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Pastor Díaz, ‘De Villahermosa a la China’

Un viveirense con una calle en Pontevedra que debe su fama a sus excepcionales cualidades humanas, políticas y además, como muchos profesionales de su época, fue un prolífico escritor
Pastor Díaz
photo_camera Restrato de Nicomedes. J CUEVAS/LA ILUSTRACIÓN GALLEGA Y ASTURIANA

Pese a no ser natural de Pontevedra, una calle de nuestra ciudad, ubicada entre avenida de Raiña Victoria Eugenia y la calle Riestra (que debe su nombre al padre del marqués, Riestra Vallaure), lleva su nombre. Pastor Díaz pasó a la historia como un hombre bueno y honrado en el complicado mundo de la política. Un hombre al que Ramón de Campoamor describió de esta manera: "Como orador es notable; como escritor, especial; y como hombre, casi raro. He oído á algunos que hablan mejor: leo á pocos que escriban tan bien; y conozco á poquísimos tan dignos de ser queridos".

Nicomedes-Pastor Díaz Corbelle nació el 15 de septiembre de 1811 en Viveiro (Lugo) fue un abogado, periodista, poeta, orador y político. Hijo de Antonio Díaz y de María Corbelle, padres de una familia numerosa de diez hijos. Fue un hombre austero, sencillo, honrado y profundamente religioso, cuya memoria sigue viva en Lugo.

Sus primeros estudios los realizó en colegio de la Natividad de Nuestra Señora de Viveiro. Allí conoció a Lina, que sería su gran amor; pero la desgracia se cernió sobre la pareja y su musa falleció prematuramente. Una pena que trasladó en algunos de sus poemas ya que nunca olvidaría este amor. Estudió Filosofía en los seminarios de Oviedo y en el de Mondoñedo en 1823. Al finalizar, comenzó sus estudios de Derecho en Santiago de Compostela y posteriormente se trasladó a la Universidad de Alcalá de Henares en 1927 para licenciarse como abogado en 1833. Fue un excelente alumno, estudioso y tenaz.

En Madrid desarrolló su carrera literaria y periodística como colaborador en La Abeja, El Artista, fundó El Siglo y El Conservador y dirigió El Correo Nacional, El heraldo y El Sol. En 1847 ingresó en la Real Academia Española y fue rector de la Universidad de Madrid un año después. Entre sus amistades en Madrid destacan Espronceda, Villalta, Ros de Olano, Donoso Cortés, Ríos Rosas, Pacheco, González Bravo o Roca de Togores.

De su producción literaria destacar su novela De Villahermosa a la China, coloquios de la vida íntima (1850 al 54), como ejemplo de su celebrada prosa: "Dentro de muy pocos años, los bailes de máscaras en Madrid, ó habrán degenerado en repugnantes bacanales, ó habránse convertido en saraos graves y fríos. Reinará en ellos el desenfreno de aquella clase desventurada que goza solo un día, ó presidirá sus insípidos placeres, bien la ceremonia de las cortes severas , bien el mojigatismo hipócrita de las cortes corrompidas". En el poema La mariposa negra una muestra de su capacidad poética: "Borraba ya del pensamiento mío/De la tristeza el importuno ceño:/Dulce era mi vivir, dulce mi sueño,/Dulce mi despertar./Ya en mi pecho era lóbrego vacío/El que mi ,tiempo rugió volean ardiente;/Ya no pasaban negras por mi frente/Nubes que hacen llorar". O en Una voz publicado en los Juegos Florales de A Coruña en 1861: "De mi existencia obscura, solitaria,/no quedará ni voz, ni sombra leve./ No habrá en mi losa funeral plegaria,/nadie que en un ¡ay! sobre mis restos lleve".

Inició su carrera política afiliado al partido Unión Liberal y en 1843 fue elegido diputado a Cortes por A Coruña y, posteriormente, dos veces por Cáceres. Su excelente discurso como diputado en el Parlamento La devolución de los bienes del Clero le reportó parabienes y fama entre la clase política. Fue Consejero de Estado (1856), Senador del Reino (1858), Subsecretario de la Gobernación, Ministro de Comercio, Instrucción y Obras Públicas (cargo al que renunció al cabo de unos meses), Ministro de Estado (1856), de Justicia y de Gracia y embajador. El propio Campoamor se preguntaba si "este hombre tan dulce, tan recto, tan pulcro, tan ilustrado, tan práctico y tan poeta,-¡hará un buen hombre de gobierno? ...", debido a su conciencia escrupulosa.

Padeció durante toda su vida problemas de salud que afectaron a su trabajo en diferentes momentos

Padeció durante toda su vida problemas de salud que afectaron a su trabajo en diferentes momentos. Nunca se casó y sus musas fueron Lina, su amor de juventud, y otra mujer cuya identidad permaneció en secreto. Escribió poemas en gallego como Alborada: "Non, non, durme, descansa,/ninguen turbe o reposo do teu peito:/plácida quietud mansa/sin cesar vele o teu hermoso leito:/durme, que no tés penas,/e acaso en mín soñando te enaxenas". Y con temas de mar en un recuerdo a Galicia como La sirena del norte: "Eran sólo infelices pescadores/los que su canto oían;/del puerto los tranquilos moradores/del primer sueño en la quietud yacían/ Y en tanto yo, sobre una cruz sentado,/absorto y vigilante/su voz de oráculo inspirado/que así cantó sencilla el navegante".

Un día Pastor se sintió indispuesto y la reina envió a su primer médico de cámara sin que pudiera hacer nada para salvarlo, apenas tres meses después de aceptar un nuevo ministerio. Nicomedes Pastor Díaz falleció en Madrid el 22 de marzo de 1863 a la una y media de la madrugada. Falleció debido a una dolencia cardíaca, sumido en la pobreza, a los cincuenta y años de edad. Fue enterrado en el cementerio de la Sacramental de San Lorenzo y San José en Carabanchel (Madrid). La necrológica en Galicia resaltaba "aquel hombre que desde la prensa, desde la tribuna, desde el poder y desde la oposición ha influido tanto en los destinos de España, ha muerto pobre, como siempre vivió...". Su repentino fallecimiento conmocionó a todo el país durante meses.

Viveiro
Viveiro, ciudad natal de Nicomedes

En septiembre de 1923 fueron exhumados sus restos para trasladarlos en un tren desde la estación del Norte a Galicia. Para ello se abrió una suscripción pública para contribuir al gasto del traslado a la que se sumó el ayuntamiento de Lugo.

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