Lunes
Ahora que está de moda proponer ideas para el futuro del viejo Hospital Provincial, ahí va la mía: reducirlo a cenizas, organizar una verbena catártica sobre ellas y plantar limoneros, por poner un ejemplo de cultivo sostenible que proporcionaría aroma y color al centro de la ciudad. No le tengo mucho cariño, la verdad. Ahí pasé los peores días de mi infancia, ingresado por una neumonía que casi me borra del mapa sin apenas merecerlo -no es como estampar un coche en la curva de Areas, no tiene mérito alguno-. El cotarro, recuerdo, lo manejaban unas monjas con bastante mala baba, costumbres heredadas de una época anterior que poco tenían que ver con los derechos de los pacientes y, sobre todo, de sus familias: imaginen días enteros en un pasillo esperando noticias y sin poder ver a tu hijo -con lo riquiño que yo era- poco más de unos minutos al día. Así que lo dicho: si de mi dependiera, que arda en paz.
Martes
Desde que Daniel Alves entrara en prisión, acusado de violar a una mujer en una discoteca de Barcelona, cada día tenemos noticias sobre su estadía en la cárcel: sabemos qué come, cómo se llama su compañero de celda, si juega al fútbol en el patio, si se saca fotos con los funcionarios, si está triste o sonriente… Como no estudié periodismo, tampoco me atrevo a pontificar sobre si estas informaciones tiene algún tipo de valor o interés, pero como ciudadano me produce bastante desasosiego ver a un presunto violador convertido en rey del clickbait y producto preferente de consumo.
Miércoles
Pocos gobiernos más coherentes que el conformado por PSOE y Unidas Podemos habremos conocido en este país: a la cumbre con Marruecos no acuden los unos porque no quieren, en modo objetores de conciencia, y los otros no insisten demasiado porque tampoco los quieren llevar, no la vayan a liar. Cada día que pasa, Sánchez me recuerda más a esas parejas con niños hiperactivos que se pasan el día jurando en arameo y amenazando sombras con el dedo: cuando crees que los ves, te tiran abajo la pared. Dicen las encuestas que hasta un millón de votantes socialistas optarían por votar al PP, pues no quieren repetir un Gobierno de coalición con Podemos: prefieren uno del PP con Vox, entiendo. O quemarlo todo, directamente, y que sea lo que Dios quiera, como yo con el Hospital Provincial.
Jueves
El partido de ultra derecha, por cierto, también es noticia estos días porque insiste en presentar una moción de censura, pero con chicha, con fuegos artificiales y disfraces para el fotomatón. Abascal, que de esto sabe bastante, pues para eso se crió a los pechos de Esperanza Aguirre, se ha puesto en contacto con una leyenda del comunismo como Ramón Tamames para que ejerza como maestro de ceremonias: bien jugado, Santiago y cierra España. De lo de Alves, ya que hablamos de Vox y sus locuras, no han dicho ni una palabra. ¿Se imaginan que en lugar de un famoso futbolista fuese, tan solo, un brasileño que vive y trabaja en España? Pues imaginen, imaginen.
Viernes
Esta noche comienza el Festival de Benidorm, la antesala española de Eurovisión. El año pasado se acabó discutiendo el resultado en el Congreso de los Diputados con agrios cruces de acusaciones entre Gabriel Rufián (que iba con Rigoberta Bandini), Néstor Rego (la cuarta tanxugueira) y un grupo indeterminado de sus señorías que estaban conformes con el despliegue de Chanel y su spanglish juguetón. Fueron sesiones históricas, con los corresponsales de la prensa internacional mirándose los unos a los otros y preguntándose si aquello estaba pasando de verdad, si no era parte del Festival y sus argucias publicitarias. Digo yo que aún está a tiempo a Abascal de repensarse lo de Tamames y optar por Blanca Paloma, por ejemplo, para mayor gloria de esta nuestra gran nación y de las redes sociales: haz tu magia, Santi.
