Blog | Ciudad de Dios

I’m Pedro Sánchez

TODOS HEMOS SIDO PEDRO SÁNCHEZ alguna vez, supongo. Me refiero a que todos hemos sido ese joven con aspiraciones que se acerca al cacique del pueblo en el día de la boda de su hija, camino del baño, para pedirle que mate por dinero pero sin mostrar ningún respeto, ni tan siquiera el de llamarle Padrino. O incluso el estudiante mediocre que asalta al jefe de estudios en un pasillo, orillando esa delgada línea roja que va entre el intento lastimero de que recuerde tu nombre —y, ya de paso, te mire a los ojos— o que te calce una buena hostia. También en las discotecas hemos sido Pedro Sánchez alguna vez. Y en los partidos de fútbol, metiendo codos para salir en la foto compadreando con el mejor jugador del equipo como si fuésemos el Tom Baker del nuevo Óliver Atom.

Ilustración para el blog de Rafa Cabeleira. MARUXASe nos había anunciado un encuentro al más alto nivel entre nuestro Pedro y Joe Biden que, miren por donde, también fue Pedro Sánchez en muchos momentos de su vida. Hace poco vi un documental sobre su figura y me llamó la atención lo buen mozo que era el actual presidente de los Estados Unidos en su juventud, con esa sangre irlandesa que tan buen aspecto le concede a uno de cada tres descendientes de San Patricio paridos en la tierra de Buffalo Bill. Pero vayamos al grano: encuentro de alto nivel, altas expectativas y un paseo forzado bajo la atenta mirada de varios armarios empotrados con el carnet y las gafas del Servicio Secreto. "Hello, mr. president. I’m Pedro Sánchez", quiero suponer que le dijo con toda la educación del mundo, el tono modulado y la sonrisa dibujada en los ojos para no resultar del todo molesto: da gusto tener, al fin, un presidente guapo y que sepa saludar en inglés. Más difícil resulta imaginar la respuesta de Biden, si es que la hubo, pero al tono jocoso de esta columna le vendría muy bien un cortante "lo siento, no quiero nada con Vodafone", en castellano pero con acento de Delaware, que los latinos también votan.

El encuentro no ha tenido el efecto deseado por los gurús de Presidencia pero tampoco se le puede negar la trascendencia. Casi de inmediato, como en sus días más gloriosos, las redes se llenaron de memes como no se habían llenado desde que Italia ganó Eurovisión y el solista de la banda, un tal Damiano David, simuló esnifar algo de droga mientras lo enfocaban las cámaras. "Hemos quedado en volver a hablar", dijo Sánchez en la rueda de prensa posterior, la típica frase que tu amigo separado suelta al día siguiente de que su ex se cambie de acera —literalmente— para no cruzar ni una mirada con él. "Abrázame hasta que renueve Messi", podría haber dicho Sánchez si le gustase el fútbol la mitad de lo que disfruta con el baloncesto, las ligas de debate y Mask singer. Pero no. Dijo eso "hemos quedado" y solo un español muy hijo de puta, de aquellos que se batían en duelo con Francisco de Quevedo y el Capitán Alatriste en la novelas de Reverte —o incluso el propio Reverte, por qué no— podría mantener petrificado su corazón y no compadecerse de un presidente elegido democráticamente pero vapuleado afectivamente en los pasillos de la Otan.

El regreso a casa no fue mucho mejor. A Pedro lo esperaban sus archienemigos del Partido Popular con las cámaras y los micros bien afilados: a día de hoy, son los Sharks de la política nacional. "¡Qué mal todo!", venían a decir en cuanto se les pedía una opinión. "Queremos que Pedro Sánchez comparezca en el Congreso para explicarnos por qué va por ahí dando vergüenza", exigió una de sus portavoces. Es un planteamiento impecable para jugar desde la oposición, de esos que no dan pie a que el interpelado se conforme con firmar el empate: vida o muerte, exposición o rasurado… Espectacular. La expresión "dar vergüenza" se usó mucho en la política moderna y con razón: es de los pocos espacios comunes en los que todos nos sentimos más o menos cómodos porque a todos nos dan vergüenza, unos y otros, en algún momento de la partida.

Por la noche, con todo el pescado vendido en cuanto a memes, llegó la nota de prensa de la Casa Blanca: Pedro Sánchez, nuestro Pedro Sánchez, había departido anteriormente y en privado con Biden, que aún tuvo tiempo de hablar con el presidente de Portugal y preguntar por el Ave VigoOporto, me imagino. "Y dígame, señor Rebelo: ¿Quién es ese joven tan bien parecido que lleva toda la cumbre guiñándome el ojo?", preguntó el americano al portugués. "He is Pedro Sánchez, mr. president: a spanish basketball player". No es por tanto de extrañar que, después de todo lo dicho y especulado, Biden y Sánchez terminasen hablando sobre quién será el próximo campeón de la NBA y la inminente retirada de Pau Gasol que, como todos sabemos, se ha convertido en una auténtica cuestión de Estado.