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Del trueque a la cripto

La historia de las divisas digitales empezó a escribirse en 2008 con etapas de auge y de caída, mucho recelo y dudas sobre su futuro
La reina de las criptomonedas es el bitcoin, la primera que se creó hace ya más de una década. AEP
photo_camera La reina de las criptomonedas es el bitcoin, la primera que se creó hace ya más de una década. AEP

DESDE QUE en el neolítico, hace unos 10.000 millones de años, el ser humano empezó a usar el trueque, los medios de pago han evolucionado mucho. Del ganado o el oro como bienes de intercambio hasta las monedas, billetes y el dinero electrónico. De la mano de las nuevas tecnologías, hace ya algo más de una década nació el concepto de criptomoneda, todavía muy desconocido para la mayoría de los mortales. Fue cuando en 2008 alguien que se hizo llamar Satoshi Nakamoto —y cuya identidad se desconoce— se propuso crear una divisa digital e inventó el bitcoin. Hoy es la reina en el mercado de las criptos. Acapara junto con ethereum el 58%.

Empezó su andadura con un valor de 0,00076 dólares y durante estos doce años ha llegado a cotizar a más de 66.000 dólares en su mejor momento. Lejos de ese máximo, hoy se mueve en los 16.500. Esa evolución demuestra dos cosas. Una es la expansión que han tenido estos activos a nivel mundial. Hoy se calcula que existen cerca de 21.000 tipos distintos de criptomonedas en circulación, aunque el valor de muchas de ellas no alcanza ni el céntimo de dólar.

La otra es que se trata de un mercado extremadamente volátil, mucho más que la bolsa en sus etapas de mayor convulsión. Su capitalización llegó a superar los 3 billones de dólares hace un año y hoy mueve menos de 1 billón. Ha habido una huida de inversores.

Para muchos las cripto son el futuro del dinero y para otros un activo especulativo, un riesgo como inversión con un porvenir incierto. Esta última corriente de opinión se ha visto reforzada en los últimos días con la quiebra de FTX, la tercera plataforma de compraventa de activos digitales más importante del mercado. La desconfianza en esta casa de cambio desató una avalancha de solicitudes de retirada de dinero por parte de los inversores y eso la llevó a la bancarrota. Más de un millón de acreedores tendrían su dinero atrapado por el repentino colapso de FTX, que debe más de 3.000 millones de dólares solo a los 50 principales inversores.

Ahora, la plataforma Genesis amenaza con ser la siguiente pieza en caer dentro de esta industria si no logra una pronta solución ante sus problemas de liquidez.

Para quien siga preguntándose de qué va esto de las criptodivisas, son básicamente monedas digitales que cualquiera puede crear y que emplean un cifrado que permite identificar a su dueño y realizar compras, ventas y otras transacciones financieras. Están al alcance de cualquiera a través de diversas plataformas de compraventa. Basta con pagar con nuestra tarjeta de crédito la cantidad que queramos adquirir o hacer una transferencia. Siempre que el pagador y el cobrador las admitan, se pueden utilizar el cualquier parte del mundo.

Hay mucha gente que mira con desconfianza a un activo en el que no invertiría. Quizás porque las criptodivisas ni las podemos tocar ni llevar en el bolsillo. A diferencia de las monedas tradicionales, solo existen en internet y se almacenan en una cartera digital.

La falta de protección al cliente juega en su contra, pues no cuentan con el respaldo de un banco central —como ocurre con el euro, por ejemplo— o gobierno ni están cubiertas por mecanismos que blinden al menos una parte de las inversiones ante quiebras o fraudes. Por eso, las autoridades financieras advierten que son un instrumento complejo, arriesgado para quien no tiene los conocimientos suficientes.

Por eso, el mejor criterio siempre es no invertir en algo que desconoces y, sobre todo, un dinero que no te puedes permitir perder. En España, un estudio de la Comisión Nacional del Mercado de Valores revela que cerca del 7% de los ciudadanos invirtieron alguna vez en criptos, muchos de ellos jóvenes entre 18 y 30 años.

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