Lunes
La última vez que fui al cine, el Joker montaba la mundial en una Gotham que se parece a la vieja Pontevedra pero a lo grande: reina el caos, la oscuridad de las calles confunde los sentidos y los coches aparcan donde les da la gana. Uno termina empatizando con el payaso homicida, como también empatiza con los hermanos de As Bestas a poco que se conozca el sabor amargo de la falta de esperanza, el olor del estiércol y la lluvia filtrándose por el tejado. No les destriparé la película. Ni insistiré en que vayan ustedes a verla, pues seguramente ya se lo habrán recomendado varios miles de personas. Yo soy, por cierto, de los que comen palomitas en el cine, hace ruido al abrir las chocolatinas y sorbe por la pajita hasta no queda una gota de refresco que meterse en el cuerpo: un cinéfilo de manual, vamos. Y usted, el que se molesta por estas cosas tan insignificantes, es y será siempre la auténtica besta.
Martes
Es curioso lo que ocurre con los trenes que conectan Madrid con Galicia: son caros, son incómodos y la mitad de las veces van medio vacíos, a pesar de que la web de Renfe trata de convencernos constantemente de lo contrario. Se supone que a estas alturas de la película ya tendrían que estar operando los trenes Avril, más rápidos y económicos para nuestro bolsillo que los actuales, pero el último compromiso del Gobierno no se ha cumplido y ahora nos dicen que el alivio llegará este verano, quién sabe si para otoño. Hasta entonces nos seguirán sangrando como a conejos en un festival de zanahorias gourmet con una diferencia muy significativa: mientras ellos se ponen las botas, nosotros tendremos que conformarnos con una oferta de bocadillos -a precio de oro- que harían vomitar a un perro y ponen de los nervios a mi gestor financiero.
Miércoles
Todavía me tiemblan las piernas tras escuchar la nueva canción de Shakira y el argentino Bizarrap: un tipo con aspecto de narcotraficante que convierte en oro todo lo que toca. No se guarda nada la colombiana, que tira con bala contra el padre de sus hijos, la nueva novia de este y hasta su propia suegra, que atrapa por extensión. "Cambiaste un Ferrari por un Twingo", dice Shakira en clara alusión a Clara, valga la redundancia. Y sin querer meterme en camisas de once varas ni decir alguna barbaridad, me siento en la obligación de constatar lo evidente: que no existe un deportivo italiano con un asiento trasero abatible como el del Twingo, ideal para consumar la parte más física del amor. Imaginen que fuese Piqué el que dijese tal cosa. A estas horas ya estaría medio Twitter echándole en cara esa cosa de los hombres, los coches grandes y la sobrecompensación.
Jueves
Como no podía ser de otra manera, una legión de capillitas se han lanzado a criticar a Shakira porque, aseguran, no ha pensado en sus hijos: okey. Ahora resultará que @murcianito74 o @clinteastwoodcabreaado se preocupan más por los hijos de la artista colombiana que ella misma, una actitud bastante habitual en las redes sociales y en este mundo loco que nos hemos dado entre todos. Y todavía habrá gente que se pregunte por qué pasaron de moda los tamagochis.
Viernes
Ya tenemos final para la Supercopa de Arabia, que es la de España pero alquilada a los saudíes a cambio de una ingente cantidad de pasta. Piqué, al que todo el mundo imagina cabreado o como mínimo atribulado por el beef que le ha tirado su exmujer, se llevará cuatro millones de euros por la disputa de esta edición sin apenas mover un dedo, un caramelito para cualquiera, pero sobre todo para él, que está metido en una etapa de grandes gastos: igualito que tú, amigo lector. Igualito que yo.
