha vuelto a interesarse por el tema.
El equipo que forma la expedición
Cruzarán la Polinesia Francesa en medio del Pacífico recalando en las islas Marquesas, descubiertas en 1595 por Álvaro de Mendaña en su segundo viaje junto a su mujer, la pontevedresa de A Moureira, Isabel Barreto, y a las que bautizaron como Islas Marquesas de Mendoza.

Molina nos habla de otra parada que van a hacer en el Reino de Tonga; una preciosa isla que está gobernada por una monarquía hereditaria cuyo actual representante es Tupou VI. Nos comenta que el primer avión que tuvieron se lo regalaron los anteriores reyes de España. Reivindica los navegantes españoles "como Blas de Lezo o Juan Fernández que encontró las corrientes de Humboldt cuando subía desde Chile hasta El Callao cuando se apartó del recorrido treinta millas y tardó en hacer el trayecto cuatro semanas cuando hasta ese momento la navegación duraba seis meses".

Tucho, haciendo un poco de historia, también recuerda que el cálculo de la longitud en la navegación fue un dato vital y fue un secreto de estado en cada país; de hecho, en 1714 en el parlamento británico se aprobó un Decreto por el cual se recompensaría con 20.000 libras a quien lograse determinar con precisión la longitud.

La expedición pasará cerca de actuales Islas Marianas, conocidas históricamente como Isla de los Ladrones, que fue donde el navegante vigués Gonzalo de Vigo desertó de la expedición de Magallanes y en la que se quedó cuatro años.

La tripulación está encantada con pasar unos meses sin ver la televisión ni escuchar la radio. Molina piensa crear el Frente de Liberación de La Mancha, con todo lo que está pasando en nuestro país y, por si acaso, se pide la embajada de Tonga. Para las entradas a puerto, Tucho se lleva una gaita gallega con la que piensa amenizar al respetable allá donde estén con las primeras notas de la única canción que se sabe.

La última etapa es la de Nueva Zelanda a Sidney, en donde tiene previsto poner a la venta el barco y regresar definitivamente a Pontevedra. Al puerto deportivo de Combarro se acercaron un grupo de amigos y familiares para ver partir el barco. Sólo nos queda desearles buen viento y buena travesía.

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